Capitulo 7: "Vida nueva"

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Capitulo 7.
Una semana después.
Pasó una semana y pasaron cosas, muchas.
Ana volvió al dia siguiente de declarar, se encontró con sus padres y habló con la madre de Cari. Ella les explicó todo.
En cuanto a Cari y Sebastian, volverían hoy.
En esa semana él la llevó al médico. Este le dijo que estaba perfecta, solo debía alimentarse bien, le dio algunas cremas para los golpes y cicatrices, con suerte las cicatrices desaparecerían. También la llevo de compras, a eso Cari se negó, pero le insistió tanto que después accedió. En esta semana se acercaron mucho, podrían llamarse "amigos".
También se realizó el juicio y cada uno de esos cerdos recibió una pena merecida. Cabe aclarar que Sebastian no se separo de Carina en ningún momento.
Ella ahora, se veía casi como cuando dejó Argentina, solo un poco más delgada ya que no logró subir mucho de peso, y se tiñó el pelo, ahora era rubia. Una rubia de pelo bajo los hombros y ojos miel que a Sebastian le estaba volando la cabeza.
Él al enterarce de que tenía un título en administración de empresas le ofreció un trabajo en su empresa, solo lo hacía porque quería estar seguro de que se seguirían viendo. Por ahora empezaría como su secretaria y así aprendería, cuando dijo eso ella aceptó sin dudar.
En este momento estaban sentandose en el avión privado de Sebastian para volver a casa.
- ¿Está bien?.- le preguntó él. Se veía nerviosa. Ella asintió. - ¿Nerviosa?.- ella suspiró.
- Si.
- Tranquila. La señorita Fernández le explicó todo a su familia, seguro le van a hacer preguntas, pero no tantas.
- No es solo eso.- dijo moviendo la pierna nerviosamente mientras miraba la ventana. - Es la segunda vez que subo a un avión, consciente al menos, la primera vez casi caigo muerta. No me gusta.- él sonrió y se sentó a su lado. Le agarró la mano y acarició sus nudillos. Ella se relajo un poco y lo miró, él le sonreía. Se sonrojo.
- Tranquila. Solo respire hondo.- hizo lo que le dijo y se sintió mejor. Al momento de despegar le apretó la mano y él rió. Al final no estuvo tan mal. El viaje se pasó tan rápido que ni siquiera lo notaron.
- Tranquila.- la abrazó al verla más nerviosa que cuando subió al avión. Ella escondió la cara en su cuello sintiendo, su ya reconocido, perfume. Su perfume y sus abrazos eran como una droga que lograban tranquilizarla al instante. Bajaron del avión y Cari vio a lo lejos a su familia. Empezaron a caminar seguidos de Juan y otro chico quienes llevaban su equipaje. A medida que se acercaban Cari aceleraba su paso. Al final llegó aguantando las lágrimas.
- Hola.- dijo con un hilo de voz.
- Mi chiquita.- su madre abrió los brazos y ella se le tiró encima mientras soltaba las lágrimas contenidas. Toda su familia se unió al abrazo tambien llorando. Sebastian miraba la escena feliz.
- Diabliya.- le dijo su hermana, Bárbara, y la abrazó.
- Diabla.- la abrazó más fuerte.
- Te extrañamos.
- Yo más.- la soltó y miró a su hermano, Pablo. - Satanás.- y lo abrazó también. Sebastian rió por esos ocurrentes apodos.
- ¿Tía?.- preguntó una pequeña voz. Esa voz era de su sobrina, Azul, de apenas 6 años. Ella se agachó para quedar a su altura.
- Si angelito, soy yo.- la niña la abrazó. Ella rió y respondio al abrazo. Después saludó a Ana y presentó a Sebastian. Liliana le agradeció unas mil veces que halla ayudado a su hija y a su casi hija. Después se fueron a su casa y Sebastian a la suya, por supuesto.
- ¿Qué es esto?, ¿Y nuestra casa?.- preguntó al ver su nuevo "hogar". Era una pensión, super chica donde apenas entraban dos camas de dos plazas y otros pocos muebles. Tenían que compartir el baño con los vecinos. Sin contar las manchas de humedad en las paredes. Su antigua casa era un palacio comparado con ese lugar.
- Hipotecamos la casa cuando desapareciste, para contratar un detective (?), pero nunca dio con vos.- dijo Pablo. Cari lo miró aterrada.
- ¿Qué?, no puede ser. No podemos vivir acá, el lugar diminuto y a simple vista, poco higiénico. Se pueden enfermar.- los tres bajaron la mirada. - Azul se enfermo más de una ves, no?.- Bárbara asintió. Ella suspiró. - ¿No pudieron conseguir un lugar mejor?.- su madre negó.
- Es difícil, seguiamos pagando el detective hasta el mes pasado, y si queríamos otro lugar tendríamos que cambiar de colegio a los chicos.- ella asintió.
- Supongo que vamos a salir adelante, como siempre. El señor Estevanez me ofreció un trabajo y acepté. Eso no es lo importante ahora.- abrazó a su madre.
- Lo importante ahora es que estan con nosotros.- dijo Pablo mientras abrazaba a Ana y a ella.
- Lo importante es que somos libres amiga.- le dijo Ana. - Y yo los voy a ayudar, pueden venir a mi casa.
- No Ana, gracias, pero no. Vamos a poder solos.
- Cualquier cosa entonces. Estoy con ustedes, para lo que necesiten.- se quedaron hablando y como era de esperarse, preguntas, supieron contestarlas sin problema pero a ambas les dolía, más mentirle a sus familias, pero así lo querían.
Sebastian llegó a su casa y ahí estaban su hermana y su madre, preguntaron un montón de cosas, pero respondió sin problema ya que solo eran preguntas laborales. Después de media hora las invitó a retirarse con la excusa de que estaba cansado. Se ducho y se acostó a dormir.
No tardó mucho en llegar la noche. Los Zampini cenaron y se acostaron a dormir. Sebastian cenó y se quedo trabajando.
No podía dejar de pensar en ella, así que la llamó al celular que él mismo le regalo, supo que estaría despierta, lo sabía. Ella al escuchar el teléfono lo agarro y salió afuera.
- ¿Hola?.
- Hola, señorita Zampini.- no sabía que decir. "¿Para qué llamé?" se preguntaba.
- Oh, Señor Estevanez. Hola.
- Hola. Eeehhh, solo llamaba para saber como estaba.
- Bien, gracias. ¿Usted?.
- Bien. ¿Dormía?.
- No, no podía. Me va a costar dormir por noches.
- Me imagino. Recuerde, tiene que retomar su vida y dejar lo malo en el pasado.
- Es difícil. Acá también pasaron cosas, en mi ausencia.
- ¿Qué pasó?, ¿Algo malo?.- ella suspiró.
- Más o menos. No es tan grave igual.- bostezó.
- Bueno, la dejo descansar. Pero, me encantaría verla.- dijo nervioso.
- ¿Mañana?.
- Si, la invito a almorzar.
- Esta bien.
- Paseme su dirección y la paso a buscar.
- No.- dijo rápido. - Deme la dirección y yo voy.- no quería que viera donde vivían ahora.
- Pero, mire que no es problema eh.
- No, de verdad.
- Esta bien.- le dio la dirección. - La espero a las 12 y media.
- Perfecto, lo veo ahí.
- Bueno. Chau, buenas noches.
- Buenas noches.- cortó y entró.
Sorpresivamente ambos pudieron dormir después de esa charla.
Al día siguiente.
Era sábado. Se levantaron y ella avisó que almorzaba afuera.
La mañana transcurrió normal. Ambos esperaban ansiosos el medio día. Parecía que el tiempo no pasaba más, pero al fin llegó.
Carina se ducho en ese horrible baño lo mas rápido posible, se vistió y salió.
Él ya estaba listo y fue al lugar acordado. Al llegar esperaba ansioso y nervioso, no sabía que le pasaba. Cuando llegó quedo sorprendido. Creía que cada vez se ponía mas hermosa. No se lo decía por miedo a incomodarla. Cuando entraba se levantó y la espero sonriendo. Cuando llegó...

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