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Caminaron casi por media hora, en silencio total, sin dirigirse al menos una mirada. Elliot tenía dentro de él un mar de emociones, su vida había terminado y comenzado de nuevo de un momento a otro sin previo aviso. Deseaba culpar a Baset de su desgracia, pero sabía que ella no era la responsable, al igual que el, sólo trataba de sobrevivir en un mundo donde para ellos ya no existía familia o amigos que notarán su ausencia, al menos para el ya no existía y las esperanzas de Baset estaban casi rotas.
Elliot deseaba saber lo que pasaba por la cabeza de la chica, pero no quería abrir la boca, temía decir algo que destozara a Melody más de lo que ya lo había hecho Daniel.
-Esta ciudad es extraña - djo Melody rompiendo el silencio.
-¿Lo dices por lo vacía que esta?- Las calles estaban casi desiertas, había varios edificios en ruinas y los parques estaban totalmente descuidados. El silencio podía sentirse a cada paso, todo era tan silencioso que el viento podia escucharse como un susurro discreto.
-Si, pero es mejor así, prefiero que estemos solos.
Elliot arqueo las cejas y miro a Baset, con un gesto de curiosidad.
-Solos- respitio Elliot, aunque no era el momento para bromas y no estaba de humor, trataría de ser amable con Baset, después de todo ella arriesgaba su vida para salvar dos.
-Tonto- comento Baset con una leve sonrisa y las mejillas ruborizadas. No podía evitar admitir para si misma que Elliot tenía ojos hermosos y una sonrisa encantadora. Después de armarse de valor decidió abrir la boca - ¿Puedo preguntarte algo?
-Si
-¿Por que me invitaste a salir?- estaba ansiosa por escuchar la respuesta pero también avergonzada por haber hecho la pregunta.
-Quieria conocerte un poco más, ya sabes fuera de la escuela, sin uniformes o reglas estúpidas y .... no importa,creo que ahora tendremos mucho tiempo para conocernos, si es que ya no hay mentiras y al menos tu nombre es real.
-Lo siento- estaba molesta, emocionada y frustrada; le entusiasmaba la idea de que estuviera en lo cierto al pensar que Elliot estaba interesado en ella, pero también estaba harta de que le recordará que por su culpa estaba en esa situación. No sabía cómo hacerlo entender que fue la mejor decisión -Jamas quise que esto pasara, pero no puedo volver el tiempo y evitar que me llevaran a la maldita mansión.
-Lo siento- dijo Elliot para evitar que Baset dejará salir el llanto, su rostro reflejaba todo lo que sus palabras ocultaban, el no quieria empeorar la situación -Lo que importa es que estos lejos de la ciudad.
-Si, pero eso no significa que estamos seguros.
-¿Por qué? Ya estamos lejos del tal Daniel.
-Ese desgraciado tiene más poder del que imaginas, no va a quedarse a observar como sus planes se vienen abajo, es muy probable qur si nos encuentra, a ti te lleve a la mansión y a mi me desaparezca del mundo.- su voz era bastante firme como para dudar de alguna de sus palabras.
-No quiero pensar en eso, mejor busquemos un lugar donde pasar la noche.
-Si, este lugar no parece seguro.
Pasaron unos minutos más caminando, entre las calles al parecer vacías. Finalmente llegaron hasta un enorme campo de maíz, con grandes cultivos que les cubrían hasta la cabeza.
Se adentraron y decidieron pasar ahí la noche, aunque no era un buen lugar, al menos estarían mejor que durmiendo en un parque o bajo un puente. Aquel campo parecía más seguro.
-Bien, mañana temprano buscaremos algo de ropa nueva y un lugar donde asearonos, somos un asco.- dijo Baset que ya estaba recostada sobre la tierra.
-Si, ¿que te parece si me quedo despierto la mitad de la noche y tú la otra mitad?
-Esta bien, de verdad te lo agradezco.
No pasaron ni siquiera 4 minutos cuando la chica ya estaba totalmente perdida en un sueño profundo.
Elliot se sentó en la fría tierra y abrazo sus rodillas al tiempo que clavaba la mirada en las estrellas. Trataba de no pensar en absolutamente nada y sólo concentrarse en el sonido de la noche.
De un momento a otro su mirada se concentró en la chica que yacía en en la tierra húmeda. Su respiración era ligera y parecía más vulnerable que un cachorro. Aunque Elliot quería mirarla un poco más, el hecho de que durmira con los ojos entreabiertos hacia que la chica perdiera toda su ternura.
Despertaron de golpe al escuchar un ruido muy extraño, parecía un motor o algo parecido, era como escuchar un millón de autos que encendían a la vez.
-¿Que diablos pasa?- grito Elliot que ya estaba de pie.
Baset lo imitó y se poso frente a él, pero enseguida dio media vuelta y comenzó a correr con el rostro llevo de terror.
-Muevete- grito apenas se puso en moviendo haciéndole un gesto a Elliot para que la siguiera.
Había un enorme tractor que al parecer no se detendría. Cada vez estaba más cerca de los chicos y amenazaba con dejarlos bajo sus ruedas.
-Genial, si nos hubiéramos quedado en un parque o algo así esto no estaría pasando - grito Elliot con la respiración entrecortada - Tienes un increíble talento para meternos en problemas.
Baset no había escuchado ni una palabra, estaba bastante ocupada concentrándose en que sus pies se movieran y no la traicionaran dejándola en el suelo.
Corrieron por todo el campo hasta que lograron refugiarse en lo que parecía ser un viejo granero.
-¿Que diablos pasa?- cuestionó Elliot que luchaba por recuperar el aliento.
-No lo se, pero no debe ser nada bueno, debemos irnos antes de que alguien nos saque a patadas de este lugar.
Elliot asintió con la cabeza.
-¿Donde esta la bolsa?- nuevamente pregunto el chico.
Baset se dio un gran golpe en la cabeza reflejando su frustración.
-No la tengo, debió quedarse en el campo.
Elliot casi gritaba de coraje pero logro contenerse.
-Largemonos de aquí.
Se pusieron en movimiento y apenas abrieron la puerta, se llevaron una sorpresa. Había un hombre de máximo 22 años, era de piel blanca, ojos azules y cabello castaño, su altura era impresionante y parecía que podía partir un tronco con solo tocarlo con sus manos.
-¿Quienes son ustedes?- pregunto en un tono tan tranquilo que los chicos lejos de relajarse, estaban más asustados que antes. - ¿No van a responder?
-Lo sentimos mucho, no debimos entrar aquí de esta manera, pero nos iremos, no tomamos nada...
-Calma, no voy a asesinarlos- interrumpió aquel hombre a Baset.
Elliot se había quedado mudo, temía decir algo que los metiera en problemas.
-De acuerdo - suspiro Baset.
-¿Como se llaman?- el hombre cerro la puerta del granero y cargo su peso sobre ella.
-Yo soy Sonia y el se llama Elian.
Elliot la miro confundido, pero la chica se limitó a darle un pequeño golpe por detrás de la espalda.
-Bien, chavales, supongo que no son de por aquí. Me llamo Erick, estoy a cargo de este lugar y no voy a matarlos, no son los primeros que llegan así, ya se acostumbran.
-¿De que hablas?- pregunto Elliot.
-Mucha gente llega aquí, en esta granja le damos trabajo a los polizones que aparecen tan moribundos como ustedes. ¿Han vendido por eso ?
-Algo así - respondió Elliot sin antes pensar.
-Si vinimos por eso, nuestros padres nos han echado de casa- añadió Baset fingiendo un acento parecido al del hombre.
-¿Por que ?- cuestionó Erick.
-Hemos cometido un error, seremos padres en unos meses- respondió Elliot exagerando un acento falso. Había comprendido el plan de Baset a la perfección, si querían sobrevivir necesitarían un par de dias con comida decente y algo de ropa limpia y esa granja era la oportunidad perfecta.
Baset sonrió mirando a su compañero, no fue necesario decir palabra alguna para saber qué estaban en sintonía.
-Bien, aquí podrán trabajar, tu - señaló a Elliot - en el campo y tú en la cocina, no tenemos muchas habitaciones pero les encontrare algo.
Erick salió del granero y sin pensarlo los chicos fueron tras el. A lo lejos el hombre del reactor seguía haciendo su trabajo, al parecer era ovio que no había notado la presencia de los chicos ni la bolsa con el dinero y la linterna.
-¿Cuando comenzamos?- preguntó el chico.
-Ahora, Elian ven conmigo y Sonia, la cocina está tras aquel almacén - señaló a la derecha - Ahí te dirán que hacer, sólo debes decir que te he enviado yo.
-De acuerdo - ambos respondieron.
Ahora tendrían que acostumbrarse a su nuevo nombre, solo drs precaución, si Daniel llegaba hasta Melilla al menos nadie sabía que existían Melody y Elliot, ahora sólo conocían a Sonia y Elian.

BasetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora