Capítulo 06

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Esa noche había asamblea y Pelaje Tormentoso seguía desaparecido, junto con los cachorros. Cola Manchada estaba destrozada. Por suerte, contaba con el apoyo de su lugarteniente, Garra de Zorro. Pero no sólo eso preocupaba a Cola Manchada: se acercaba la estación sin hoja y el Clan empezaba a notarlo y, para colmo, la tensión entre los cuatro Clanes se notaba tanto en el ambiente como el olor de ansiedad que despedían todos los gatos, pendientes por si se originaba algún ataque enemigo. <Que el Clan Estelar nos ayude a salir de esta...> pensaba Cola Manchada. Ya se había reunido con Corazón de Manzana y Tormenta de Nieve más de una vez y ya habían preparado un plan: antes de que la asamblea de esa noche empezase, las tres gatas saldrían disparadas, sin que nadie reparara en ellas, hacia el territorio del Clan del Viento. Cola Manchada tenía un presentimiento que le indicaba que fuera por allí porque encontraría algo interesante.

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Cola Manchada estaba súper nerviosa: estaban a punto de llegar a la hondonada de los Cuatro Árboles, y eso quería decir que pronto emprendería su viaje para descubrir que estaba ocurriendo en el bosque. Garra de Zorro se acercó a ella.
-¿Te encuentras bien, Cola Manchada? -sus ojos mostraban preocupación. Seguramente habría notado su olor de ansiedad y miedo.
-Si, si -se apresuró a responder la guerrera. No quería levantar sospechas, ya que, aunque estuviera hablando con Garra de Zorro, nadie podía enterarse de lo que estaba tramando-. Solamente estoy preocupada por lo que sucederá en la asamblea...
Garra de Zorro le dio un reconfortante lametazo en el hombro y le dijo:
-Tranquila, todo saldrá bien -dicho esto, inclinó la cabeza a modo de despedida y se acercó a Estrella Soleada.
Ya habían llegado allí. Con un movimiento de cola, Estrella Soleada indicó a sus guerreros que ya podían bajar. Una vez llegaron, Cola Manchada buscó con la mirada a Corazón de Manzana y a Tormenta de Nieve. Las encontró en el lado opuesto de dónde se encontraba ella, ocultas en las sombras para evitar miradas fisgonas. Se encaminó hacia ellas, intentando pasar desapercibida. Cuando estaba a un par de colas de sus amigas, se percataron de que estaba allí.
-¡Cola Manchada! -exclamó Corazón de Manzana- ¡Empezaba a pensar que no vendrías!
-¡Shhhh! -dijo Cola Manchada, risueñamente- Yo también me alegro de verte, Corazón de Manzana, pero si gritas tanto nos descubrirán. ¿Qué tal, Tormenta de Nieve?
La gata blanca la miró de forma esttaña. Cola Manchada sabía que ésta no se fiaba del todo del plan, ya que hacía poco que conocía a las otras dos.
-Bien, un poco asustada... -Cola Manchada y Corazón de Manzana la comprendían: ¡ellas dos se sentían igual! Cola Manchada asintió con la cabeza. Entonces, esperaron en silencio a que la asamblea empezara, a la vez que su plan.
Poco después, la asamblea empezó. Aprovechando que ya estaban ocultas, las tres gatas se escabulleron en dirección al Clan del Viento. Corrieron lo más rápido que sus patas, inexpertas en ese territorio, les permitían. Cuando ya llevaban un buen rato corriendo, pararon a descansar cerca de unas rocas, escondiéndose en unos arbustos. Después de recuperar el aliento y comprobar que no había guerreros enemigos cerca, Cola Manchada dijo:
-Vale, -miró a sus compañeras- ahora... ¿hacia dónde vamos?
El pelaje de Tormenta de Nieve se erizó.
-¡¿Cómo que hacia dónde vamos?! ¡Se supone que sabías a dónde nos dirigimos!
De repente, se escuchó el inconfundible sonido de unos pasos corriendo en su dirección a través del sotobosque. Inmediatamente, las tres gatas intentaron esconderse entre las pequeñas ramas de los arbustos que había en el árido terreno del Clan del Viento, pero ya era demasiado tarde. Los pasos se acercaban ágilmente en su dirección, mucho más rápido de como lo haría un gato normal. Cola Manchada temió que ese individuo fuera un perro pero, conforme se iba acercando, pudieron oler que era un gato o, mejor dicho, una gata. Pero no solo eso:era una gata del Clan del Viento. <Se avecinan problemas...> pensó Cola Manchada. Entonces, de la nada apareció una gata totalmente negra con ojos azules. Tenía el lomo arqueado, con el pelaje erizado y y los colmillos al descubierto. La gata bufó amenazadoramente, dispuesta a pelear si se veía obligada. Empezó a dar vueltas alrededor de las otras tres gatas.

Cuatro Clanes, un destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora