Capítulo 3

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Era de mañana, había dormido como un bebé, no era para menos, el día anterior había hablado al fin con Dexter y me fue mucho mejor de lo que me podría imaginar, después de curar sus heridas y prometer que seríamos amigos me dirigí a casa caminando y bailando por la calle como en aquella película donde un hombre se ponía a bailar bajo la lluvia, llegué a casa y para mi suerte aún no había nadie, así que fui directo a mi habitación, me tumbé en la cama para escuchar música, comencé lógicamente con singing in the rain, como estaba tan alegre me puse a bailar alrededor del cuarto, tropezandome claro con las cajas de libros que todavía no lograba acomodar en mi estante, pero eso no me importó en lo absoluto, me pasé toda la tarde bailando y canturreando como una loca, para mi fortuna estaba sola porque quien me escuchara creería que estaba invocando a alguna criatura no muy buena.

A la hora de la cena papá y mamá conversaban como siempre y yo le lanzaba a John miradas asesinas, jamás le perdonaría lo que hizo, pero si no fuera por esa paliza no habría tenido ese momento tan bello con Dexter.

--Entonces chicos, ¿cómo les fue hoy en la escuela?, ¿por qué están tan callados?—Preguntó mamá, yo opté por quedarme callada y lanzarle otra mirada asesina a John.

--Nos fue normal, nada interesante mamá. – Se apresuró—No hay nada de qué hablar por eso estamos tan callados.

-- Y ¿tu Abby? ¿Nada interesante para comentar? – Preguntó papá mientras se llevaba un bocado de risotto a la boca.

-- Bueno hoy vi que un grupo de idiotas golpeaba a un chico de la escuela. – Dije con una sonrisa de indignación.
-- Madre santa ¿y no hiciste nada Abby? --

--Si mamá, ayudé al pobre chico que por si fuera poco es autista, y lo acompañé a casa. – No iba a decir que estuve con el limpiándole las heridas y prometiendo ser su amiga.

--Siempre hay bravucones cobardes y sin vergüenza que hacen ese tipo de cosas. –Dijo papá – Espero que mañana mismo le informes a la directora quienes fueron los culpables hija.

-- Claro papá eso tenlo por seguro. – Miré a John quien estaba inmerso en sus pensamientos, seguramente estaba tratando de idear un trato para que no lo delatara a él o a sus amigos, pero sería en vano, dije que yo no se lo perdonaría y así iba a suceder.

Cuando la cena terminó fui directo a mi habitación, cuando John me alcanzó.

--Abby discúlpame por lo que hice hoy, no tenía idea que el pobre tenía autismo, por favor no le digas nada a nadie y prometo que ni mis amigos ni yo volveremos a tocarlo. – John parecía estar realmente arrepentido me sostenía el brazo y me miraba con ojos de súplica.

-- Mira, la cosa es que yo no fui la que salió herida, tú y tus amiguitos deberían pedirle disculpas a él y no a mí, si él te perdona no le diré, pero si no lo hace entonces tendré que hacerlo.

--¿Estás loca? ¿crees que mis amigos van a disculparse con ese chico? Ellos sabían perfectamente su situación y no les importó, sinceramente no creo que estén arrepentidos, pero si nos delatas me meteré en problemas. --

--Ese no es mi problema, sabías como eran ellos, ya te lo dije pídele disculpas a él. —Entré a mi habitación y cerré la puerta de un portazo, no importaba cuanto implorara, yo no iba a encubrir a nadie.

Ya levantada me di una ducha rápida, peiné mi cabello más tiempo de lo habitual y le puse un pasador dorado con un pequeño pajarito en un extremo que se veía muy bien con el uniforme.

Bajé los escalones y mis padres se encontraban tomando un café en la mesa de la cocina, me senté frente a papá y mi madre me sirvió huevos con tocino y un jugo de naranja.

Amor En Tiempos De AutismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora