Capítulo veintiocho

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-¿Una sorpresa? ¿Para mí? ¿Por qué? ¿Es mi santo?- lo atosigo a preguntas por teléfono.

-No, solo quiero darte una sorpresa porque ya te acuerdas perfectamente de todos nosotros y para mí eres la persona más importante de mi vida- espeta Aaron.

-Me conmueves, rubito- pongo una mano sobre mi pecho aunque no pueda verme- Creo que voy a potar arcoiris.

-Cierto, eres una chica a la cual no le gustan las cursilerías- chasquea la lengua- ¿Qué te parece "me importas, pero no mucho", "te quiero, pero no tanto"?- bromea.

-Eso suena mucho mejor- suelto una carcajada- Y, bien, ¿cuál es esa sorpresa?

-Ya lo verás, te va ha encantar. Te espero en la fuente del parque dentro de diez minutos.

-Querido Aaron, por si no te acuerdas, tengo que estar en reposo todo el día, ¿te acuerdas?- respondo de manera obvia.

-Es verdad. Bueno, pues en diez minutos estoy en tu casa- cuelga la llamada.

Con que una sorpresa, ¿eh? ¿Qué será? ¿Una mascota? O mejor, ¿un coche?
Hillary, no te emociones, que viniendo de Aaron seguro que es un pase gratis al McDonald's.
Pues no estaría mal, oye. Estos días no he estado comiendo casi nada y tengo un hambre que podría arrasar un bufet entero.

Vuelvo a bajar las escaleras, después de cambiarme de ropa, porque, como comprenderéis, no voy a recibir a Aaron y a su sorpresa en pijama.
Justo en ese momento, llaman a la puerta. La abro y un muy, pero que muy, sonriente Aaron, aparece en mi campo de visión.

-¿Qué llevas ahí detrás?- curioseo asomándome un poco.

-Esto es colaboración mía y de la loca de Sarah- saca su teléfono del bolsillo y lo alza.

-¡Oye!- la voz de mi amiga sale del teléfono de Aaron, debe ser una llamada- Siento no estar ahí, Hillary, pero me ha surgido un compromiso. ¿Vas a mostrarle ya al chiquillo, que se va a ahogar detrás de tu culo?

¿Chiquillo? ¿Es una persona?

De un momento a otro, una cabellera rubia sale de detrás de Aaron- No, no puede ser- las lágrimas comienzan a salir intensivamente- ¡Hermanito!- salta a mis brazos y se agarra a mí como un koala.

-¡Hillary!- él también ha comenzado a llorar sobre mi hombro- Cuánto te he hechado de menos, no sabes lo mucho que te quiero, hermanita- aprieta más con fuerza el abrazo- Pero ya, nada ni nadie nos separará, te lo prometo.

-Yo también te lo prometo. O si no, tendrán que hacerlo por encima de mi cádaver- beso tiernamente su cabeza.

Aún con mi hermano en brazos, corro hacia Aaron y le doy un beso en la mejilla en vez de en la boca para no hacerlo delante de mi hermano.
No quiero ocultar nada, solo que es muy pequeño y eso.

-Te quiero mucho, Sarah, en serio, gracias por todo lo que hacéis por mí, no sé cómo agradecéroslo- cojo el móvil- Sois unas personas increíbles y vais a ser mis amigos ahora y siempre. Muchas gracias por todo- le doy a mi hermano un beso en la mejilla- Te quiero renacuajo.

-Y yo, hermanita- me devuelve el beso.

(...)

Odio, vacío, soledad, es lo único que siento ahora. ¡Era broma!
Mi cuerpo irradia felicidad por todas partes, soy como una esponja, me estrujas y sale felicidad. Vale, eso ha sonado raro. Mi hermano está, por fin, de vuelta conmigo y sin ningún rasguño del accidente en coche que sufrió junto con mi prima.

-Y creo que eso es todo- toca su barbilla pensativamente con sus pequeños dedos.

-Joder, sí que has hecho cosas en Brazil- comento asombrada- Veo que la prima Emma y tú ya os habéis conocido mejor en el tiempo que habéis estado allí.

-Sí- da saltitos en el sofá- Y tú, ¿qué has hecho en este tiempo?

-Pues no mucho- miento para no preocuparlo- Mi vida es aburrida sin ti- comienzo a hacerle cosquillas y él ríe a carcajadas.

-¿Y ese chico? ¿Qué hay entre ustedes?- me sonríe coqueto.

Dónde está mi hermano pequeño y que habéis hecho con él.

-¿Te refieres a Aaron?- asiente y me pongo nerviosa- ¿Qué va ha pasar? ¿Estás loco? ¿Él y yo? ¿Juntos? Sí, claro- hago un ademán con la mano.

-Me estás mintiendo.

-¿Qué?- me hago la loca.

-Que me estás mintiendo. Siempre que mientes comienzas a hablar deprisa- contesta obvio- Eres demasiado obvia, Hillary- repito, dónde está mi hermano y que habéis hecho con él- Soy pequeño, pero no tonto.

-¿Y tú como sabes tanto de amor?- lo miro diabólicamente- ¿Es que le has echado el ojo a una brasileña o qué?

-¿Qué dices? ¿Yo? ¿Con una brasileña? Estás chiflada- habla atropelladamente.

-¡Tú también has mentido! ¡Has hablado rápido! Poder de hermanos- intento sacar músculo en mi brazo.

Él chasquea la lengua- Vale, me has pillado, pero que cuente que sé que los dos estáis enamorados- hace un corazón con las manos- Pero si os queréis besar, delante mía no, por favor- hace una mueca de asco.

Suelto una carcajada y retomo mi acción de antes de hacerle cosquillas.

Y así pasamos toda la tarde, contándonos cosas, historias, problemas y riéndonos para no parar.

Supongo que ya he encontrado el punto de apoyo que me faltaba, mi hermano.

|Frágil|® [TO #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora