Un amor secreto...

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Nabiki estaba por regresar a su casa cuando se dio cuenta que lo relevante en esos momentos era averiguar de quien se traba esa persona, tenía ciertos contactos del bajo mundo, gente peligrosa, nunca pensó en recurrir a ellos, pero para ella era mucho más importante averiguar quien querría hacerle daño a su hermanita.

Entonces tomo la decisión más peligrosa de su vida, paro a un taxi y dio la dirección, el conductor del taxi la miraba muy asustado, ir a esos barrios implicaba una muerte segura, de repente el conductor se negó a seguir avanzando, ella le pago y siguió avanzando a pie, gracias su porte y seguridad nadie se atrevía a acercarse, con cada paso sus tacones retumbaron por las calles, hasta llegar a un viejo loca de comida rápida, el olor era nefasto, la suciedad se veía desde lejos, la mediana de las Tendo entro muy calmada, observo el lugar, ni una sola alma, solo el cajero que era un chico muy flaco, pálido y con unas grandes ojeras.

Después de analizar la situación, camino muy segura hacia la parte trasera de la tienda, el cajero no hizo el mas mínimo intento por detenerla, cuando llego atrás había un jardín muy bien arreglado, con flores de muchos colores y una mesa de jardín, en ella estaba sentada una señora vestida un poco formal, a lado de ella se encontraban dos personas de traje negro.

-Espero que sepas en donde estas niña –explico muy indiferente la señora.

-Si lo sé, pero he venido solo a cobrar una vieja deuda –Dijo Nabiki muy tranquila.

-¿Qué te debo? Acércate que no te recuerdo –la señora levanto la mirada y ordeno a sus escoltas que las dejaran solas.

-Nabiki Tendo, la ayude hace muchos años –explico lo más serena que podía estar.

-Ya te recuerdo niña ¿En qué puedo ayudarte? Pensé que nunca volverías a venir –la invito a tomar asiento a su lado.

-hay una persona que me amenazo, quiero saber quién es –explico mientras se sentaba muy despacio.

-¿Para acabar con su vida? –pregunto con una sonrisa un poco maliciosa.

-No, yo cuento con otros métodos, solo ayúdeme para dar con esa persona –contesto un poco preocupada.

-Bueno, hubiese sido muy divertido, dame todo las pistas que tengas –replico un poco confundida.

Nabiki saco de su maletín los dos sobres y las cartas, aunque la foto la guardo aparte, no quería que nadie viese a su hermana en esa situación, era muy íntimo.

Al principio la mujer miraba con detenimientos los sobres, pasaba sus dedos sobre el papel, después comenzó a ver las cartas, hizo lo mismo con el papel. Para las letras llamo a uno de sus escoltas y este comenzó estudiar la escritura. Después de varios minutos.

-Nabiki, enséñame la foto –la miro con mucha seriedad –sé que intentas cuidar a tu hermana, pero es mejor que la vea yo a más de un millón de personas.

Nabiki asintió con la cabeza, saco de su blusa la foto y la entrego. Nuevamente comenzó a estudiar la foto, desde lo más mínimo.

-Es un pez gordo –la miro con mucha sensatez –El sobre fue hecho para estas entregas, no encontraras otro igual, el papel es fino, es una persona con mucho dinero, sobre la foto –coloco su mano en la frente tallando un poco –es verdadera, debieron estar siguiéndolos desde antes, pero fue tomada de un equipo muy sofisticado y por último la escritura, lo que podemos decir es que fue un hombre, pero hay unas palabras escritas por una mujer, aparte son principiantes, no pertenecen este mundo.

-¿Dos personas? –dijo muy confundida.

La señora entrego los papeles a Nabiki –Ahora es mejor que te vayas, si se hace más tarde puedes correr peligro.

Desde antes de nacer...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora