Conversaciones peligrosas

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Cierra la puerta tras una hora y media trazando un plan sobre planos y notas. Tienen todo controlado, el Consejo esta identificado, avisan puerta por puerta a todos, es hora de que se sepa todo.
-Van a ir ellas, les llevará tiempo, la reunión es en la sala central a la noche.- dice y mira al suelo poniendo los brazos en asas.- Sigo sin saber cómo van a saber explicarles esto a gente.
-Lo harán.- Digo sentada e el suelo, con las piernas estiradas y la cabeza apoyada en el colchón de mi cama. Cuando se da la vuelta, Pith se sienta a mi lado. Me mira, no intento mirarle.
-Tenemos que hablar.- Me dice dulcemente.
- Lo se, lo sé.- Digo entre una mezcla de pesar y cansancio.

No espera a que hable, supongo que querrá explicarme las cosas.

-Alice, se que oíste lo que dijeron el primer día.- Asiento.- Mira, se que no es momento para hablar de este tema. Pero tu sabes lo que yo digo. Y cuando digo que si puedo contar contigo, es para todo. Es para, que cuando todo esto pase, pueda, no se, llevarte de la mano a clase, que a donde quiera que vaya cuando salga de aquí, gire mi cabeza y te vea y...

No soportaba oír ni una sola palabra que me haga culpable. Me lanzo a sus labios y le agarro del cuello de la camiseta todavía mojada parcialmente. Le beso, el se sorprende, y luego me rodea la cintura por la cadera. No soportaba la idea de seguir oyendolo.
-¿Has tomado la iniciativa?
-Puede.
- Te quiero.- Susurra. Es mi mejor amigo, es la persona que me ama.- Respondeme.
- Necesito descansar, pensar, aclarar mi mente. Con lo que de nos viene encima soy incapaz.
- Lo entiendo.-Dice con decepción en los ojos. No quería dañarle, ni decepcionarle.
- Pith, yo...
- No, da igual. Ya da lo mismo.- Dice mirando al suelo, se separa de mi lo que de ha acercado con el beso.

Al volver de la tarea encomendada, entran en la habitación con satisfacción.
Pith decide irse, con la escusa de echarse un rato antes de la reunión. Me dedica una mirada declinante y se va sin despedirse.

-¿Que mosca le ha picado a este?- Pregunta Merth.
-Ha pasado algo, sin importancia, ya está.
-Nada es poco importante si ese chico que suele ser encantador se comporta como un imbécil y a ti te veo con esa cara.

Suspiro, me siento en la cama y ella de arrodilla ante mi.
- Cuando nos habéis visto entrar por la ventana, me habia besado, había sido una cosa, no se, sin rumbo. Luego intento hablar conmigo y, supongo que le rechace de momento.
- Es normal, no podías pensar. Alice, Pith lleva enamorado de ti, mucho tiempo. No dejará de amarte por una tontería, y menos al haberlo confesado.
- Supongo, ¿tendría que hablar con el?
- Todavía no. Dale espacio, que te eche de menos.- Dice con una sonrisa, nunca he sido fan de las charlas de chicas.
-Vale, dormir me vendrá bien.
- Si, descansa, que sueñes con Pith.
- Vete a paseo.- le digo y me tumbo en la cama, me doy la vuelta y me duermo hacia la pared.

Me despierto para la cena, me peino y me pongo bien la camiseta negra, me he tenido que cambiar después de lo que pasó.
- Deberíamos bajar ya, cenaremos rápido.

En eso no mentía. Cenamos curiosamente rápido, y en silencio. Veo al profesor Rhomshire hablando con Pith y mirando al rededor nervioso.
Rhomshire es un hombre de cincuenta y siete entrados, tiene el pelo corto y blanco, unas arrugas pronunciadas se surcan la cara.

Cuando FairTail nos da el permiso para irnos, subimos al trote las escaleras. Nos ponemos el pijama y salimos sin armar jaleo de la habitación.

- Vamos, vamos.- Dice Merth bajando por el pasillo, todos nos sentamos en filas, pensamos que es más eficiente, Merth me ha pedido que me quede de pie, junto a los miembros originales del Consejo. Se supone que porque yo comí la pasta que dio la solución, pero Merth quiere que este cerca de Pith.

Noto algo caer en mi cabeza,

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