Capitulo 3: Amuleto Mágico

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Davina no podía conciliar el sueño, tenía miedo de que otra vez se repitiera el día. Se dedicó a mirar su reloj digital, los números cambiaban normalmente, sin embargo, aun sentía miedo. No es que fuera malo que te festejaran todos los días, que te dieran regalos y cosas de cumpleaños.

Simplemente deseaba que todo fuera un sueño, pero parecía que no lo era. Muchas preguntas abundaban en su mente, principalmente se preguntaba porque la pulsera la había llamado a ella. También pensaba en cómo era posible que ella tuviera una "conexión en el tiempo" no era para nada lógico.

Pronto sus ojos se cerraron, al sentirse por fin cansada. Despertó por el ruido de la alarma arriba de su mesita de noche, abrió los ojos de golpe y miró su reloj, 7:16 am. Busco su celular, y lo encontró, felizmente deslizó su dedo por la pantalla táctil, si, en efecto era otro día.

Se sentó en su cama, respiro profundo y miró su muñeca izquierda. El reloj de plata y su pulsera seguían ahí. El reloj estaba normal, no había rastro alguno de que hubiera viajado en el tiempo.

- Pero... ¿Y si en verdad lo soñé?

Seguía con dudas, debía encontrar alguna pista. Así que, después de arreglarse bajo por las escaleras y llego hasta la cocina. Sus padres desayunaban normalmente, Marcela al ver a su hija, le sonrió dulcemente, se levantó y comenzó a servir el desayuno de la chica.

- ¿Mamá?

- Dime hija

- ¿A qué hora llegue anoche? –preguntó Davina nerviosa.

- Pasadas de las 6 –dijo mirándola- ¿Quieres volver a recibir el regaño que te dimos? –bromeó.

- No, así está bien

Davina analizó el escenario mientras probaba su desayuno. La pelea de sus padres si había pasado, pero entonces, ¿Entró o no entró a la clase del profesor de historia? Ahí se descifraría el misterio. Debía averiguar qué fue lo que en verdad sucedió en la escuela.

Sin perder tiempo, se encaminó a la parada del autobús. Milagrosamente llego a tiempo y subió, había asientos a cada lado del autobús, mirando hacia el frente. Se sentó pegada a la ventana, dejando el otro lugar vacío, por si alguien más necesitaba sentarse.

Suspiró mientras miraba pasar a las personas por la calle, estaba aún confundida, y para colmo, no había dormido lo suficiente. Sus ojos comenzaban a cerrarse, al sentir como su cuerpo se relajaba sobre el cómodo asiento de autobús.

No presto atención al chico que había subido al transporte público, caminó por el pasillo y miró a la chica que parecía estar un poco adormilada. Llego al asiento vacío que se encontraba al lado de ella y se sentó sin mirarla directamente.

- Veo que sigues enferma –dijo sin titubear.

La chica abrió los ojos de golpe al escuchar aquella voz masculina.

- ¿Por qué lo dices? –miró al pelirrojo que la acompañaba.

- Ayer te estabas desmayando –contestó- Si no estás enferma, quiere decir que mi presencia te impactó demasiado –sonrió triunfante.

Ella rodo los ojos, sabía que él era vanidoso, pero no sabía a qué extremo.

- Créeme, tu presencia fue lo que no vi

- Me doy cuenta... chocaste conmigo

Davina se quedó callada, fue donde notó que la segunda vez que habló con Riven es precisamente el recuerdo que quedo en la conciencia de él.

Deja Vu: Conexión del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora