Capítulo 35

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Harry's POV 

Estoy agotado, después de cenar he insistido en pasear más por las bonitas calles de París. Todos iluminadas por las luces a estas horas de la madrugada. 

Pero ahora, que ya hemos llegado al hotel, creo que no puedo dar un paso más.

— Supongo que mañana nos despertaremos tarde, ¿no? —pregunta Louis haciendo ojitos y yo apoyo mi cabeza en su hombro cuando nos subimos al ascensor, estaba abatido.

— Mañana te despertarás a la hora que me despierte yo —aviso y noto como lucha por no reír. Le hacía mucha gracia que quisiera visitar París con tanto ímpetu.

— Vale, ¿quieres que te lleve en brazos hasta la habitación? —cuestiona y yo niego con la cabeza pero segundos después cuando trato de salir del ascensor, las piernas me fallan y tiene que cogerme.

Me abraza la parte posterior de las rodillas y me coge tal como una princesa. Me cuelgo de su cuello y escondo mi cabeza en su clavícula.

— No hacía falta —me quejo y cuando llegamos a la habitación me apaño para poner la tarjeta en el paño y abrir la puerta.

En cuanto me deja en la cama, me duermo instantáneamente.



 No son ni las diez cuando me levanto pero no despierto a Louis como había prometido, sino que entro en el baño y me tomo una ducha estimulante. Aún siento cansancio del ayer, pero estoy dispuesto a darlo todo estos días, cuando llegara a casa ya descansaría. Y respecto a Louis, se había comportado tan bien ayer. Me había cogido de la mano y sonreía cada vez que yo gritaba de emoción. Era un caballero. Y como le había dicho ayer bajo la Torre Eiffel, nunca podría devolverle esto, estos días. ¡Ayer toqué la Torre Eiffel!

Como todas las cosas buenas, la ducha llega a su fin y me envuelvo en el gran albornoz que encontramos ayer al llegar en el gran armario. Me estiro a la cama, a su lado, y tras ponerme cómodo vuelvo a quedarme dormido.Solo serían unos minutos más.

— Leoncito, ya son las diez y media. Si no bajamos ya, no nos darán de desayunar —me despierta Louis y sonrío cuando me envuelve en sus brazos.

— Estoy listo.

— Hueles muy bien —murmura haciéndome cosquillas en el cuello con su nariz.

— Me he duchado antes —informo y solo después abro los ojos, encontrándome con su rostro a escasos centímetros del mío. 

Se muerde el labio y se acerca más a mí. Ahora tocando mi nariz con la suya. Siempre hacía eso, ¿Por qué le gustaba tanto? Cuando cierra los ojos para acabar de darme un beso, salto fuera de la cama, riendo como un niño pequeño. Gime frustrado y aprovecho que se ha vuelto a estirar para empezar a vestirme.

— Llegaremos tarde al desayuno —canturreo y él apoya su cabeza en su mano, escaneándome con su mirada, se veía tan sexy así.

— Te puedes voltear y quitarte el albornoz, si quieres.

— No, gracias, me entraría el frío —me burlo y me pongo los calzoncillos por debajo del gran albornoz, me pongo también los calcetines y luego me saco el pesado albornoz, dejándolo en la mesa que había debajo de la televisión.

— Me gusta tu espalda, la tienes muy grande por los hombros y delgada por la cintura. ¿Antes te dedicabas a nadar, o algo?

Su cumplido me hace sonrojar y me pongo los jeans con rapidez. Luego me pongo una camiseta azul y una sudadera que había dejado Louis en la silla anoche. Es negra, y contra todo pronóstico por su estatura, me va grande.

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⏰ Última actualización: Sep 21, 2016 ⏰

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