El oro de los sueños

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Sin despertar me creí rico
me sentía poderoso
fui pleno
luego desperté y vi que no era nada
personificaba a nadie
y un tal yo sólo fue de mi subconsciente.

Ojalá me hubiesen dejado dormir, aquél sueño tan indómito aunque finito, ignoraba la vida y la muerte, ignoraba la desidia o el rechazo, ignoraba mis errores y el fracaso. Ignoraba tanto, en los valles de inocencia, el cielo sin nubes ni grisáceos colores perturbado mi ser, desperté, o eso dicen, aquí puede sea otro sueño. Abrí los ojos y se fue, si, se marchó la inocencia y las nubes llegaron, te fuistes y me fui yo, me arrastraron en realidad. Veré si duermo luego, siendo eternamente de los sueños, sueños que se fueron, al igual que y yo. Cabaré un hoyo en el universo y enterraré mis sueños, quizá nazca un árbol que a todos les brinde sombra o tal vez fruto, fruto de mis sueños y cubiertos por el mismo. Algún día creceré y admiraré el suelo lejano, algún día criaré a otros soñadores, espero no despertarlos, o quien sabe lo haga, sólo se seguiré viajando buscando la inocencia tornasol.

Mil Y Veintiún Poemas Sin Leer ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora