Pasamos a la sala, tenía mi mente completamente confundida, era extraño ver a Emily, no era que no me alegraba de que viniera, solo que eligió el peor de los casos para venir de visita, además llego a casa de mis amigos y no a la mía, lo cual era doblemente más extraño, de seguro les estaba causando más problemas de los que debía cargar por mí. Escuché que alguien bajaba las escaleras, al darme la vuelta vi a Fernando muy enojado con el cabello todo revuelto, se me olvidaba que él tenía la faceta de que odiaba que lo despertaran, entiendo que Karen pudiera soportar con su fuerte carácter, ya que ellos eran muy parecidos, pero jamás llegue a saber cómo Azul lograba soportarlo, sin duda las veces que ellos pelearon le afectaban mucho, aun así ella seguía muy feliz y positiva. – Habla con ella, yo iré a controlar a mi esposo- susurro Karen poniéndose de pie, me quedé viendo a Emily, tenía una sonrisa tan tierna que no podía enojarme con ella. – Para la otra llamaré antes de llegar- dijo apartando la mirada algo apenada- lo siento, cause problemas de nuevo- añadió mientras se daba un golpe a ella misma. – ¡No!, fue mi culpa, supongo que debí...- ahora que le decía, debía ingeniarme algo para que no se sintiera mal, por una extraña razón siempre me echaba la culpa por ella- simplemente olvídalo, por favor- ella asentó la cabeza lentamente. De la nada, sentí una mano sobre mi hombro, al voltear pude ver a Fernando ya mucho más tranquilo, supongo que Karen siempre lograba tranquilizarlo.
Narra Fernando
Era de mañana, el sol ya había salido, sin embargo todavía podría considerarse temprano, aun en la cama intente buscar a mi esposa con la mano, esto era extraño, ella siempre se quedaba durmiendo más tiempo. Me levante preguntándome donde podía estar, hasta que mi pregunta se resolvió sola cuando escuché su grito, no sabía que estaba pasando pero era molesto, ¿no pensaba que podía despertar a la niña?, antes de bajar a ver que estaba pasando, entre al baño para mojarme el rostro, cuando termine me puse en marcha bajando cada escalón, cuando llegué a la sala pude ver a Robert, Karen y una mujer extraña al lado de él. Me voltearon a ver, Karen le susurro algo a Robert y fue conmigo. – Hola Amor, ya despertaste, que bueno- dijo saludándome con la mano. – Hola hermosa, hubiera seguido durmiendo a no ser que alguien comenzó a gritar- respondí con una sonrisa forzada, ella rio falsamente fingiendo no saber nada- ¿Quién es ella?- pregunté señalando con la mirada. – Una admiradora de mi prima y exnovia de Robert- yo quedé sorprendido por las dos cosas- no tengo ni la menor idea de porque llego a invadir mi casa con su acento americano- añadió cruzándose de brazos, sin duda enojada se veía más que linda. Camine a la sala, me puse atrás de Robert y puse mi mano en su hombro, él volteo saludándome con una mirada, me presento a su amiga que se llamaba Emily, se veía linda persona, solo que no podía creer que realmente ellos dos tuvieron algo, aun así, tenía derecho de comenzar otra vida, a pesar que juro que jamás se iba a casar, debía irla olvidando poco a poco, ella ya no iba a regresar y lo mejor para él, era ser feliz al lado de otra personas. Invitamos a Emily a desayunar, me sorprendió como Karen se forzaba por caerle bien, se notaba que lo que más quería es correrla a patadas, esto no era la preparatoria, donde con golpes creía que arreglaba todo, nosotros ya éramos personas "maduras", quería creer eso. Al poco rato, Azul despertó, la pequeña corrió por toda la sala para sentarse en la silla, estaba en 4to año, pero todavía le encantaba jugar como niña de cinco años. – Más al rato voy a ir a visitar a mi hermana al parque, ¿quieren venir?- preguntó Robert con una sonrisa, miré a Karen, ella sonrió afirmando. – Claro, hace mucho no veo a Max- dije levantando para servirle el desayuno a mi hija. Nos subimos a arreglar después de un rato, Karen tenía una sonrisa fulminante, siempre que ella sonreía yo era feliz. Cuando terminamos de vestirnos y tratar de vernos "decentes" fuimos camino a la sala, ahí estaba ya mi hija jugando con nuestros invitados, me sorprendía en verdad, no llevaban ni cinco minutos que los conocía y Azul ya los había convencido para sus juegos. Ellos se levantaron de los sillones, así que todos fuimos directo al carro, conduje concentrado en el camino, mientras escuchaba las risas de Emily y Azul, al parecer ellas se habían llevado bien, lo cual a Karen no le alegraba del todo. Cuando llegamos al parque bajamos a toda prisa, enseguida escuché las voces de todos los niños, me dio melancolía comenzar a recordar todos los momentos divertidos que pasé aquí hace 10 años. – ¡Bienvenidos!- gritó Michelle con una sonrisa, aquella chica se había convertido en toda una mujer, no había cambiado demasiado, a no ser por el hecho que ahora tenía el cabello pintado de rojo. – Hola hermana- respondido Robert rodeando su cuello con su brazo- quien diría que hasta una persona como tú, puede llegar a ser responsable- ella rio sarcástica y se separó de él, vio por unos segundos a Emily e hizo cara de desagrado, eso había sido muy extraño. – ¿Quieres jugar al escondite?- escuché la voz de mi hija, intente buscarla con la mirada, de nuevo la había perdido, entonces pude encontrarla, estaba con Max debajo de un gran árbol. Estuvimos ahí en la compañía de todos los niños que estaban resguardados bajo el cuidado de Michelle y Max, Azul estaba pasándosela muy bien jugando con niñas de su edad, yo solo la veía correr por todas partes, mientras estaba acostado debajo del árbol, Michelle y Karen hablaban y reían mientras hacían algo de comida, todo estaba yendo bien. Cuando ya se puso nublado comencé a tener hambre, me levante del pasto, me había relajado tanto que no quería ni caminar. Robert me jaló hasta la improvisada mesa, ahí Michelle comenzó a repartir parte de la comida, mientras Robert la ayudaba, yo estaba concentrado en mi pequeños recuerdos, me quedé viendo la ventana donde antes solía vivir con mi madre, muchas veces Azul y yo habíamos hablado por ahí, era un extraño sentimiento, ya no me causaba tristeza sin embargo recordarlo no podía decir que me alegraba del todo, ¿Qué pensaría ella de esto? - ¿Te sientes bien Fernando?- preguntó Max mientras se metía un pedazo de carne en la boca, yo asenté la cabeza confundido, debía concentrarme. Tomé del plato de mi hija e intente comer en calma. Cuando terminamos nos levantamos del suelo, en eso escuché una voz un débil que pedía ayuda, busqué por todos lados pero no veía a nadie. – ¡Cristina!- gritó Michelle entrando a toda velocidad a una casa, abrí los ojos como platos, no me acordaba de ella, necesitaba verla. Entré a la casa, se veía débil, había pasado tiempo desde que no sabía nada de ella, supongo que la han cuidado bien. – Hola, ¿Cómo se encuentra?- pregunté acercándome a su cama, noté que hizo un esfuerzo muy grande en su rostro- ¿se acuerda de mí?- ella asentó la cabeza lentamente poniendo su mano en mi mejilla. – Fer... claro que me acuerdo de ti- respondió débilmente- ¿Dónde está mi niña? Quiero ver a Azul- susurro derramando una lágrima Voltee a ver a Max, el negó con la cabeza, sabía que estaba enferma y no estaba consciente de lo que decía, lo más probable es que deba llevarle la corriente. – Ah... tranquila, Azul está en casa descansando y me dijo que la quiere mucho- cuando le dije aquello, su rostro se encendió, creo que a ella más que a nadie le había afectado. Cuando lograron dormirla de nuevo salimos de la casa, me dolía tanto verla en esas condiciones, se supone que debía estar más que saludable, pero se encuentra todo lo contrario. – Lo siento si volvieron recuerdos a tu mente, ella comenzó a enfermarse después de la muerte de Azul, le afecto demasiado la noticia, ahora tiene un problema mental y todo el tiempo la piensa, es duro verla y atenderla, tenemos que inyectarle medicamente para que permanezca dormida, porque si llega a estar consiente de daría un ataque de pánico y sería muy tarde para hacer algo- comentó Michelle viendo al suelo- por eso, el alma de este parque son los niños, aunque Cristina no este para verlo, yo creo que le haría muy feliz si se enterara lo que hacemos. Camino a casa, todo estuvo tranquilo, Karen logro hacer que se durmiera la niña, ya que hoy estuvo demasiado imperactiva y de paso, ella también cayó rendida. Robert fue a un hotel, le dijimos que podía quedarse con nosotros otra noche, pero no quería causar molestias y con él se fue Emily. Cuando estacione el auto, desperté a mi esposa, ella adormilada entró a la casa primero, mientras yo tuve que cargar a Azul camino a su cuarto. Al bajar a la sala me di cuenta que había llegado correo nuevo, había una carta de nuestra antigua escuela, la desdoble y comencé a leer:
"Buenas tardes tengan ustedes. Por este medio queremos avisarles que el día 6 del mes se realizara una reunión de exalumnos, por lo cual queremos hacerles la invitación a Karen Martinez Lopez y Fernando Dávila Camacho, le agradeceríamos la asistencia."
Decía muchas cosas más abajo, sin embargo me daba pereza leer en ese momento, entonces deje la carta en la mesa y subí al cuarto, debía platicar con Karen este tema, no sabía si íbamos a ir, pero en todo caso esto iba a ser divertido.
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Después de la luz
RomanceDiez años han pasado después de la muerte de Azul. Cada uno de sus amigos ha creado una vida nueva a raíz de esto, sin embargo les hes imposible no recordar a quella chica la cual estuvo tan involucrada en sus días. En esta secuela, con una nueva h...