Cuando nada me queda

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Siente magia.
Magia negra y blanca.
Siente.
Pesadillas.
Vagando sin mirada, sin piernas, sin sueños, sin él, sin nada.

Lucha contra la penumbra para buscarla, dejó caer los mitos y sentimientos, olvidó las migas de pan que el niño inocente esparció por los recuerdos, desabrochó su armadura, negra como la noche, coraza de orgullo y sarcasmo, el poeta, creador de métricas estéticas y perfectas, él, una luz de fuego, tibia, acogedora, una luz de amor, ésa luz que poseía en la mirada. Siente magia.

Los senderos se dispersaron, bañado en aguamiel se deleitaba el creador de prosas, constructor de confianza, el viento rugía, firme se mantenía, la magia que él anhelaba de lejos lo miraba, asechaba cuál Jaguar, el poeta tenía la esperanza intacta aunque el alma dañada estaba, sombras lo arroparon y borraron la luz, desenmarañar la tibieza de su piel era inaudito, maldita magia negra y blanca.

Ganas caladas del soldado golpeado. La mirada triste del escéptico huele a dolor, puede escuchar cómo se quiebra lo bueno que se hallaba dentro, versos insisten en salir, ya no se pudieron reprimir. Oveja blanca de rebaño negro, deambulando entre un delirio destellando. Lobo afligido sin luna, sin vida, sin bondad ni remordimiento, sin ella. Esto siente.

Te quiero, eres mi vida, jamás me iré, nunca te dejaré, aquí estaré. Mentiras puntiagudas que rodean un globo, globo frágil, remando en el mar sin ondas del cielo gris, nadando en las olas secas de tus palabras, admirando el paisaje de tu mirada que se superpone contra la mía. Dulce perfume de nostalgia, amargo sabor de sueños negros, escribió lo que serían deseos oscuros, no más sino pesadillas.

Se fue el miedo y la felicidad y el placer y la vida y se fue él. Se marcharon sin decir nada, nadie nunca se enteró cuando se largaron, ni él lo supo, cambió, diferente se tornó su mirada, su palpar, su voz, diferente se halló, disparó contra las nubes gritos de desesperación, desolado siguió remando y vio que se hallaba en un vacío, él estaba vagando sin mirada, sin piernas, sin sueños, sin él, sin nada.

Mil Y Veintiún Poemas Sin Leer ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora