Minako [Pausada]

Capítulo 8.

Capítulo 8.

— ¡O-oh, Dios mío! ¡Por favor no me sueltes!—le pido aterrorizada, pegándome contra su pecho y aferrándome a su brazo que tenía envuelta mi cintura. Por poco y moría ahogada. Definitivamente, después de esto, nunca más me acercaría a un lago.

— ¿Mina-chan tiene muchos temores, verdad?—Su voz es como susurro mientras que con su mano libre toma un poco de agua y restriega la sangre que tengo en los brazos.

Le miro, inclinándome hacia atrás para mirar su máscara.

—Hace mucho tiempo, alguien me hizo la misma pregunta—respondo con la voz agrietada y ronca. Obito me lo había preguntado, pero nunca le respondí—Pero sí...

Horas antes...

— ¿Y Tobi no puede ir con Mina-chan? —Su pregunta me hace mirarle con el ceño fruncido.

¿Dejarle venir conmigo? ¿A él? ¡Era una locura! Además, ya podía escuchar a Ryuu burlándose de mí por llevar a un «loco» con nosotros.

— ¡Por supuesto que no!—le contesto cruzada de brazos— ¡Apenas y te conozco!

Y entonces, de repente, al oír mi respuesta, Tobi se arrodilla ante mí y con sus brazos se aferra a mis caderas.

— ¡Oye! ¿Qué estás haciendo?—le pregunto exaltada, dándole una patada pero fue en vano, éste seguía sujeto a mí como una sanguijuela.

— ¡P-por favor! ¡Deje ir a Tobi con usted, Mina-chan!—exclama, entre sollozos— ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor...!—Y sigue, y sigue y sigue...Gritando con su voz chillona e infantil, que me da jaqueca.

— ¡Ah, está bien! ¡Pero ya déjame!—Grito, dándole con la rodilla en el estómago y lanzándolo lejos. Con un resoplido, me giro y comienzo a caminar hasta el campamento de mis alumnos. Prefiero mil veces que Ryuu se burle de mí a que Tobi siga gritando.

— ¡Yupi!—dice, como un niño emocionado al que acaban de dar una chupeta y que ignora el hecho de que le di un rodillazo en el estómago que lo mandó a volar. Un chico extraño, uh— ¡Tobi es muy feliz!

Tú eres feliz, pero yo no, uh.

(...)

— ¿Y éste loco quién es?—pregunta Ryuu, cruzado de brazos al vernos llegar. El campamento ya está levantado y el fuego apagado. Misaki nos mira con curiosidad mientras acomoda su mochila.

Tobi se me adelanta y le responde, ondeando la mano:

— ¡Hola, soy Tobi!

Le dirijo una mirada fulminante y le golpeo en la parte de atrás de su cabeza, tumbándolo al suelo.

— ¡Déjame hablar a mí primero, idiota!

Rápidamente éste se recompone.

— ¡Sí, Mina-chan!—dice, con obediencia. ¿Es que no siente dolor?

Con un suspiro, me dirijo a mis alumnos:

—Les presento a Tobi, un...un...—dudo—. Un viejo amigo—finalizo, con una sonrisa falsa.

Misaki se acerca.

—Hola, Tobi-kun—saluda Misaki, con timidez reflejada en su voz y en su rostro. Tengo que encontrar una forma para que deje de ser así. La timidez no es buena en un ninja.

—Sí, ya veo que son amigos...—Ryuu mira de arriba abajo a Tobi—. Parecen sacados del mismo circo.

Ignoro lo dicho por él y me fijo en que hay uno de mis alumnos que falta.