Capitulo 14

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Sigo corriendo como una loca hasta llegar a mi taquilla donde las chicas me esperan

— ¿Dónde te habías metido? — me pregunta Sam en cuanto suena la campana

— Os cuento en la hora del almuerzo — me giro a mi taquilla para empezar a sacar mis libros y cuando la cierro suelto un grito al ver a Ian

—  ¿Tan feo soy?— ríe y yo suspiro aliviada

— No no, es que me has dado un susto horrible — me llevo una mano al pecho para intentar calmarme

— Menos mal, ¿te acompaño a clase? — me pregunta y asiento para empezar a caminar a mi siguiente clase

— ¿Tenemos la misma clase?— pregunto un poco confusa

— Si, lo que pasa es que yo hay veces que me salto esta clase por qué es demasiado aburrida por eso no me has visto — río por su explicación y el ríe también

Aunque tampoco me extraña que no vaya a clases de historia a mí también me aburren, entramos en el aula y solo ver la cara del profesor ya me aburre es un señor mayor que parece que alguien le debe y no le paga, y tiene una cara de mal humor que no creo que sea muy buena señal, para nuestra suerte aún no han llegado demasiadas personas por lo tanto vamos a los últimos sitios del aula donde para mi sorpresa se encuentra Kyle

— Hola, ¿a ti tampoco te gusta esta clase? — río y me siento a su lado y Ian a mi lado, quedando yo en medio

— No, además el viejo me tiene una manía — se lleva una mano a la cabeza y yo río con Ian pero paramos al ver cerrar de un portazo la puerta, empieza la clase

— Buenos días, abran el libro por la página...— empieza el profesor pero es interrumpido por alguien que abre la puerta sin ni si quiera llamar, un chico rubio de ojos azules aparece, con una chaqueta de cuero negro colgando de su hombro y una camiseta blanca que solo hace que marcar aún más sus músculos

Un balde para esta chica por favor

Despierto cuando veo que me sonríe y yo miro hacia abajo esperando no haber parecido tan ridícula

— Buenas— saluda a el profesor con un asentimiento de cabeza y se dirige hacia atrás con su mirada clavada en mi, dios yo quiero desaparecer — nena no quiero armar jaleo así que ¿por qué no te quitas de mi sitio? — lo dice con una sonrisa arrogante

¿Nunca os ha pasado que veis a un chico fabuloso, pero que en cuanto abre la boca lo estropea? Bueno a mí me acaba de pasar

— ¿Perdona?— río secamente y lo miro con una ceja levantada

— Quedas perdonada ahora levanta — apoya las manos en mi mesa y me mira amenazante — no lo repetiré dos veces, nena — me guiña un ojo y eso hace que reviente

— ¡Pero quien te crees! ¡Vete a la mierda! ¡No pienso levantarme! — elevó demasiado la voz y estoy a punto de levantarme para patearle las bolas pero las manos de Ian y Kyle me detienen, el ríe y yo aprieto las patas de la mesa para no levantarme y partirle la cara de un puñetazo

— Tranquila gatita, no hace falta que te mueras por mí tan pronto — sonríe y antes de que le pueda contestar alguien carraspea

— Fuera — el profesor señala la puerta y yo bufo antes de recoger todo — quiero verles en el aula de castigo hoy a la hora del almuerzo

— Genial, encima me quedo sin comer — gruño y salgo de la clase seguida por unos pasos

— ¿No me vas a esperar? — me grita cuando voy medio corriendo en la mitad del pasillo

— ¿Qué es lo que quieres? — me giro furiosa y el ríe divertido

— Solo hacerte compañía — busca algo en su chaqueta y saca una cajetilla de cigarrillos y me ofrece uno yo lo miro desconfiada, si nos pillan podrían expulsarnos — se de un sitio donde nadie nos verá — al final asiento algo desconfiada y lo sigo hasta llegar a la parte trasera del instituto, a un lado un trozo de valla metálica está levantado ligeramente hacia arriba y el chico del cual todavía no sé su nombre me sujeta para que pase y una vez al otro lado veo un sitio con un pequeño banco de madera, un gran roble que da una sombra perfecta y un poco más adelante una fuente

— Esta muy bien — silbo y me siento en el banco

— Si, a veces vengo aquí a relajarme y a pensar — sonríe y abre la cajetilla y yo cojo uno de los cigarrillos, lo colocó entre mis labios y con la ayuda de un mechero lo enciendo, doy la primera calada y dejo que recorra todo mi interior para luego expulsarlo por la nariz, siempre digo que no volveré a fumar uno pero luego me siento incapaz de hacerlo

— No me has dicho tú nombre — le miro y veo que tiene la mirada perdida a lo lejos

— Ni falta que te hace saberlo, nena — me guiña un ojo y vuelve a darle una calada a su cigarrillo

— Eso no es justo — protestó y lo miro con el ceño fruncido

— ¿Porque no es justo si se puede saber? — pregunta riendo de nuevo y me mira esperando mi respuesta

— Me han castigado por tu culpa — respondo y le doy una calada al cigarrillo — al menos merezco saber tu nombre — suelto el humo esta vez por la boca

— No he sido yo el que ha montado un numerito — me responde con sarcasmo

— Claro que has sido tú — río — si no te hubieras puesto chulo ahora podría comer y no tendría un castigo — me cruzo de brazos

— Te he dado un cigarrillo en señal de paz — repone de nuevo

— Ya pero — empiezo a ver todo borroso y a marearme

— ¿Nena? ¿Estás bien? — me pregunta y entonces lo veo todo negro y pierdo el conocimiento

Abro un poco los ojos pero los cierro instantáneamente al ver la luz de la sala en la que estoy, vuelvo a abrirlos y los froto con cuidado, miro a mi alrededor y aunque nunca he estado aquí deduzco que es la enfermería, oigo dos voces hablar en la sala contigua y entonces presto atención

— Ha sido una pequeña bajada de tensión — identificó esa voz como la de la enfermera — tiene que comer más si quiere recuperarse y no tener más desmayos, presenta bajos niveles en vitaminas y proteínas, en las condiciones en las que está ahora mismo no podría aguantar ni quince minutos corriendo a un ritmo constante y normal — suspira — no se si habrá notado esto pero, ha perdido bastante peso, se fatiga con frecuencia y por consecuencia no puede hacer esfuerzos

— Gracias enfermera — responde Nate amable y la puerta se abre — ¡Summer! Menudo susto me has dado — me abraza fuertemente y yo sonrío débilmente

— Les dejaría quedarse aquí pero tengo que atender a un chico que se ha roto el brazo — no termina la frase pero da a entender que nos tenemos que ir — Summer tienes que tomarte estas vitaminas todos los días durante siete días después de desayunar, recuerda que no puedes tomarlo con el estómago vacío, espero que te mejores

— Te dije que tenias que desayunar— mi tío me mira de arriba a abajo y niega — estas adelgazando mucho

— Lo sé— asiento y sonrío para tranquilizarlo — te prometo que a partir de ahora empezare a comer mejor

— Eso espero — me besa la frente — ¿te llevo a casa? — aunque me encuentro mucho mejor asiento y salimos hacia el parking

— ¿No tienes trabajo? — pregunto al subir al coche

— No, tengo el día libre así que te parece si vamos a comer por ahí — me sonríe dejando de mirar la carretera por un segundo

— Esta bien— asiento y ya imagino a donde me va a llevar

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Prometo Cambiarte [#T1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora