II

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—¡Emily!— Me gritó el encargado del negocio, sacándome del transe en el que estaba, volviendo en sí.

—Disculpe, me quedé pensando... No vuelve a pasar—

—Eso espero Emily, si no tu serás la encargada de fregar los baños y el piso.—

—No volverá a pasar, lo prometo—

El encargado se fue y yo comencé atender la gente que estaba impaciente por ser atendida, empecé atenderlos a cada uno e ir pasando el nombre y los pedidos a mis compañeros que se encargaban de preparar las bebidas.

Así me mantuve todo lo que resto de la tarde, hasta que se dieron las 9:00 de la noche y ya era hora de cerrar.

Limpié y acomodé las mesas y los pequeños detalles que faltaban, los demás limpiaban la cocina, fregaban el piso, los trastes, los baños.

Hasta que todos terminamos.

—Emily, ¿qué pasa? Te noté distraída hoy, vaya hasta Paul te notó—

—Sí, lo sé... Creo que extraño mi casa, mi familia...—

—A ese chico...—

—¿Chico? Hum, ¿de que me hablas Cheryl?—

—De Shawn no te hagas boba—

No dije nada, Cheryl tenía razón, pensaba en Shawn, no entiendo el por que de repente me acordé de él, de los momentos que pasé a su lado.

—No te puedo mentir Cheryl, sabes tanto de mí y tienes razón, pensaba en él...—

—Hay Emily, pero eso ya fue...—

Suspiré y seguí caminando a lado de mi mejor amiga por las calles frías de Nueva York.

Veía como las familias salían a dar la vuelta con sus hijos, ellos jugaban a guerras de nieve.

Una que otra pareja enamorada tomada de la mano, caminando por la acera.

Me puse a pensar, ¿qué será de él?

Mis pensamientos fueron interrumpidos ya que Cheryl me jaló de la mano corriendo para comprar pretzels, algo típico de aquí.

Después seguimos caminando, y hablando de cosas que nos gustaría pasar, lugares a donde viajar, la carrera que estudiaríamos, y Cheryl me hablaba de lo enamorada de aquel chico, Troy.

Llegamos al edificio donde se encuentra nuestro apartamento, sí, vivimos juntas, eso es mucho más fácil, ya que eran menos gastos.

Me dí una ducha rápido, me puse el pijama, y me cepillaba mi cabello, supuse que Cheryl haría lo mismo en su recámara.

Salí y tenía más frío debido al baño que me dí.

Salí de mi recámara y fui a la cocina a preparar un chocolate caliente, vi que Cheryl se aproximaba a la cocina y le serví una taza de chocolate.

—Creo que deberíamos tomarnos unos días, ya sabes se vienen las fiestas decembrinas y que mejor que pasarlas con la familia, ¿no?

—Tienes razón, Cheryl...—

Pasamos el tiempo hablando de cosas que se nos iban pasando por la mente, y de los regalos de navidad.

Hasta que llegó el momento de irnos a dormir ya que mañana tendríamos que ir a trabajar.

The Best Christmas «shawn mendes»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora