Capítulo 08

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¡IMPORTANTE LEER! Hola de nuevo, sé que me vais a decir: <¡¿Qué haces sin publicar tanto tiempo?!> Bueno, de verdad que lo siento mucho, pero es que me ha sido imposible publicar los capítulos, ya que en la casa de veraneo no tengo Wi-Fi. No obstante, no he dejado de escribir así que, para compensar, hoy voy a publicar dos capítulos y, si puedo, mañana otro. Así que ya no me demoro más: muchas gracias <3

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Cola Manchada estaba inquieta: ¿para qué querría el Clan de la Sangre a todos esos cachorros?

-¿Po...Podrías contarme m...más acerca del Clan de la Sa...Sangre?-titubeó Cola Manchada. Apenas podía articular palabra.

-Como quieras –respondió Garra Negra-. Tu madre antes se llamaba Garra Ensangrentada, en honor a su padre, un cruel gato que mató a más de un minino casero. En ese Clan no hay sitio para gatos débiles. Los más ancianos deben abandonar el Clan y buscarse la vida por si solos o también pueden escoger morir –a Cola Manchada se le erizó el pelo de indignación: ¡¿cómo alguien podía ser tan cruel?!-. También hay como unos mentores y aprendices. Tu madre y yo éramos unos aprendices cuando nos fuimos. Para entonces, Bigotes Negros era igual de despiadado que ahora. Siempre se ha quejado de que los gatos salvajes tenéis todo el bosque lleno de presas y que el Clan de la Sangre se las merece más que vosotros. Su odio no hizo más que aumentar después de que Lucy se uniera a los mininos caseros. Su ambición lo cegó y poco a poco fue ganándose el respeto de los otros gatos hasta poder ser su líder. Un día, mientras yo estaba dentro de la casa de los Dos Patas, vi que Bigotes Negros saltó a nuestro jardín y se acercó a Lucy. Todos los del Clan sabían que siempre había andado tras ella. Estuvo hablando con ella hasta que Lucy le dio un zarpazo. Entonces se subió a la valla y le dijo algo. Luego se marchó, más enfurecido que nunca. Rápidamente fui a preguntarle a tu madre que le había ocurrido. Ella me contó que Bigotes Negros le había ofrecido volver al Clan de la Sangre con una condición: que fuera su pareja. Por aquel entonces, ya estaba embarazada de Pelaje Manchado, al que yo ya había conocido hacía poco. Dispuesta a serle fiel a su pareja, Lucy echó a Bigotes Negros. Las últimas palabras que dijo fueron: "Por mucho que tus cachorros y tú os escondáis en el bosque, algún día os encontraré. Entonces, caeréis todos, pero no por mi culpa, si no que moriréis a manos de vuestros compañeros". Hasta la fecha no ha dado señales de querer hacer algo per, por lo que me habéis contado, sospecho que ya debe haber empezado con su venganza.

Cola Manchada había estado atenta a todo lo que le había contado Garra Negra. Un montón de sensaciones se acumularon en su pequeño cuerpo: admiración por la lealtad de su madre hacia su padre, desprecio y odio hacia el rastrero de Bigotes Negros, tristeza por el pobre Garra Negra, que había pasado por todo eso, y determinación para salvar a los cuatro Clanes del destino que les tenía preparado Bigotes Negros.

-Si todo eso que me cuentas es verdad, que no lo dudo, -empezó Cola Manchada- debemos actuar, y rápido. ¿Nos podrías decir dónde se esconde el campamento del Clan de la Sangre? Los cachorros y Pelaje Tormentoso deben estar encerrados allí.

-Por supuesto. No te lo puedo decir exactamente, pero me puedo hacer una idea.

Antes de que empezara, Cola Manchada hizo un gesto a sus acompañantes y les hizo un resumen de lo que debían saber: qué era el Clan de las Sangre y sus sospechas de por qué tenía a todos esos cachorros. Una vez terminó, Garra Negra dio paso a su explicación sobre dónde se encontraba el Clan de la Sangre:

-Por lo general, se mueve entre los nidos de los Dos Patas que están en un poblado cerca del territorio del Clan del Trueno –empezó Garra Negra, pero fue interrumpido por Tormenta de Nieve:

-Espera, espera, espera... ¿Hemos hecho todo este trayecto hasta aquí para que nos digas que tenemos que volver? –Tormenta de Nieve agitaba la cola con rabia mientras dirigía una mirada furibunda a Cola Manchada.

-No me mires así –dijo Cola Manchada-, estoy segura de que el Clan Estelar nos ha guiado hasta aquí para que Garra Negra nos indique el camino correcto. Si no fuese así, aún estaríamos vagando por el bosque sin saber hacia dónde ir.

-Si tú lo dices...-respondió Tormenta de Nieve con irritación.

-Bueno, ¿por dónde iba? -dijo Garra Negra para liberar la tensión que había- ¡Ah, sí! Los distinguiréis perfectamente de los mininos caseros. Éstos suelen ser rechonchos y apestan a Dos Patas. Además llevan collares con un cascabel o su nombre.

-¿Qué es un "collar"? –preguntó Pelaje Nocturno.

-Es una cinta rara que llevan los mininos caseros alrededor del cuello. Sus Dos Patas se los ponen –respondió Corazón de Manzana.

-Exacto –prosiguió Garra Negra-. Sólo algunos gatos del Clan de la Sangre los llevan, pero ellos los "decoran" con los colmillos de los perros a los que matan.

Un escalofrío recorrió la espalda de Cola Manchada, seguido de un sudor frío. <Si estos gatos son capaces de matar a perros, ¿cómo conseguiremos rescatar a los cachorros y a Pelaje Tormentoso?> pensó Cola Manchada, empezando a desesperarse. No obstante, Garra Negra no pareció percatarse de eso así que continuó:

-Además huelen un poco a carroña y están muy delgados. No obstante, debéis tener mucho cuidado con ellos. Si queréis rescatar a vuestros camaradas, debéis idear un plan para que no os vean, de lo contrario, no lo conseguiréis –miró fijamente a las cuatro gatas-. Ahora deberíais descansar, mañana os espera un largo viaje. A propósito, yo evitaría volver por dónde habéis venido, sería más fácil rodear el bosque e ir por otro camino –dicho esto, Garra Negra se levantó y se adentró en las sombras, probablemente dirigiéndose a su lecho-. Si tenéis hambre, cazad lo que queráis. Para dormir podéis utilizar esa paja que esta al fondo –maulló finalmente.

Las cuatro guerreras estaban exhaustas y necesitaban dormir, así que empezaron a construir unos modestos lechos con la paja que Garra Negra les había indicado. Pelaje Nocturno y Tormenta de Nieve se habían separado, cada una por un lado, mientras que Corazón de Manzana y Cola Manchada se habían construido sus lechos uno junto al otro para dormir juntas y no pasar frío. <Es increíble como en tan poco tiempo nos hemos hecho tan amigas> pensó Cola Manchada mientras se acurrucaba en su lecho. Pronto cayó rendida en un sueño profundo en el que rescataban a los cachorros y a Pelaje Nocturno y volvían a casa sin ningún incidente. Aunque Cola Manchada sabía que no iba a ser así, se dejó llevar por esas esperanzadoras fantasías.

Cuatro Clanes, un destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora