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Me he despertado tarde para ir a la secundaria, solo me queda unos minutos para darme una ducha, desayunar y lavarme los dientes. Luego de darme el apenas y diría corto baño, me miro al espejo, y solo podía imaginarme a mi en el cuerpo de una niña, el cuerpo que siempre quise. Pero eso ahora no importa , mas me importa terminar este semestre con unas buenas notas.

Bajo corriendo las escaleras, con mi mochila por el hombro, ya no tenia tiempo ni de desayunar, así que me fui así sin desayunar a la secundaria. Por suerte llego dos minutos antes de que toquen la campanilla de inicio de clases.

Voy caminando por el pasillo un poco apurado, cuando siento dos manos sosteniéndome del brazo, volteo y veo a Antonella y Tomas, ellos son mis dos únicos amigos en toda la secundaria, nos conocemos hace cuatro años.

Antonella es una chica super divertida, de piel no tan blanca, unos ojos yo diría que son celestes, nunca los he mirado detalladamente, unas cejas hermosas nunca había e visto a alguien con ese tipo de cejas, ella puede ser muy femenina y a la vez un poco masculina, ademas toca la batería.

Y de Tomas que podría decir, es un chico guapísimo, la mayoría de las chicas de la secundaria suspiran por el, no lo voy a negar yo también llegue a babear por el, si yo Eduardo Jimenez, pero decidí que era mejor no hacerme ilusiones con el y lo hice a un lado, pero bueno continuando con lo de Tomas, es un chico yo no diría morocho, si no tiene la piel un poco tostada pero no tanta, ojos color café, un físico envidiable, y juega en el equipo de fútbol de la secundaria.

-Edu, que raro que acabas de llegar, tu que sueles ser tan puntual - me dice Antonella con esa voz un poco chistosa que tiene.

-Es que me he despertado tarde, y apenas y llegue como se han dado cuenta - respondí

-No te preocupes Edu, vamos a clases que si llegamos tarde nos reportan - dice Tomas adentrándose a nuestra ''platica'' con Antonella

Las horas de clase pasaron bastante rápido, y ya era hora de nuestro descanso, y como es costumbre nos dirigimos al patio de la preparatoria y nos sentamos en una pequeña mesa, que al parecer los demás estudiantes ya saben que ya esa mesa tiene dueño y que somos nosotros, ya que nadie mas va a sentarse a aquella mesa.

-Voy a comprar un helado - dice Tomas para romper el silencio que había entre los tres

Y antes de que podamos decir una palabra mas Tomas se levanta da media vuelta y se dirige a comprar el helado.

-Edu quería preguntarte algo, ahora que Tomas se fue - me dice Anto en un tono preocupado.

-Si, dime - respondí tratando de sonar normal.

-¿Has estado bien estos últimos días? Pregunto esto porque te he notado cabizbajo, y tu sueles ser una persona muy alegre.

En ese momento no sabia que decirle, nadie sabia lo que en verdad me estaba pasando, Antonella sabia que me gustaban los chicos, pero solo hasta ahí, no sabia que me sentía mal con mi propio cuerpo, que quería ser una niña. Por suerte se me ocurrió una buena excusa.

-Si he estado un poco cabizbajo, es que hay un chico que me gusta y como que le tira onda a otra persona.

-¿Es solo eso? - me dice frunciendo una ceja.

-Si es solo eso - respondo un poco nervioso.

-Y quien es ese chico?, ¿Lo conozco? - pregunto.

Estoy jodido, ahora que le digo - pensé.

-No, no lo conoces, es un chico que se ha mudado en el vecindario - respondí.

-Ah esta bien, me lo tendrás que presentar, yo pensaba que volviste con la idea de que te gustaba Tomas - me dice entre risas.

-Claro que no, Tomas es muy guapo, ademas a el le gustan las chicas, y yo no soy una chica - respondí.

Y yo o soy una chica, fue esa frase la que de nuevo me derrumbo.

-¿De que hablan tanto? - pregunta Tomas al llegar con tres helados en sus manos.

-De nada, solo cosas de la secundaria - responde Anto, antes de que yo meta la pata como lo suelo hacer.

-Les traje estos helados para que los tomen antes de que cada uno vaya a sus respectivas clases - dice Tomas en un tono dulce y amistoso.

-Gracias - respondí, y agarre el helado que me correspondía a mi.

Durante esos minutos que estuvimos ahí solo los tres, sentados, sin que nadie dijera algo, no dejaba de pensar en que era lo que me estaba pasando, quería salir corriendo, irme lejos, donde nadie pudiera encontrarme, pero a la vez donde encuentre una respuesta a lo que me estaba pasando.

Cuando terminaron las clases, decidí irme solo a casa, en lugar de irme con Tomas que vive solo a unos casas antes de la mía. Todo el camino pensaba y pensaba y repensaba en como seria mi vida si yo fuera una chica.

Al llegar a casa, empece a escribir en un cuaderno que tengo escondido bajo la cama, seria algo así como un diario personal. Había escrito tanto en el que me había cansado, ya que ese cuaderno era lo único que tenia para poder desahogarme.

Que No Soy Un Niño!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora