Una noche bajo las estrellas

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A pesar de las numerosas rendijas de la tienda, el aire no soplaba dentro de la tienda.
Mi respiración se acompasaba a la de el resto de personas. Pero no me puedo quitar de la cabeza esas palabras "Esto es la revolución, bienvenidos"

La revolución, mi hermana, el hermano de Pith...

Por mi mente empieza a correr un pensamiento, Queen debe estar por esta especie de campamento improvisado.

No puedo dormir, decido base del catre y salir de aquí. El ambiente fuera es de aire estanco, y frío, tanto que mi camiseta básica no me cubre lo suficiente. Las mayas me mantienen cálida, eso ayuda.

- ¿No puedes dormir?- Dice alguien a mi derecha, una sombra que se acerca.
- ¿Pith?- Digo yo.
- No, Herber.- Dice el dejándose ver a la luz de la antorcha de la entrada.

Se queda mirandome, un muchacho joven y fuerte, con los músculos de los brazos marcados ligeramente debajo de la camiseta. Miro a su cara, una mandíbula masculina y una nariz angulosa, luego me detengo en sus ojos, azules y ligeramente fríos. Me hace gracia su pelo, tiene el flequillo morado.

- ¿No puedes dormir?- Me repite.
- No, no dejo de pensar.
-¿En que?
- Lyria, Pith, Ben, Merth, yo...
- Te entiendo, para mi no fue fácil vivir aquí.
- ¿Como aquí?- Que significará eso.
- Nací aquí, uno de los pocos. Otros llegaron a medida que llegabais vosotros.
- ¿Perdona?- A medida que que...
- Me temo que si, Alice, El año que entrasteis en la Academia, parece ser que pasabais por una especie de proceso que os hacia cien por cien ficticia.
- ¿Como?
- Alice, Queen, es tu parte humana, Shadow es la de Pith. Vosotros sois una especie de personaje perfecto, tal y como en la historia, pero todos, tenéis un lado humano, y ellos los quitan y los traen aquí.- Vale, puede que vaya entendiendo. Tengo que decírselo a Pith.
- ¿Puedo decirte una cosa Herber?
- Lo que quieras.- Dice acercándose más a mi.
- ¿Donde demonios tenéis a Lyria y a Ben?

Parece que la pregunta le decepciona un poco.

- Yo... yo... yo no lo sé. No lo sé lo juro, eso lo sabrá el que dirige todo esto.
- ¿Su nombre?
- Lo conoces bien, un tal FairTail.

Nada más oír las palabras que acaba de decir salgo corriendo hacia mi tienda, el director FairTail nos vuelve inhumanos.

- Pith, Pith.- Le zarandeo.
- mm... ¿Que hora es? ¿Que pasa?
- FairTail es un capullo de cuidado.
- Eso lo saben todos los alumnos. Pero no se si por los mismos motivos que dices tu.
- Nuestros hermanos no son otra persona son nuestra versión humana, con defectos, en la escuela nos separaban de algún modo y a ellos les traían aquí.
- Será Cabron, y tu cono sabes eso.
- Herber esta fuera, henos hablado.
- ¿Como? Ahora salgo.
- No te estaba...- Me rindo Pith se pone en pie y empieza a ponerse la camiseta.

Cojo la parte que tiene en las manos, arrugada, y la subo. El se detiene y la deja caer sobre su torso. Acompañó la camiseta con las manos, y el las coge cuando suelta el borde d la camiseta.

- Te quiero.- Dice, y una de sus manos va a mi barbilla.
- Que bonito.- Dice una vos apoyado en la lona, o con apariencia de apoyarse.- Desfilando para fuera.

Pith empieza ha andar, yo sigo andando.

- Esto... Al... Quedate y descansa, voy a tener unas palabras con el moñas este.
- Pith...

Es inutil, me tumbo en la cama y el sale por la puerta.

El aire esta completamente estanco durante u periodo que se me hace eterno.

Al cabo de tres horas dormida, unos pasos me despiertan, me pongo en pie. Y veo a Pith entrando en la tienda.

- Pith, ¿Que acaba de pasar?
- Le he dado un puñetazo.
- Perdona...
- Un puñetazo, en toda la nariz, un poco del ojo.
- ¿Y lo dices así como si nada?
-Creo que tu amigo Herber te quiere ver.

Salgo corriendo de la habitación, y veo a una sombra con la de antes andando como con una mano en la cara.

Me llama, dice mi nombre, esa voz de dos años más que yo.

- ¿Que ha pasado?
- Nada, Alice.
- Pith te ha dado un puñetazo en la cara.
- Le he provocado, le he provocado.
- No, no es verdad, Pith esta neutral siempre. Pero esta inexpresivo cuando está sumamente enfadado.

Se calla y yo vuelvo a la tienda, sin obtener resultado de ninguna de las partes.

Me tumbo en la cama, de espaldas a Pith, Herber y al mundo y sigilosamente, sin hacer ruido, lloro.

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