1. La chispa

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Parte uno:

Una noche tranquila para Chester, el gato. Paseaba por los pasillos del departamento, decorado delicadamente con cuadros pequeños y pintura. El padre de Mina parecía haber redecorado un poco, ya que Chester no encontraba los cuadros que antes estaban, sino, que habían sido reemplazados por otros, mucho menos llamativos. Enfrente de él se hallaba una ventana con cortinas bordó y pequeños broches dorados, pero eso no fue lo que le interesó a Chester. A través del cristal se podía notar que el sol ya se había puesto, y que la luz de la luna alumbraba la mitad de la habitación. Lo primero que pensó el felino fue "Bunnicula", pero por ahora no tenía problemas con monstruos, así que no era necesario molestarlo. Al recordar a Bunnicula, sintió su estómago revolverse. Mientras seguía caminando, entró a la cocina, donde Mina estaba poniendo comida en dos tazones, para que Chester y Harold fueran a comer. En cuestión de segundos, Mina llamó a sus mascotas para que fueran a cenar, y Harold no tardó mucho en llegar. Chester se apartó al ver al perro comer.

—Harold, hazme un favor y come más lento, me pones incómodo— admitió él, tocándose los hombros. Lo único que recibió por parte de respuesta fueron crujientes sonidos provenientes del platón lleno de comida. Chester soltó un resoplido, desanimándose por completo. Se cruzó de brazos y atravesó la habitación, llegando a la sala de estar. Observó el sofá donde solía recostarse a descansar o simplemente mirar su entorno. Sin pensarlo más de dos veces, se subió al sillón de suave terciopelo, que era agradable de rozar. Miró todo lo que lo rodeaba, era realmente aburrido, pero a la vez tranquilo, una cualidad que no debía faltar en los días de Chester. Contempló su entorno, y se recostó. Sus párpados se sentían pesados, y la luz lúgubre de la luna no aliviaba el sueño. Estaba por dormirse, pero sintió como si una ráfaga helada le atravesara el pelaje "Sería mejor dormir con Mina esta noche" pensó, aunque dormía con Mina por costumbre, pero prefería descansar en un lugar apartado de las gigantescas patas de Harold. 

Saltó del cómodo sofá y caminó tranquilamente hacia la cocina, para darse cuenta de que su amigo canino ya no estaba

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Saltó del cómodo sofá y caminó tranquilamente hacia la cocina, para darse cuenta de que su amigo canino ya no estaba. Sus orejas se levantaron al oír la voz de Mina decir 'Chester, Harold, Bunnicula, a dormir'. Sólo se concentró en la parte donde dijo Bunnicula. Su estómago se había revuelto nuevamente ¿Acaso el conejito ya había ido por toda la casa sin crear ruido y caos? En verdad lo había sorprendido esta vez; Dio un bostezo y decidió ignorar eso, para irse a dormir de ya. Al salir de la cocina, y atravesar el pasillo, vio enfrente suyo una enorme criatura peluda, con grandes fauces amarillentas y ojos grandes como sartenes. Esa criatura repitió una y otra vez con voz ronca 'Comida, comida'. Chester, paralizado del miedo, comenzó a gritar.

—¡Bunnicula, ayúdame porfavor!

Aquélla cosa movió su mano hacia Chester, provocándole un miedo agobiante. Nuevamente repitió su llamado de auxilio, pero en esta ocasión, Bunnicula había llegado para ayudarlo. Con un gruñido feroz, el conejo vampiro saltó hacia la criatura peluda, colocándole un talismán en su cuello, así lo paralizaría. Era el mismo talismán que había utilizado para paralizar a objetos sobrenaturales anteriormente. La criatura se quedó quieta, en su lugar, sin mover ni un solo músculo. Bunnicula reposó sobre la cabeza de la bestia, suspirando y pasándose una pata por su frente, como se si secara el sudor, aunque si se podía ver que había transpirado un poco, y Chester no sabía el por qué, aunque no le importaba mucho. El felino suspiró aliviado, casi había sido devorado por un enorme monstruo gigante, pero eso había sido evitado gracias a Bunnicula. Quedaba sólo un problema, él estaba atorado en el puño de la bestia.

Los sentimientos de Chester |Bunnicula|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora