No era capaz de mirarle a los ojos, no tenía ningún derecho sobre mí al comportarse así. Miraba por la ventanilla del auto, observando como la gente caminaba. Cuando se esta aburrida es capaz de psicopatear a la gente que camina despreocupada por las calles. Todo por hacer algo.
- Cuando me ibas a decir que habías llegado-. Dije sin despegar la vista desde la vereda.
No dijo nada.
- Si estamos así, para el auto-. Exigí mirándolo al fin.
Silencio.
- Billie Joe, ¡para el auto ahora!-. Grité ya cansada. No tenía por que aguantar sus idioteces. Me miró con el entrecejo fruncido.
- No-. Dijo acercándose a mí, quedando a pocos centímetros de mi cara.
- ¡No despegues los ojos del camino!-. Dije espantada. Se enderezó y siguió manejando. El paisaje de la ciudad poco a poco se fue difuminando, en cambio la imagen de la carretera cambió todo el paisaje. Lo miré por el rabillo de mi ojo y lo vi sonreír. Idiota.
El auto se detuvo un par de minutos después. Cuando lo hizo, me bajé rápidamente del auto. Por un lado de la carretera estaba semi desierto, y por el otro recuerdo que habían cientos de árboles. Quise preguntar donde es que íbamos, pero mi orgullo lo impidió. No iba a hablar con a no ser lo necesario.
- ¿Vamos?-. Dijo ya de mejor humor. Me estiró la mano, pero se la ignoré colocándome a su lado.
Avanzó primero, introduciéndose entre los matorrales. Yo le seguí detrás. De vez en cuando me tropezaba o la falda se me enganchaba en alguna rama. Iba a quedar horrible. Caminamos unos tramos más, hasta llegar a un sitio vacío. En un rincón un tanto oculta estaba una cabaña, el gran terreno la ocultaba. Me quedé parada viendo el paisaje, "Esto ya lo había visto", pensé, pero como si nunca estuve ahí en mi vida. Sentí la mano de Billie alrededor de mi cintura, di un respingo por que me había asustado.
- Lindo, ¿no?-. Dijo mirando hacia la cabaña.
- Es hermoso-. Dije maravillada por el paisaje. Por segundos se me había olvidado el enojo, incluso me acordé pero lo dejé pasar.
- Ven, entremos-. Me tomó la mano y me hizo caminar hacia la casa.
Si había quedado impresionaba por solo mirar su exterior, más aún quedé al ver su interior. Recuerdo que todo estaba conectado. La cocina, el living y el comedor, todo junto. Avanzamos en silencio hasta el sofá. Recuerdo haber visto la hora, cinco cuarenta y tres de la tarde. Casi media hora de viaje... ni me había dado cuenta cuanto había sido.
- ¿Por qué me trajiste?-. Pregunté en susurro, creí que no me había escuchado.
- Es un lugar agradable para conversar, ya sabes-. Se sonrió, con la mirada gacha.- ¿qué hacía Begthom en tu casa?-. Preguntó, como si fuera tema fácil.
- Primero, no estaba en mi casa. Me fue a dejar que es muy distinto y segundo, no tiene nada de malo que lo haga-.
- Lo se, perdón si te moleste-. Dijo con un tono que no me agradó.
- No importa-. Dije tratando de evadir lo que seguía.- ¿Cuándo me ibas a decir que habías llegado?-.
- Fui a buscarte a la escuela. Te vi y te iba a llamar, pero cuando vi que ibas con Matt mejor retrocedí-. Reí por lo bajo. Cosa que no le agradó mucho, me miró con el entrecejo fruncido.
- No me respondiste-. Colocó los ojos en blanco.
- El sábado. Llegué el sábado-. Dijo con la voz cansina. Se hecho hacia atrás, quedando con la mirada pegada en el techo.
- ¿Y que tal las cosas en Oakland?-.
- No tan buenas... pero mejor que como las pensaba-. Seguía con la mirada perdida.- Le dí más tiempo a Addie-. Soltó con u susurro.
Quedé helada.
- A-así, que bueno-. Dije tratando de sonar lo más normal posible. Pero creo que no salió ya que Billie levantó la vista y me quedo mirando con una ceja levantada.
- ¿Qué pasa?-.
- Nada... ¿Qué me podría pasar?-.
- No se, dímelo tú. Te conozco Emmy-. Subió los pies sobre el sofá y quedó frente a mí. Agaché la vista hasta mis manos. No sabía que decir.
- De verdad nada Billie-. Levanté la vista y esbocé una sonrisa forzada.
No quería perderlo... ahora no.
Me acomodé más a su lado y sin premeditarlo, me apoyé sobre su pecho. Sentí su mano sobre mi espalda, y su cabeza sobre mi cabello. Cerré los ojos para poder olerle mejor. Había extrañado tanto su presencia. Ya me había acostumbrado a verle, aunque fueran cinco minutos. En ese momento me di cuenta de algo que me sorprendió. "Cuando necesitas a alguien tanto como lo es respirar o comer, es por que aquella persona te importa, lo amas". Las palabras de mi madre se habían remarcado e mi cabeza.
Levanté la vista y quedé frente a frente al rostro de Armstrong. Lo miré detenidamente y como si fuera bueno y el estómago comenzó a torcerme. Lentamente me acerque a él y lo besé. Disfrutando cada segundo. Era de ensueño estar así con él.
Lo amaba y eso me hizo dichosa. Nunca había sentido algo así por alguien durante todo ese tiempo, hasta me atrevería decir que hasta ahora lo sigo queriendo. Nunca se lo dije... pero en más de alguna ocasión el se daba cuenta.
No recuerdo a que fue que salimos de ahí, deduzco que muy tarde ya que el cielo era de un impresionante azul oscuro, con una luna completa que nos iluminaba el camino. Llegamos hasta el auto y dio la vuelta hacia la ciudad. Media hora más de viaje hasta que le pedí a Billie Joe que me dejará en la esquina de mi casa, para no parecer "sospechoso". Me despedí de él y bajé del auto.
Legué hasta el umbral de mi casa y antes de poder abrir la puerta o siquiera buscar las llaves, me topé con Sophie.
-Mamá esta como loca buscándote-. Dijo seria. Me hizo gracia su forma de hablar.
-Déjame entrar-. Le pedí, sacándola del camino y entrando a la casa. Dejé las llaves colgadas y caminé hasta la cocina.
Me topé con Mary, quien tenía una taza de no se que, humeando entre sus manos, con la cabeza gacha. Miré el reloj que había en la cocina. Once treinta de la noche. ¡Que m.erda!, ¿tanto fue?. Antes de poder hablar, mi madre levantó la vista y me quedó observando. Sus ojos estaban rojos. Tomé aire un par de veces antes de decir:
-Lo lamento mamá. Se me hizo un poco tarde-. Me disculpé.
-¿Un poco tarde?. Emmily... ¡sabes que hora es!-. Gritó enojadísima. Rogué por que Sophie no estuviera ni escuchando.
-Lo se mamá. Perdón-.
-Pudiste haber llamado. Tu padre esta en la calle buscándote, preguntando si alguien te había visto-. Se había parado y quedado frente de mí. Por sobre todas las cosas, mi madre es MI madre y me daba pena cuando se ponía nerviosa o lloraba.
-El teléfono se me quedó acá-. Dije sin poder verla a los ojos.
-¿Dónde estabas?-. Dijo más calmada, con una voz dura.
-Fui a... a caminar. A pensar un poco-. Esbozó una sonrisa irónica.
-¿Y que podría estar pensando una niña como tú?-. Eso si que me hirvió la sangre.
-¿Cómo yo?. A que te refieres Mary...-. Dije desafiante.
-No se, dímelo tú-.
-No te entiendo... desde que tengo uso de razón siempre me las he arreglado sola. Nunca he necesitado tu cariño, ni siquiera tu comprensión por que cada vez que te buscaba nunca estabas para mí. No vengas con las clases de moral ahora-. No me daba cuenta que cada vez subía más la voz. Sin premeditarlo, sentí un golpe sobre mi mejilla.
-No me vuelvas a hablar así-. Dijo desafiante, apuntándome con un dedo.
Trate de controlar las lágrimas, pero no pude.
-Y tú no me vuelvas a pegar-. Grité dolida. Nunca en la vida mamá me había pegado.
Era la primera vez y me dolió, no por el golpe si no por que no tenía razón fuerte para hacerlo. Vi como volvía a levantar la mano, cerré los ojos y esperé a que todo pasara. Pero no sentí nada, papá la había detenido.
-No lo hagas-. Espetó este, sujetando la mano de mamá en el aire. Se safó de su mano. Nos miró con un odio en los ojos y dejó la cocina. Como si nada.
-Lo siento papá-. Dije con la voz ahogada. Me miró con una mirada de cariño, que hizo que llorara más. Papá si que me entendía.
-Ya, calma-. Me estrechó sobre sus brazos y dejé que las lágrimas cayeran.
**
Durante los siguientes dos meses las cosas en casa no cambiaron. Mamá no me dirigía la palabra, como yo tampoco trataba de hablarle. Sophie más de una vez me retaba por que no le hablaba a mamá, no le hacía caso. Hasta que no me hubiera dicho ella perdón, yo no iba a ceder.
La escuela era otra cosa. La obra que Armstrong y la Srta Cassie realizaban iba excelente. Había ensayos cada cierto tiempo, lo cual conllevaba a perder clases. Los papeles ya se habían dado y todo se organizaba perfectamente. Había dado mi parte de la banda sonora como otros también lo hicieron.
Las cosas con Billie Joe iban bien. De vez en cuando no veíamos y tratábamos de disfrutar del uno y del otro. Esta vez las cosas iban más despacio, tratábamos de comportarnos en frente de Sophie –cosa que daba risa por que Sophie nos veía sin comprender-. Pero nada bueno dura para siempre.______
Tuve una mega confusión de capítulos... sorry :D
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Extraordinary Girl || Billie Joe Armstrong
FanfictionLas cosas SIEMPRE pasan por algo, eso decía mi madre; "si haz cometido un error, de los errores se aprende, cariño". Aún recuerdo su voz y su gracia forma de tratarnos a mi y a Nick con tanto cuidado. Para ese entonces, yo solo era una niñ...