Yuu se sentía mal. Su cabeza le daba vueltas y apenas era capaz de prestarle atención a la clase; el estómago también le dolía y el profesor le llamaba la atención cada vez que se recostaba en la banca. Yuu no lo soportó más y pidió permiso para irse a casa; descansaría un rato para así sentirse mejor a la hora del entrenamiento.
Antes de irse, Yuu le avisó a Ryuu y a sus hermanos Kei y Tobio que regresaría a casa porque no se encontraba en un estado óptimo. Su casa no estaba tan lejos, pero aun así tenía que tomar el metro y Yuu estaba seguro que vomitaría en cuanto pusiera un pie en el vagón. Por suerte no fue así y logró llegar a casa sin pasar por ninguna adversidad.
Era medio día y normalmente a esa hora no había nadie en casa. Su padre y Sawamura-san se encontraban en sus respectivos trabajos y fue por eso que a Yuu lo tomó por sorpresa encontrar la puerta abierta. Entró a su hogar con cautela, caminando lo más silenciosamente posible, preparado para atacar en cualquier momento. Caminó hasta la cocina, de dónde provenía bastante ruido, como si alguien estuviera cocinando.
– Daichi, ¿eres tú? – Yuu se detuvo. Sintió como si una corriente eléctrica recorriera su cuerpo y dejara un cosquilleo por todo su ser. Su pulso se aceleró tanto que olvidó por completo su malestar. La voz que había escuchado desde la cocina era inconfundible. No importó cuanto tiempo pasó, no importó la distancia, Yuu reconoció esa voz con un estremecimiento en todo su ser.
– ¡ASAHI-SAN! – Yuu se precipitó a la cocina y cuando vio, de pie y preparando la comida, seguía sin creerlo. Recordó su infancia, todos los momentos que pasó junto a Asahi y como los sentimientos que tenía por él fueron creciendo poco a poco. Yuu ya no se sentía mal, ni siquiera recordaba haberse sentido indispuesto. Ahora se encontraba emocionado, tanto que no pensó en sus acciones y brincó para abrazar a Asahi, enrollando sus brazos y sus piernas en él.
– ¡Yuu, espera! – El cuerpo de Asahi era cálido y muy fuerte, tal y como Yuu lo recordaba.
– No puedo creer que estés aquí – Yuu abrazaba con fuerza a Asahi, como si no quisiera que se fuera de nuevo. Habían pasado siete años desde la última vez que lo vio, lo abrazó, lo olió, lo sintió. Yuu se sentía en un sueño, Asahi no había enviado cartas o comunicado en ninguno de esos siete años en los que estuvo fuera de Japón. Y aunque Yuu había sido un niño cuando se enamoró de Asahi, nunca dudo o negó sus sentimientos; y ahora que ya era casi un adulto, esos sentimientos solo habían crecido más fuertes.
– Ja ja ja ja, sí. Lamento no haber avisado. – Asahi hizo el amago de bajar a Yuu, pero este no se dejó. Se separó un poco de Asahi y lo miró directamente a los ojos. Yuu pasó por alto el nerviosismo y la ligera incomodidad de Asahi. Para él no existía otro sentimiento más que el amor que ambos se tenían, aunque el amor de Asahi no era más que simple cariño familiar. Yuu sonrió y pegó sus frentes, disfrutando de la cercanía, grabando ese momento en su memoria con fuego. Su piel, la sensación de esta, su aroma, su cabello. Todo estaba tatuado en el cerebro de Yuu. Y, sin que Asahi se opusiera, Yuu lo besó.
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Adolescencia en su punto.
FanfictionTobio es un chico como cualquier otro. Le gusta el curry, leer libros interesantes y el voleibol. Vive con su padre, sus hermanos, la pareja de su padre y sus hijos; en una casa pequeña pero cálida. No le gustan los lugares concurridos, los días cal...