Creo que empecé esto poco antes de que empezará el instituto.Sinceramente llevaba unos años odiando mi cuerpo sólo que lo dejaba pasar, no le daba importancia a los comentarios y no sé por qué le hacia querer creer a la gente que era segura de mi misma y que tenía una autoestima alta.
Pero todo esto cambiaba cuando me veía frente al espejo, corría por mis gordas mejilla lágrimas, yo me preguntaba porqué había dejado que pasara tanto tiempo para reaccionar.Las respuestas que recibí fueron:
No tienes fuerza de voluntad No funcionará A ver hasta cuándo te dura la dieta, ¿hasta mañana?Gorda. Admitelo, ya no pesas 48 kilos, ya vas acercándote a los 60. Un tercio de tu cuerpo es grasa. No te gusta hacer deporte, eres una vaga.
Y caían más y más lágrimas, me sequé con la mano intentando que no cayera ni una sola más al suelo y grite en mi interior ¡BASTA!¡BASTA YA!¡CALLAD!¡ESTA VEZ LO LOGRARÉ!
Se oían unas risas en mi cabeza, unas risas de burla.
Yo pasé casi todo el verano en un viaje a Perú donde vivía mi padre y mi hermano.Hace 10 años que no veía a mi padre, me hace gracia decir que la última vez que mi padre me vió no tenía ni tetas, me refiero a mí, no a mi padre.A mi hermano, Diego, no le veía desde hace dos años, dos años y medio, tal vez.Nos separamos por los distintos conflictos que teníamos, no eran sólo voces y gritos, no eran sólo palabras, eran golpes que tanto él como yo soportábamos del otro, me sacaba de mis casillas y los daños iban ascendiendo según la edad, no parecíamos hermanos, parecíamos enemigos.
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Nicol y sus cosas.
Teen FictionNicol es una chica muy/poco normal.Diecisiete inviernos que duelen, encerrada en su habitación tras haber caído en un problema alimenticio cuenta qué fue lo que le llevo a ese punto y también los distintos romances; con 14 años se vuelve loca por un...