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Oigo que mi móvil suena, me levanto con pereza y lo contesto.

-Hola -digo tratando de despertarme.

-Edu, hasta que por fin me contestas, llevo más de quince minutos llamándose y tocando a la puerta de tu casa y no abres ni das señal de vida, pensé que te habían secuestrado y llevado lejos de mi - me dice Antonella.

Me había olvidado que habíamos quedado para ver unas películas esta tarde.

-Disculpa Anto, me quedé dormido, en dos minutos estoy en la puerta -respondí dando un brinco de la cama.

Busco rápidamente algo que ponerme, me pongo lo primero que veo y bajo a recibir a mi amiga que se encontraba en la puerta y con las variadas opciones de películas que había traído.

-Hasta que despiertas bello durmiente - me dice con una sonrisa y entrando a mi casa.

-Deja el sarcasmo Anto y vamos a mi cuarto -respondí.

Subimos y le pregunté así quería algo de tomar y me dijo que sólo agua, así que baje por dos vasos de agua.

Minutos después....

Subo nuevamente a mi cuarto, ya con los dos vasos de agua en mano.

Y no podía creerlo, no se como se me pudo olvidar guardarlo. Al ver esa imagen al instante se me cayeron los dos vasos de agua.

Anto estaba leyendo aquel cuaderno donde estaba todo eso, donde decía lo que sentía, y muchas otras cosas más, pero para mi lo más importante que decía que quería ser una niña, que odiaba mi cuerpo y que me daño a mi mismo

Anto volteo hacia a mi, no podía creerlo, no podía mirarla a la cara luego de eso.

-Edu, ¿Es esto cierto? ¿En verdad quieres ser una niña, en verdad te lastiman a ti mismo? - me dice con lágrimas en los ojos.

-Si, todo eso es cierto -respondí con las pocas fuerzas que tenía.

-Ven, cientate, tenemos que hablar - me dice, secándose una lágrima que se la había escapado.

No podía verla al rostro, me sentía avergonzado, sentía que la había decepcionado.

-¿Porque nunca me contaste de esto? - me pregunta mirando me fijamente.

-Tenía miedo de que me fueras a rechazar y que pierda tu amistad -digo entre sollozos.

-Mirame, no tienes porque agachar la cabeza, no tienes porque sentir vergüenza -me dice y con su mano levanta mi cabeza.

-Yo no tengo porque rechazarte, tu sólo quieres estar bien contigo mismo, y eso no es motivo para juzgarte y que tu te sientas avergonzado, soy tu amiga, estoy contigo en las buenas, malas y peores - me dice.

No pude soportarlo más, la abracé y lo único que podía hacer era llorar, me sentía tan mal y a la vez bien, por fin tenía alguien con quien hablar sobre esto

Que No Soy Un Niño!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora