Capitulo 5: "El plan de salvación"

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Capitulo 5.

Esa noche fue la peor de todas para este par.

Ella, después de 5 cerdos diferentes, pudo "descansar". Apenas pudo dormir ya que se la

paso llorando casi toda la noche. Aun que se exigía no hacerse ilusiones, no lo pudo evitar,

muy dentro de ella tenía la esperanza de que ese hombre llegara y la rescatada como todo

príncipe azul.

Él, tampoco pudo dormir. Cada vez que podía conciliar el sueño se despertaba a los pocos

minutos, todo transpirado, con la respiración agitada y el corazón a mil. Siempre tenia

pesadillas con respecto a su pasado, pero esta vez eran todas con ella, soñaba que la

lastimaban, que era abusada, y que ella lloraba, lo que sentía que lo mataba, era que sabia

que eso de verdad pasaba. Sentía un dolor muy fuerte en el pecho, tan fuerte que hasta se le

salió alguna que otra lágrima, lágrima que enseguida secaba, no le gustaba llorar, no, él no

lloraba.

Al día siguiente.

Carina ya estaba limpiando como todas las demás, creyendo que este sería un día como el

anterior.

Sebastian, por otro lado, pospuso su vuelta a la Argentina, y temprano partió al banco para

poner en marcha su plan.

Ya en la tarde, pasadas las 7, Sebastian entraba a ese horrible lugar acompañado de Juan.

Pidió hablar con el dueño y ahí estaba, en su oficina.

- Dígame, Señor Estevanez. ¿En qué lo puedo ayudar.- el cerdo mayor solo hablaba con él,

permitía que este en su oficina, porque sabia que era un tipo de mucho dinero.

- Quiero comprar una de sus chicas.- dijo sin rodeos. Odiaba decir "sus chicas" ellas no eran

de ese tipo, no. El cerdo mayor rió con humor.

- No las vendo, son mi tesoro.- Sebastian apoyo sus codos en la mesa y empezó a regatear.

Primero le ofreció un monto justo, el cerdo no se veía muy convencido. Después le ofreció

un monto bastante más alto, el cerdo dudó. Ya cansado, no dejó que conteste y le ofreció el

triple, pero esta vez por dos chicas. Era una cifra millonaria. El cerdo lo miró unos segundos

y sonrió. Si, aceptó.

- Dígame, ¿De quienes estamos hablando?

- La 17 y la 18.- el cerdo hizo una mueca.

- Son las mejores, las mas pedidas. En especial la 17.- Sebastian sintió que le hervía la

sangre. - Pero dado a que es una buena suma, acepto. Pero quiero el dinero en efectivo.

- No se preocupe por eso.- chasqueó los dedos y Juan le acercó un maletín. Él lo abrió arriba

de la mesa dejando ver la fortuna dentro. El cerdo no pudo esconder su asombro.

- Vino preparado.- dijo divertido.

- Siempre estoy preparado. Cuéntelo. Y las quiero ahora.- dijo Sebastian serio.

- Ustedes.- les hablo a sus empleados, unos matones. - Vallan a buscar a la 17 y la 18.- se

sentó y empezó a contar.

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