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Luego de asegurarme de que todo estaba en orden y de cerrar mi bolsillo, salí del baño para bajar por las escaleras y caminar al área de la piscina donde los chicos me esperaban. Me acerqué a Yoongi abrazándolo y podía aspirar su olor a vainilla mezclado con el olor singular del humo.

—¿Ya más cómoda nena? —

—Si, el jugo recorre rápido el cuerpo ¿no crees? — mis brazos habían viajado para enrollarse en su cuello.

—Eres hermosa— susurró en mis labios y luego plantó un beso casto en ellos.

—Eso lo dices porque estas drogado— bufé.

—Eres linda ¿sabias? — volvió a susurrar y nos besamos pero ahora su lengua hacia su espacio dentro de mi boca.

—Hey calenturientos... busquen habitación, supongo que arriba deben haber— se quejó Jerm.

—¿Qué dices? ¿Te parece buscar una habitación o prefieres...?— y con esa mirada que conocía tan bien de Yoongi nos separamos para tomando por sorpresa a Jerm y luego tirarlo al agua fría de la piscina.

Todo mojado empezó a seguirnos para hacer lo mismo pero después de no conseguirlo todos nos volvimos a sentar en la mesa para seguir fumando. Yo no era mucho de las bebidas, pero los chicos si la amaban, empezaron a beber ron. Luego de unos tragos Jung ya estaba por el suelo, Yoongi y Jerm aun bebían y hablaban las estupideces que normalmente decían. Tenia celos de ellos, disfrutaban sin tener que esconderse, yo debía hacerlo por Yoongi; hace un año en una fiesta igual, mi cuerpo colapsó, había consumido demasiada cocaína y eso junto con el alcohol, que a pesar de que uno baja los efectos del otro y viceversa, que hacen una pareja excepcional, hizo estragos en mis sistemas provocándome hemorragias nasales severas. Luego de ese episodio, Yoongi, dejó claro que no quería que la coca fuera consumida como lo hacíamos para ese entonces.

Después de muchos porros y algunas bebidas, Yoongi decidió que debíamos irnos, a diferencia de él, yo no estaba drogada, necesitaba mucho más para sentir el efecto inicial. Caminamos hasta el auto y le propuse que yo manejaría, él aceptó, pues sabía que no había bebido ni fumado demasiado, para ser sincera, esas prácticas, no me satisfacían como lo hacía el polvo.

Cruzando las últimas calles, llegamos a mi casa, bajamos del auto, entramos sintiendo el calor acogedor que nos envolvía dentro. Ayudando un poco con los zapatos y el exceso de ropa de Yoongi para poder despojarlas, nos reíamos por las estupideces que decía. Drogado era un pio. Dejándolo sobre el sillón donde él mismo había caído al entrar en la casa, apagué las luces y subí a mi habitación donde caí dormida sobre mi cama.


Los rayos de sol se filtraban por las cortinas de ceda de mi habitación, parpadee un poco acostumbrándome a la luz, las mañanas eran infernales para mi. Saliendo de la cama, caminé fuera y bajé las escaleras para revisar la sala donde Yoongi ya no se encontraba, con un poco de confusión fruncí mi entrecejo tratando de saber dónde podría encontrarse. Caminando hacia la cocina, mi olfato pudo percibir un olor agradable y delicioso, entré y allí estaba mi novio, cocinando, no es que fuera el mejor cocinero del mundo pero al menos el ramen le quedaba delicioso.

—Buenos días bella durmiente—

—¿No has notado que cada vez te haces mas asqueroso? —

—Un "muy bien, y tu que tal mi amor" no hubiese estado mal— rio para sí mismo.

—¿Ramen? — pregunté.

—Es mi especialidad— guiñó el ojo y me dio un beso en la mejilla.

Retrospectiva Sharmaine (BTS ~ V)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora