Capitulo 9.

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Su padre solía decir que las malas ideas no venían solas. Él tenía la teoría de que, usualmente cuando una mala idea se te ocurría, muchas más le seguían después. Louis por supuesto pensaba que eso era una estupidez. Pero ahora, él estaba comprobando la teoría en carne propia. 

La primera mala idea que se le ocurrió fue viajar hasta Holmes Chapel, la segunda fue ir al restaurante donde estaban su padre y su amante, la tercera fue abandonar el hotel donde se hospedaba su padre, la cuarta fue llamar a un tipo que apenas conocía para invitarlo a un bar, y la quinta (que estaba por venir) era emborracharse hasta perder la conciencia. 

Después de haberlo meditado, se dijo que ya no iba a lamentarse hasta hablar seriamente con su padre. Trataría de conseguirse unos minutos en los que el hecho de que su padre salía con un colegial no le rondara por la cabeza. 

Y bueno, había decidido que si iba a llorar, por lo menos no lo haría sobrio.

— Entonces, llego a mi hogar, con la intención de darle una bonita sorpresa a mi familia ¿y qué es lo que me recibe? —. El pelinegro bebió de golpe el contenido en su vaso e hizo una mueca antes de continuar —. Una maldita casa fría y desolada. 

Louis estaba perdido en su bebida, más específicamente en su vaso. El cristal reflejaba las luces del lugar dándole una tonalidad esmeralda. 

— Pero supongo que cosas malas pasan cuando quieres hacer algo lindo —. Sorbiendo su nariz, el ojiverde pidió que le llenaran el vaso de nuevo —. El Dharma o como mierda se llame eso, es una puta mentira. 

Inconscientemente recordó la imagen de los empapados iris del pequeño idiota amante de su padre. Harry, se recordó, su nombre es Harry

— La próxima vez que vayan a visitarme a Londres me aseguraré de no estar ¡a ver si les gusta eso!

Joder, ¿qué estás haciendo? No pienses en él, ¿qué diablos está mal contigo Tomlinson?

— Además, no es como si Harry tuviera mucha vida social, creo que de hecho ni amigos tiene. Así que ¿por qué mierda no estaría en la casa?

De pronto el castaño se dio cuenta que tal vez había examinado de más a aquel chico: Brillantes bucles castaños de un largo perfecto, tez clara y de una aparente textura suave, rasgos definidos, labios gruesos y rosados naturalmente, una buena altura y un cuerpo envidiable, unas piernas que cualquier modelo mataría por tener. Y esos ojos...

Esos malditos ojos verdes enmarcados de una manera encantadora con esas rizadas pestañas. Esos ojos que se negaban a abandonar su pensamiento. 

— Bueno, pues mierda, yo también dejaría a mi madre por alguien así —. Murmuró tomando un trago de su bebida. 

— ¿O tú que opinas? —. La voz de Travis lo sacó de su ensoñación, haciéndolo regresar de golpe a la realidad. ¿De qué estás hablando? Nadie como él se merece que alguien lo ame. Debe ser alcohol, sí, eso debe ser —. ¿Qué debería hacer Louis?

— ¿Eh? —. Demonios, ¿Travis había estado hablando durante todo este tiempo? Los ojos del rizado estaban llorosos, mirándolo expectante por una respuesta. Bueno, ya fuiste un idiota por no escuchar, ahora dile algo que de preferencia no haga que se suicide —. Uh, no lo sé amigo, porque no importa lo que yo opine, sino ¿lo que tú pienses?

El más alto frunció el entrecejo e hizo un puchero mientras murmuraba cosas como: "Bueno, pude haber avisado que venía" o "Después de todo, ellos también deben de tener cosas que hacer".  

— Tienes razón, creo que estaba exagerando un poco —. ¿Funcionó? A la mierda, funcionó. Eso no lo esperaba. Louis suspiró aliviado y palmeó el hombro de Travis. Tal vez no estaba tan ebrio después de todo. Tal vez llamar a Travis no había sido tan mala idea, era un chico peculiar, pero bastante agradable (cuando no se la pasaba parloteando). 

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⏰ Última actualización: Sep 17, 2016 ⏰

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