Oscura es la noche

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De todos los estados que conforman a la pequeña república, es Estiria el que posee cierto distintivo al que le hace merecidos honores. No le llaman "El Corazón Verde de Austria" por nada. Gran parte de su superficie la dominan densos bosques y demás vegetaciones que se expanden allá por donde pueden, dejando a la imaginación todo aquello que se ocultase tras los troncos de los sombríos, casi infinitos, arboles; allá por sus montañas, por ejemplo, se oculta la gran Silas. El problema con los bosques llega al morir el ocaso cuando la luna destrona al rey astro y los inocentes han de refugiarse de las terribles criaturas de la noche.

Rompiendo violentamente el brazo de un árbol que se atravesaba en su camino, Armitage corría cansado por el amplio bosque que rodeaba la universidad, asustado y alerta a todo cuanto le rodeaba. Tras de él, casi igualándole el paso, el resplandor de unas linternas se movían en todas direcciones y en diferentes posiciones entre arbustos, hojas y ramas, lo que solo lograba desesperarlo bajo niveles estresantes. Eran alrededor de doce soldados de Corvae que lo estaban buscando entre los engañosos rincones del bosque de Silas, aullando órdenes a todo pulmón mientras se dispersaban o se unían, la mayoría armados con dardos tranquilizantes.

JP para entonces ya no tenía cabeza para pensar en una forma de salvarse. Más de una vez los soldados se le habían puesto enfrente y sintiendo tan cercana la mano de la perdición, apenas si podía huir. Sentía todo aquello como un juego macabramente invertido de las escondidillas, donde uno era el que debía esconderse de los muchos cazadores.

Cacería. Cacería era el termino correcto.

Estaba demencialmente agotado. Sus piernas rogaban por un descanso y su cabeza no era más que un festival abstracto donde su cerebro daba órdenes aleatorias que, desafiando toda lógica estratégica, hasta ahora había garantizado su supervivencia.

JP giro a la derecha y justo entonces se atravesaron en su camino tres luces de linterna apuntándole a la cara directamente, cegándolo por segundos. Dos soldados lo siguieron y el otro llamo a otros cuantos. Lo siguiente que vio fue una abrumadora cantidad de ramas, arbustos y troncos que le bloqueaban el camino. Más de una alcanzo a golpearle el rostro en su necesidad de escapar, lo que lo llevo a romper o a mover cualquier cosa que se le atravesara. Tenía la piel llena de cortes que gradualmente iban sanando, mientras que su ropa y cabello estaban invadidos nefastamente por el polvo y las hojas de los árboles.

- ¡Por aquí! –Oyó gritar a uno de los soldados, y acto seguido varias luces se desviaron en su dirección, cada vez más cerca de él.

Agotado y asustado, Armitage huyo hacia la única dirección que le fue posible, escuchando a lo lejos los aterradoramente cercanos pisotones de las botas de los soldados. Las luces por momentos le iluminaban el camino, pero no le servía de mucho porque no tenía un rumbo fijo, solo la ferviente seguridad de que no quería ser atrapado por Corvae.

Fue un movimiento en falso al mirar hacia atrás lo que lo hizo tropezar con la raíz levantada de un árbol, cayendo al suelo para terminar con más raspones sobre su cara. El vampiro escupió la tierra que accidentalmente le había quedado entre los dientes al mismo tiempo en que hacia un duro esfuerzo para que sus cansadas piernas le permitiesen levantarse. Cuando pudo ponerse de pie, uno de sus perseguidores lo había localizado con su linterna y arma a pocos metros de distancia, lo que para JP fue suficiente para continuar huyendo sin rumbo en medio de un corto tiroteo en donde un par de dados alcanzaron a rasgar algunas partes de su piel y prendas.

- ¡Abran fuego! ¡Abran fuego!

Lo siguiente que supo fue que un grupo de soldados salido de la nada pronto se unió a su compañero y de un segundo a otro Armitage se encontró en otra ráfaga de disparos de la que pudo huir casi ileso. Uno de los dardos le había dado en el hombro, por poco volviendo a hacer que tropezara, pero el vampiro pudo recuperarse a tiempo antes de ser alcanzado. Los efectos de la dosis no eran instantáneos, pero debía encontrar un lugar seguro antes de quedar inconsciente. Necesitaba con urgencia una forma de acceder a los túneles, pero no existía forma de entrar a la casa de la Decana sin pasar desapercibido por toda Corvae y hasta el momento no había tenido suerte encontrando otra entrada.

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⏰ Última actualización: Aug 17, 2016 ⏰

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