Capítulo 5.

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Alex tuvo que cerrar fuertemente los párpados, ya que una luz enceguecedora le quemó repentinamente los ojos. Un suave quejido salio de su garganta, que se encontraba muy seca al igual que su boca y sus labios. Luego de unos segundos con los párpados cerrados, los comenzó a abrir nuevamente pero la luz seguía quemando sus iris; entonces volvió a cerrarlos y a respirar profundamente. Sabia que sus ojos debían acostumbrarse a la repentina luz para que dejaran de dolerle. Quiso tragar saliva pero se percató de la ausencia de ésta, no había rastros de humedad en su boca y por primera vez, desde que se despertó en aquel lugar, fue consciente del dolor que sentía en su garganta.
Un sordo ruido que se originó a su derecha le hizo voltear la cabeza bruscamente en esa dirección y a intentar volver a abrir los ojos; esta vez mas lentamente y con mas paciencia.
-¿Alexandra? -le preguntó una voz de hombre gruesa y profunda.
Ella abrió la boca para poder decir algo pero nada logro salir. Sus ojos se abrían y cerraban frenéticamente intentando acostumbrarse al ambiente. Cuando por fin se acostumbraron y pudo mantenerlos abiertos, sin la sensación de quemazón, sus ojos se fijaron en un hombre que estaba parado a su derecha mirándola fijamente.
En ese preciso instante, Alex quiso gritar, abrió su boca y lo intento con todas sus fuerzas. Un lacerante dolor cruzó por su garganta en ese mismo momento y un ataque de tos seca la sorprendió. Quiso incorporarse para poder toser mejor, pero sus brazos atados no se lo permitieron.
Sintió una presión suave en su abdomen, mientras la misma voz de antes le decía:
-Tranquila, tranquila. Necesitas un poco de agua.
Acompañada de estas palabras sintió un suave toque de algo en sus labios. Volvió a abrir los ojos y vio al hombre de antes, un pasamontañas negro cubría su rostro y se encontraba ahora en cuclillas a su lado, muy cerca.
Alex comenzó a retorcerse frenéticamente sobre sí misma tratando de alejarse del hombre.
-Tranquilizate -le dijo éste, apretando suavemente con su mano el brazo derecho de Alex. -Te estás lastimando las muñecas.
La presión que sentía en su abdomen se hizo mas fuerte, al punto de hacerle sentir dolor. Entonces Alex se quedó completamente quieta, abrió los ojos nuevamente, levantó la cabeza lo máximo que pudo y miro en dirección hacia su abdomen. Una mano enguantada en negro era la responsable de la presión que allí sentía; siguió con la mirada el recorrido de todo el brazo hasta llegar a su dueño, que la miraba desde un pasamontañas negro.
-Bebe un poco de agua -le dijo acercando algo hasta su boca y tocando suavemente sus labios. Alex bajo lentamente sus ojos y fijo la mirada en eso que había tocado sus labios; se encontró con un sorbete dentro de una botella de agua. Al ver esto una necesidad repentina y avasallante por beber agua y saciar su sed la invadió; abrió los labios y el sorbete se introdujo entre ellos guiado por la mano del hombre; comenzó a beber desesperadamente, apurando grandes tragos de agua por su garganta dolorida, un hilo de agua se escurrió por la comisura de su boca.
-Bebe más despacio -dijo el hombre enmascarado en tono burlón, -te ahogaras si sigues así.
Cuando Alex sació parte de la sed que sentía dejó de beber, corrió su cara de la botella y cerrando los ojos dejo caer su cabeza sobre el colchón.
-Mejor, ¿no? -preguntó el hombre a su lado.
Alex no contestó, no estaba segura de poder hacerlo.
-¿Tienes frío? -siguió indagando el hombre.
Tampoco estaba segura de eso, no podía sentir sus piernas ni sus pies. De lo único que estaba segura era del dolor que sentía en sus muñecas inmovilizadas. Sintió entonces que le colocaban algo pesado encima del cuerpo. Seguidamente sintió que el hombre tocaba una de sus muñecas y decía casi en un susurro:
-Ya te las has lastimado -después de una pausa breve -Tendré que limpiarlas y vendarlas para evitar que empeoren -finalizó.
Sin abrir los párpados, escuchó los pasos que dio el hombre al caminar y el ruido que hizo cuando abrió lo que le sonó como una puerta.
-Enseguida regreso -le dijo finalmente para después cerrar la puerta y dejar un pesado silencio tras de sí.
¡Maldito!, pensó Alex, ¡Sea quien seas, eres una maldita basura!
Gruesas lágrimas comenzaron a derramarse por los costados de sus ojos perdiéndose entre sus cabellos. No lograba entender que hacia en aquel lugar, quien era ese hombre con el rostro cubierto y para que la quería allí. Miles de pensamientos se formularon en su mente, uno peor que otro, uno mas aterrador que otro.
Maldito, volvió a pensar mientras apretaba sus dientes con fuerza y sus lágrimas se hacían más abundantes.
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Eli cerró la puerta con llave, se dio media vuelta, se sacó el pasamontañas que cubría su cabeza e inspiró una profunda bocanada de aire. Odiaba siempre el maldito primer encuentro, se odiaba así mismo por provocar esa expresión de desesperación en el rostro de las víctimas, jamás se acostumbraría a que lo mirarán con ojos de terror absoluto, siempre sentiría lástima al ver las muñecas lastimadas por los grilletes en un fallido intento de soltarse y escapar. Odiaba todo lo referido al maldito trabajo que realizaban con su amigo periódicamente.
Eli soltó el aire bruscamente en un fuerte bufido mientras se encaminaba hacia las escaleras y las subía de dos en dos, al llegar arriba abrió la puerta, paso a través de ella y la cerró tras de sí.
Camino hasta la cocina donde esperaba hallar a su socio, pero no lo encontró. Entonces lo llamó por su nombre:
-¿Cristhian?
Se dirigió hasta el destartalado sofá que se encontraba en medio del living,
-¿Cristhian? -volvió a llamarlo, esta vez un poco mas alto.
La puerta de la entrada se abrió en ese momento, dejando entrar a Cristhian a través de ella.
-¿Me extrañabas? -le dijo burlonamente con una media sonrisa en el rostro, mientras cerraba la puerta.
-Claro que si, me hacías falta -le respondió sarcásticamente Eli con una sonrisa falsa, -¿Que hacías afuera? -indagó.
-Fumando -respondió Cristhian -¿Me buscabas?
-Si, te necesito -dijo Eli dirigiéndose hacia la puerta que daba al baño principal, -la chica se ha cortado las muñecas con los grilletes. Debemos curarla y cambiarle la sujeción -ordenó mientras se adentraba en el baño.
-Ya empezamos, ¿eh? -dijo Cristhian mientras seguía a Eli.
-Prepara uno de esos caldos instantáneos, por favor -volvió a ordenar Eli, sin prestar atención a la pregunta de Cristhian. -Voy a buscar lo necesario para curarla.
-Como usted ordene, su majestad -dijo Cristhian con una mueca burlona mientras se dirigía a la cocina para preparar la cena de la chica.

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⏰ Última actualización: Aug 13, 2016 ⏰

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