Unos suaves mordiscos en la nuca hacen que entreabra los ojos, que gustito, no quiero que pare.
-Despierta dormilona, hay que llevarte a casa que si no tus padres se preocuparán-me dice Alex.
Gruño incomoda.
-Hoy me quiero quedar contigo-le digo abrázandolo. Que calentito y comodo se está, me pasaría todo el día así.
Noto como Alex sonríe.
-Bueno, supongo que le podrías decir a tu madre que te vas a quedar en casa de María a dormir-dice rascandose la nuca.
Sonrío. Me levanto a coger el movil, sin vestirme ni nada, bajo los ojos de Alex que me miran excitados desde la cama. Cojo el movil y veo tres llamadas perdidas de mi madre y un mensaje de María diciendo que mi madre la ha llamado y que ella le ha dicho que me iba a quedar en mi casa a dormir. Vaya, ni que me hubiera leido la mente. Prefiero no llamar a mi madre, no me apetece hablar con ella ahora.
-Listo-digo volviendo a tumbarme en la cama-Maria se me ha adelantado llamando a mi madre.
No me dice nada, solo se queda mirándome pensatibo. De repente se levanta saliendo de mi habitación y al de un minuto vuelve con un plato con fresas.
-¿Quieres? Las tenía en la nevera-asiento y cojo una del plato. Cierro los ojos al notar el sabor un poco ácido de la fresa.
-Mmm...
-¿Están buenas?-me dice. Asiento mientras me cojo otra.-Juguemos a un juego.
Coje una ultima fresa mantieniendola entre los dientes y deja el plato encima de la mesita de al lado de la cama. Emito un quejido, quiero más...
Aparta todas las sabanas de la cama tirándolas al suelo. Yo instintivamente sonrío, se por donde va ese juego. Me tumbo en la cama y él se coloca encima de mí, se ha puesto los boxers, que pena.
-Ya se por donde vas-le digo mordiendome el labio. Sonríe, pero veo como sus pupilas se dilatan de la excitación, pero no son las pupilas lo único que tiene dilatado...
Rozo con mis muslos su potente erección. Él emite un gruñido y con un brusco gesto coloca sus musculosas piernas encima de las mias bloqueando cualquier movimiento. Acerca su rostro al mío con la fresa aún en la boca, y hace que pegue un mordisco a la punta. Cierro los ojos del placer al notar como el sabor de la fruta inunda mis papilas gustativas.
Alex hace un recorrido con la fresa, baja por mi cuello, rodea mis dos pechos y luego se para en uno de mis pezones. Pero antes de hacer nada, saca la fresa de su boca y me la deja en el hueco del ombligo.
-Haber si puedes mantener la fresa quieta aquí-dice con una voz ronca super sexy.
Acto seguido mete en su boca uno de mis pezones torturándolos a chupetones y a pequeños mordiscos. Si poder evitarlo, levanto mis caderas del placer haciendo que la fresa se caiga.
Chasquea la lengua decepcionado y como castigo me da un fuerte beso en la boca comiendomela con la lengua, gimo del placer y él hace lo mismo. Cuando hace menos presión para bloquearme las piernas se las rodeo en la cintura intentando quitarle el boxer con los pies. Se separa sonriente de mí.
-¿Otra vez?-dice traviesamente-Con este ya van tres y hacerlo tantas veces seguidas depués de tu primera vez no puede ser bueno.
-Me da igual-digo jadeante buscando otra vez sus labios.
Su sonrisa se amplia y esta vez me un beso más suave en los labios con su lengua gentíl saboreando suavemente todos los rincones de mi boca. Me pego más a su cuerpo y justo cuando está preparado para entrar se para.
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Un balonazo de amor
RomanceUna chica de quince años a la que le apasiona el fútbol se ve atrapada en la telaraña llamada amor. Se verá conectada a alguien que comparte sus pasiones, pero la cuestión es...¿quien? Si a Sara todos los chicos le parecen iguales. ¿Quien sabe Sara...