Capítulo 9: Un enojo, un consejo, una reconciliación y MI canción.

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A la mañana siguiente algo cambió…

-¿Frank bajó a desayunar, mamá?

-Sí, cariño. Y se fue. Dijo que tenía cosas que hacer, que lo disculparas.

-OH, que extraño. El no mencionó nada…pero bueno.

Terminé de tomar mi desayuno y luego, contrariada, me dirigí hacia el colegio.

No lo vi por ninguna parte, ni a la llegada, ni en la hora de almuerzo, ni en la salida.

Cuando llegué a casa, él aún no llegaba. Me desesperaba no verlo, eso jamás había pasado, él nunca había desaparecido así como así.

A la hora de la cena lo vi.

-Hola – le saludé intentando esconder mi disgusto por no haberlo visto. Él no respondió – Hola – le volví a saludar.

-OH, Hola Sophie…

-¿Te pasó algo? No te vi hoy en todo el día.

-Sí, lo siento…tuve…cosas que hacer.

-Ah y…¿qué cosa

-Frank, más rato ve a mi cuarto. Tenemos que comenzar el trabajo – Rachel me interrumpió. Y luego me sonrió de una manera…que me dio miedo. Pero…¿Frank y Rachel juntos? ¿en un trabajo? ¿el mundo se está volviendo loco?

-Claro...- murmuró Frank.

Terminamos de comer todos. Se notaba la tensión que había entre Frank y yo. Ni mamá ni Doña Petunia hablaron, todos estábamos en un completo silencio.

Subí a mi habitación y Frank me siguió, antes de que pudiera decirme algo le cerré la puerta en la cara.

-Sophie...¿no me abrirás?...

No le iba a responder. Quería y a la vez no, hablar con él. Me estaba comportando como una cabra chica ¿verdad?

-Sophie, por favor...

-Frank, ¿vendrás o no? – la voz de Rachel sonó tan fuera de lugar en aquel momento que hizo que la sangre me hirviera.

-Ok...

Abrí la puerta para decirle a Frank que no fuera que se quedara conmigo. Pero era demasiado tarde, sólo alcancé a ver como la puerta se cerraba detrás de Frank.

Me quedé allí un rato esperando a que Frank saliera, pero los minutos pasaban y nada. ¿Qué estarán haciendo? ¿por qué son compañeros de trabajo? ¿desde cuando se hablan...? tenía tantas preguntas en mi cabeza, algunas eran realmente sin importancia pero otras me mataban.

-Sophie, cariño, ¿qué haces parada en mitad del pasillo? – mi mamá me miró con extrañeza.

-Nada...- apenas murmuré.

-Tienes una llamada de...una niña, Angel creo que se llama...

-Ya voy...

Mamá me quedó mirando unos segundos y luego se dio la vuelta. Reaccioné y la seguí.

Cuando contesté el teléfono la voz cantarina de Angel me invadió.

-¿qué tal Sophie? ¿cómo va todo?

-Bien...- mentí.

-¿segura? No suenas muy convincente.

-Te conozco recién hoy y ya sabes cuando estoy mintiendo, no seré una buena actriz. – ella se rió del otro lado de la línea - ¿y, em...que sucede?

-Nada. Sólo estaba aburrida y decidí llamarte.

-Oh...bueno...

-Sophie, ¿qué sucede?

Los cuentos de hadas o son para miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora