Capítulo diez

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-Cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día, la vida se hace más aburrida y larga- suspira Sarah de manera negativa.

Salimos del edificio y nos paramos en la acera.

-¿Qué haces por las tardes para no aburrirte?

-Como, veo la tele y duermo- lo recuerdo a la perfección porque es lo que hago siempre.

-Entonces, ¿eres como un bebé?- dice tocándose la barbilla de manera divertida.

-Llámalo como quieras- río- Oye, ¿por qué no te vienes a mi casa esta noche y hacemos una fiesta de pijamas?

-Eso es de pijas- la fulmino con la mirada- Bueno, vale- empiezo a aplaudir cual niña pequeña- Oh, mira, tu avatar.

Volteo hacia ella confundida y parece notarlo- ¿Qué? Dijiste que no te gustaba lo de príncipe azul.

-Y yo te dije que Aaron no me gustaba- ruedo los ojos.

-Lo que sea- resopla- Anda, ve- me empuja sin esfuerzo hacia él, haciendo que choquemos.

-Qué manera más buena de saludarme- me guiña un ojo.

-No lo he hecho adrede, idiota- golpeo su brazo.

-¿Aceptarías hoy salir conmigo?

-Aaron, yo...

-¡No! Escúchame, ¿vale? Hoy iré a tu casa- intento protestar, pero me tapa la boca con su mano- Solo como amigos, para charlar y esas cosas que hacen los amigos. Y haremos una apuesta.

-¿Qué clase de apuesta?

-Haremos un concurso de quién come más guindillas en cinco minutos.

-Solo te aviso que me encanta todo lo relacionado con lo picante- sonrío orgullosa.

-¡Rayos! Pues...- mira al techo en un acto de estar pensando- ¡Cacahuetes! Sí, serán cacahuetes.

-¿Me lo estás diciendo en serio?- asiente- Pues, vale. Si gano, tendrás que dejar de venir a mi casa sin permiso y dejar de llamarme pequeña- lo apunto con mi dedo amenazante.

Alza las manos- Bien. Si yo gano, tendrás que salir conmigo a cenar todas las noches que yo quiera. ¿Trato hecho?- me tiende la mano.

Inflo mi nariz y mofletes y extiendo la mano- Trato hecho- me acerco a su oreja y le susurro- Te aseguro que perderás.

(...)

-¿En serio me vas a hacer pelar todos estos cacahuetes?- hace un puchero.

-Has tenido tú la idea- encojo los hombros- De todas maneras, ¿de verdad pensabas que me los iba a comer con la piel?

Tras media hora de Aaron pelando cacahuetes y yo viendo la televisión cómodamente, empezamos con aquella apuesta.

-Recuérdame por qué hacemos esto- comento.

-Por pasar mis noches junto a ti- lo miro aguantándome la risa- Muy bien, eso ha sonado demasiado mal.

-Uno, dos, tres... ¡Ya!

Empezamos a engullir como cerdos. Mis mofletes son ahora como los de una ardilla. En los siguientes dos minutos, un trozo de cacahuete entra mal en mi garganta y toso intensamente para poder expulsarlo.

-¡Gané!- levanta las manos en señal de victoria.

-¿Eso es lo que te preocupa ahora? ¡Casi me ahogo!

-En mi defensa puedo decir que soy muy sexy- alza las cejas repetidas veces.

-En mi defensa puedo decir que soy muy sexy- alza las cejas repetidas veces

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-¿A qué viene eso?- pregunto confusa.

-Ahora saldrás conmigo cuando yo quiera- me guiña un ojo- Empezaremos hoy. Una velada a la luz de la luna, con...- lo interrumpo.

-Hoy no puedo. Tengo una fiesta de pijamas con Sarah- sonrío inocente.

-¡Se suponía que la apuesta era cuando yo quisiera!

-Se siente- encojo los hombros.

-Pues yo también me apunto.

-No- afirmo- Es una fiesta de "pijamas". O sea, solo- recalco esa palabra- "chicas"- hago comillas con los dedos.

Hace un puchero y se sienta de espaldas a mí. Ruedo los ojos y hago lo mismo.

(...)

Somethin' ' buot you makes
me feel like a
dangerous woman
Somethin' ' bout, somethin '
' bout, somethin ' ' bout
Makes me wanna
do things that I shouldn't

Canta Sarah el estribillo de Dangerous Woman a todo pulmón.

-Baja la música, vas a despertar a alguien- le grito para poder hacerme escuchar entre la música tan alta.

-Oh, vamos, estamos solas.

Cuando termina de sonar la canción, Sarah apaga la música y se dirige hacia mí.

-¿Qué te pasa?- sacudo la cabeza en respuesta negativa- Sé que te pasa algo. Te noto apagada, fuera de lugar.

-Me preocupa el estado de mi hermano- confieso.

-¿Otra vez con eso? Hillary, tu hermano va a estar bien. Te apuesto cinco dólares a que ya le han dado el alta.

-Emma me dijo que esperara su llamada, pero todavía no la ha hecho- digo cabizbaja.

-Pues eso es lo que debes de hacer, esperar esa llamada, no comerte la cabeza por todo este marrón.

-¿Cómo se llamaba tu pareja de baile?- intento cambiar de tema, ya que este me transmite curiosidad.

-Wow, a eso se le llama cambiar de tema radicalmente. ¿Para qué quieres saber eso?- dice nerviosa.

-Simplemente curiosidad- encojo los hombros.

-Lo siento, es difícil para mí, nunca le había contado todo esto a nadie.

-Vamos, solo es un nombre, es malo guardarse las cosas.

-Se lla-llamaba Trevor Grammy.

Y de mientras que ella sigue cantando y poniendo la música más alta, aprovecho y cojo un bolígrafo y me apunto el nombre de ese chico en la mano.
Tengo una idea para que estos dos se vuelvan a ver.

|Frágil|® [TO #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora