De Camino a la Universidad

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Miguel Ángel no estaba muy emocionado de empezar la tan afamada universidad de la que le habían platicado, era a penas un niño de 10 años, el pobre todavía le faltaba mucho camino por madurar antes de acceder a el último escalón de la vida para ser llamado un profesional. Su madre Lucía le acompañó a comprar todos los útiles que necesitaría un universitario para hacer de su experiencia la más cómoda posible. Cuando estaban en la tienda para comprar los útiles Miguel Ángel se encontró con un viejo compañero de su antiguo colegio, se llamaba Mauricio. Mauricio era el que más se burlaba de Miguel Ángel en el C.E.N. así que automáticamente el callado niño se encontró con Mauricio quiso obviarlo y hacerse de cuentas que este no se encontraba cerca de su callada presencia.

La señora Lucía le pidió de favor a Miguel Ángel que se quedara esperando en la entrada del establecimiento en lo que ella terminaba de hacer los últimos arreglos para por fin partir a su morada y encontrar esa paz que a Miguel Ángel le encantaba. El niño obedece en gran medida las palabras de su madre y se paró como si de una estatua se tratase, esperando solo la llamada de su querida madre Lucía para por fin partir a su hogar, en donde podía hablar consigo mismo, donde no necesitaba palabras ni a nadie con quien hablar, donde solamente él se encontraba con sus pensamientos y aun en ese inmenso silencio que existía, podía encontrar más ruido que en la asamblea más numerosa que se haya realizado.

Cuando Miguel Ángel se desconectó un poco de su mente y del increíble mundo de fantasías que se anidaba en su cabeza, decidió centrarse en Mauricio y ver que iba a buscar una persona como él en aquel establecimiento. Poco a poco fue acercándose al lugar donde se encontraba Mauricio y su madre, se dio cuenta de que el afamado niño estaba eligiendo la ropa para su nuevo año escolar, sumándole a esto estaba comprando algunos útiles escolares para la jornada estudiantil. Al verlo como se ponía su uniforme Miguel Ángel sintió algo dentro de si mismo, fue algo que nunca había sentido, era como si extrañara algo pero no sabía que era, no podía asimilar el hecho de que se sintiese tan extraño. No se si será por la edad o por el simple hecho de que nunca ha dicho una palabra en su vida, pero lo que Miguel Ángel no sabia es que ese sentimiento que tanto le costó entender se llamaba nostalgia, ese día Miguel Ángel aprendió a extrañar las cosas.

Siguió escuchando con mucha atención lo que estaban hablando Mauricio y su madre, se percató de que la madre le estaba reclamando por las cosas que Mauricio le pedía comprar, la madre de Mauricio llamada Katherine, miraba a su hijo reprochandole, mientras le decía-¡Mauricio! ¡No tenemos dinero para este tipo de cosas!- mientras decía estas palabras, Miguel Ángel se pudo percatar del rostro de Mauricio y ver como aquella llama que tenía se iba diluyendo poco a poco mientras respondió-Madre por favor, yo quiero ir con una mochila nueva, quisiera tener lo que tienen los otros niños. ¿Por qué no puedo ser como Miguel Ángel? A él siempre le va bien en todas las cosas, además era el mas inteligente de nuestra clase, usaba ropa limpia y además sus zapatos siempre estaban relucientes- Al escuchar eso Miguel Ángel se sorprendió muchísimo, el pequeño y callado muchacho por primera vez sintió un silencio en su mente aunque fue bastante corto, pudo percatarse de una pregunta que se hacía desde hace mucho tiempo pero que por fin pudo contestarse.

Desde que en el C.E.N. se burlaban de Miguel Ángel, este siempre se preguntó el porqué de esas grandes aberraciones de burlas que se le propinaban al pobre sin ningún motivo, y lo peor es que cada una de estas burlas era patrocinada por la supremacía de Mauricio, que siempre tuvo algo en contra de nuestro callado protagonista. Al escuchar la conversación de hoy y los reproches de la señora Katherine hacia su hijo, Miguel Ángel recordó una vieja ''plática'' que tuvo con su madre(pongo las comillas en plática porque honestamente no se si se le debería llamar así a una conversación formada por una sola persona). Su querida madre Lucía vio un día como su querido primogénito llegaba del C.E.N. con un letrero en la espalda al más puro estilo de aquellos letreros que cuelgan en esas películas escolares donde le ponen frases ridículas como ''pateame'' o ''soy un idiota'', lo único que la de Miguel Ángel era un poco diferente, ya que solo decía ''el mudo'', Lucía se sorprendió al ver estas palabras y procedió inocentemente a pronunciarlas sin siquiera imaginar la reacción que tendría su amado hijo al escucharlas. Miguel Ángel al escuchar ese sobrenombre que tanto le molestaba se puso rojo y se encendió en un estado de cólera que no se necesitaban palabras para sentir la gran molestia que sentía al mencionarle ese sobrenombre. Su madre pudo sentir toda la frustración que su hijo tenía en ese momento y le dijo- Miguel Ángel siéntate amor, quiero platicarte algunas cosas- su hijo tranquilizó sus nervios y se sentó, al hacerlo pudo darse cuenta de que aquella increíble ira se esfumó como un estornudo en tan solo el instante en el que decidió estar con su madre, a lo que Lucía prosiguió- Se que tu situación en el colegio no debe ser sencilla, eres diferente a los otros niños y eso les cuesta mucho entenderlo- Miguel Ángel solo pensó en la palabra ''diferente'' y pensó que era una forma muy bonita de decir que era un niño inútil, su madre como si le hubiera leído la mente le dijo- No pienses que al llamarte diferente me estoy refiriendo a algo malo, cuando te digo que eres diferente me refiero a que tu manera de pensar es demasiado elevada para los niños de tu edad, tú eres especial Miguel, quizás ahora no lo veas pero estoy segura que llegarás a ser alguien muy grande en esta vida porque tu inteligencia es única, me siento orgullos del niño que tengo- Miguel Ángel se sorprendió mucho por las palabras de la madre y en ese preciso momento Miguel Ángel sintió esa necesidad de querer decirle algo, estaba a punto de abrir la boca para decir 3 palabras ''te amo madre'',ya sus labios se empezaban a poner de forma indicada para pronunciar la ''t'', pero en ese mismo instante se dio cuenta de que no puede hacerlo, aunque quisiera no le salieron palabras, así que solo se limitó a abrazar a su madre y esta le dijo- Recuerda Miguel Ángel, la gente que quiere hacer miserable la vida de los demás, normalmente es porque sus vidas son tan poco interesantes e infelices, que quieren contagiar esa tristeza a los demás porque quizás así lleguen a sentir la felicidad que tanto anhelan. Que pena me dan ya que no se dan cuenta de que la verdadera felicidad está en el amar a los demás-.

Al recordar ese conmovedor momento con su madre, Miguel Ángel se dio cuenta de que una vez más su amada madre tenía razón, ese Mauricio que tanto lo molestaba todo este tiempo solo sentía envidia de los grandes dotes de Miguel Ángel, solo anhelaba las cosas de Miguel Ángel y quería ser como él: estudioso, noble, ejemplo y lo que más envidiaba es que no le faltaba nada nunca.

En la posición de Miguel Ángel cualquier persona hubiera ido donde Mauricio y presumirle justo en frente lo superior que era ya que eso era lo mínimo que se merecía después de hacerle la vida tan miserable a nuestro héroe. Pero Miguel Ángel era diferente a cualquier persona normal, él lo sabía al igual que su madre, era diferente a todos, por eso Miguel Ángel cogió aquellos zapatos que Mauricio deseaba tener pero que por motivos económicos no podía, y fue y los compró él mismo con el dinero del monedero que su madre le había dejado. Mauricio al principio interpretó la acción como una manera de presumir en su cara que es mejor que él, pero tuvo que tragarse sus palabras cuando vio que Miguel Ángel se acercó frente a él, le dejó aquellos zapatos y al unisono le extendía la mano de una manera tan cálida y amigable como ningún otro amigo había hecho con Mauricio. Mauricio sintió como sus pupilas se aguaban lentamente mientras en su garganta comenzaba a formarse ese nudo que se nos hace cuando vamos a llorar, intentando no perder la compostura y entre el shock de aquella inesperada acción, procedió a agradecerle a Miguel Ángel diciéndole- Miguel yo siempre te molesté en el colegio, te hice la vida imposible, incluso la broma que te hicieron cuando fuiste a levantar la bandera, yo fui quien la organizó, y aún así tú me regalas estos zapatos que tanto quería. No tengo palabras solo puedo decir gracias. Estoy seguro de que llegarás muy lejos en la vida, te deseo lo mejor en la universidad, serás mas grande que todos nosotros- una sonrisa creció en el rostro de Mauricio mientras esta vez él le tendía su mano a Miguel Ángel, con las mejores intenciones que nunca había tenido diciéndole- ¿Sin rencores?- Miguel Ángel solo asintió con la cabeza a la propuesta de Mauricio y procedió a tomar su mano y estrecharla con firmeza.

Ese día Miguel Ángel aprendió a perdonar.

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⏰ Última actualización: Feb 18, 2018 ⏰

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