Cápitulo 1

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El día de la mudanza ya había pasado hace unos días, nos instalamos en casa y ya todo estaba en orden, ahora solo estábamos tratando de acostumbrarnos a este cambio radical, el idioma no era problema por suerte nuestros padres al ser americanos nos habían enseñado a hablar inglés, lo único malo aparte del hecho de que estábamos en otro país, aunque relativamente cerca de donde crecimos era el hecho de que mi hermano y yo no conocíamos a nadie, y por lo tanto no teníamos amigos con los que pudiéramos salir o distraernos en algún momento.

--Entonces, qué les parece la nueva casa, niños, ¿se están acostumbrando a esta nueva vida?--dijo mamá con un tono muy seguro, que me hizo pensar que esperaba una respuesta positiva.

--Bueno la verdad es que aquí no tenemos mucho que hacer, nos la pasamos encerrados en esta aburrida casa porque no tenemos amigos con los que podamos salir.--- dijo mi hermano mientras se sentaba en el comedor listo para cenar.

Mamá aún no contrataba a nadie para preparar nuestra comida así que estos días tuvimos que limitarnos a pizza, hamburguesas y comida mexicana, no es que ella no sepa cocinar, pero no tenía mucho tiempo.

--Bueno yo sé que no les agrada la idea de vivir aquí después de haber estado toda su vida en otro país, pero vamos, hay que darle una oportunidad a Austin.-- Respondió mi padre al tiempo que repartía los platos para comenzar a comer.

--Su padre y yo también tuvimos que cambiar de manera rotunda nuestro estilo de vida cuando nos fuimos a México, mucho antes de que ustedes nacieran.--- Dijo mamá un poco frustrada mientras servía las rebanadas de pizza.

--Si mamá ya nos habías dicho eso cuando llegamos aquí--le dije un poco molesta, la verdad me tenía cansada ese argumento, ya que lo había usado desde que dijo que nos mudaríamos.
y claro papá salió en su defensa.

--Vamos chicos no hay que discutir, lo que su madre quiere decir es que no hay porque sentirse así, estas cosas pasan, así es la vida y tenemos que seguir, ya verán que pronto les agradará este lugar...o al menos se acostumbrarán.-- era obvio que dijera eso, a nadie le gustaba esa vida, ni siquiera a ellos, estábamos muy felices en donde vivíamos pero no se podía hacer nada, no podían renunciar y buscar otro empleo en México, teníamos que resignarnos, yo solo esperaba creerle a papá y pensar en que todo iría mejor.

Cuando la cena terminó, subí a mi habitación, para acomodar mi librero que aún no estaba listo, ese pequeño espacio era solo mío, mi alcoba era la más hermosa que había tenido, de color blanco con una cama enorme, todo el estilo alrededor me recordaba a María Antonieta, (uno de mis personajes históricos favoritos, porque sí, me encanta la historia) la mesa de té que estaba en el centro, el pequeño sillón junto a la ventana perfecto para leer Orgullo y Prejuicio en un día lluvioso, la alfombra de color rosa,o el armario junto a mi cama, pero lo que más me gustaba era ese librero de color blanco, era enorme, justo lo que necesitaba ya que tengo un hábito de lectura muy arraigado, así que estaba decidida a ordenarlo, aunque no sabía de qué manera, eran demasiados libros apilados en la habitación esperando ser colocados en su lugar, la mayoría de ellos eran títulos románticos, mi género favorito, tenía títulos como Sentido y Sensibilidad, Anna Karenina, Jane Eyre y muchos otros.

Amaba esos títulos sus historias me hacían pensar en que algún día llegaría alguien así, alguien importante en mi vida quien me cuidaría y abrazaría cuando me sintiera triste, alguien que se preocupara por mi cuando estuviera enferma,quién me dijera lo importante que soy en su vida, una parte de mi creía que todo era una pérdida de tiempo, que tal vez si llegaría alguien, pero no sería como lo decían los libros, y mientras más fantaseaba mayor sería mi decepción al final del día.

Pasaron los días, mi hermano y yo salíamos de vez en cuando al jardín a tomar el sol antes de que los vecinos comenzaran a creer que éramos unos vampiros y por eso nunca salíamos de casa, a veces jugábamos con una pelota de fútbol o simplemente mi hermano se dormía bajo un árbol y yo leía algún libro de mi inmenso repertorio de romanticismo.

Amor En Tiempos De AutismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora