ocho.

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era increíble

lo mucho que podías llegar a transmitir

con tan poco.

con las manos vacías

hacías trucos de magia

que pasaban a ser historias

que finalmente se subían a un avión 

para no volver a pisar tierra nunca más,

con las manos vacías también

disparabas balas de inestabilidad

y la excusa que les ponías

era que no quería llegar a hacerme daño.

un día descubrí

que no solo eran tus manos las que estaban vacías,

si no que también tú estabas vacía.

Mer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora