Detective

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NARRA GABRIEL

La azabache estaba sentada frente a mi, con una actitud muy segura.

— Y dime Marinette, ¿de qué querías que habláramos?—dije tratando de parecer interesado y con una sonrisa falsa en el rostro.
—Supongo que sabe que abriré otra de mis tiendas aquí en París—hizo una pausa y luego prosiguió—. Pues lo que pasa, es que vengo a pedirle su apoyo y algunos consejos de administración. Ya sabe. Usted a mantenido su negocio, y creo que sería la persona indicada para enseñarme como hacerlo. No se preocupe por responder ahora. Entenderé si se niega a ayudarme. Bueno me tengo que ir. Nos vemos señor Agreste—estrechamos las manos, y ella salió de mi oficina.

Me quede pensando un rato en la propuesta, y claro que aceptaría. Ahora se me esta presentando la oportunidad de hundirla, y ¿por qué no aprovecharla?. Primero debo de conocer más a fondo a mi presa.

NARRA MARINETTE

Hay algo sospechoso con el señor Agreste,y tengo un mal presentimiento. Será mejor que me cuide la espalda.

NARRA GABRIEL

Llame a un detective privado, para vigilar a Marinette. Le dije que era urgente el trabajo, y cuando le ofrecí una cantidad de dinero, muy grande, accedió.

NARRA AUTORA

—Nathalie—el Agreste llamó a su secretaria por medio del teléfono.
—¿Se le ofrece algo señor?—contestó la mujer inmediatamente.
—Llame a Plagg—colgó.

Si había alguien a su alcance, que la conociera, tenía que aprovecharlo. Plagg hablaría por defender su trabajo, siempre le dio privilegios, aun cuando su único hijo murió.

—Buenas tardes señor Agreste—Plagg entró a la gran oficina.
—Buenas tardes Plagg. Siéntate por favor—hizo un ademán con la mano, hacia la silla—. Bueno, quería hablar contigo sobre la señorita Dupain-Cheng.
—¿Qué ha pasado con ella?—preguntó Plagg al mayor.
—Necesito información personal sobre ella—dijo interesado. Se reacomodo en su asiento, y se aclaró un poco la garganta—. Todo lo que sepas me lo tienes que contar, y si no lo haces, olvidate de que seguirás trabajando a aquí—dijo el Agreste, haciendo que en Plagg se manifestara la confusión.

Al principio Plagg decidió contarle todo lo que quisiera, pero se acordó de que le hizo una vez a Adrien una promesa.

Flashback

Un moreno y un rubio se encontraban disfrutando del paisaje que proporcionaba la ciudad, en un café a lo alto de un edificio.

—Plagg, amigo—llamó la atención al moreno—. Necesito que me prometas que si en algún momento me llega a pasar algo, tu cuidaras de Marinette—dijo el rubio muy serio.
—Claro. Lo que sea por mi amigo. Lo prometo—dijo Plagg también muy serio.

Fin del Flashback

—Tendrá mi carta de renuncia en su escritorio, esta misma tarde—dijo el moreno muy seguro, para luego retirarse.

Al Agreste eso lo confundió un poco, y pensaba que era demasiado desconsiderado, pues siempre le dio un trato especial.

Tenía que ingeniárselas para hacer que la azabache cayera en la ruina. Y solo tenía que tocar su punto más débil. Sus sentimientos.

Con el corazón no se juegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora