VII.

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Holis. Ya sé que he estado mucho tiempo sin subir y eso... pero he estado muy liada este verano y ahora que ha empezado el curso, más aún. Lo siento. Aquí os dejo uno, corto, pero buenp, algo es algo. Deciros que intentaré subir más a menudo y eso, pero que la cosa está difícil. Os agradezco realmente todo vuestro apoyo, el decirme, ya sea por aquí o Twitter, que siga subiendo o que os está gustando la novela, eso me motiva a seguir escribiendo muchos más capítulos y me reconforta mucho. Gracias a todos por estas 700 lecturas que son ya. Espero que la novela vaya creciendo, en todos los sentidos, y que sigáis leyendo. No os defraudaré con esto. Att: Alba.

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Mis ojos se abrieron tras escuchar el jodido y molesto sonido del despertador. Saqué el brazo de entre las sabanas y, con los ojos aún entrecerrados, mis pestañas revoloteando por mi pequeño y aniñado rostro, lo moví por el aire y sin darme cuenta, lo tiré de un manotazo. El estruendo me hizo levantarme del colchón de un salto. Me agaché para recogerlo y lo volví a poner en la mesita de noche, de madera cobre. "Definitivamente, por las mañanas, yo no soy yo" pensé. Me percaté de que tenía a mis dos mejores amigas durmiendo como monas y no me había dado cuenta porque estaba demasiado ocupada luchando contra mí misma para levantarme de la cama. Esas no se despertaban ni aunque les pasara un camión a un metro por delante. "Ya las despertaré más tarde" "Están mejor así" las palabras daban vueltas en mi cabeza. Me encerré en el baño, poniendo el pestillo. El espejo me estaba avisando que o arreglaba mi aspecto mañanero o que mis amigas harían como si no me conocieran en la calle. Me metí en la ducha. El agua caliente relajaba mis músculos tensados por los sucesos anteriores y el jabón resbalaba por mi cuerpo. A los 10 minutos salí de allí, el vapor se espandía por toda la habitación mientras yo me enrollaba en una toalla y me secaba de abajo hasta arriba. Rebusqué en mi mochila, entonces encontré la ropa que había guardado ahí la noche de antes. Me puse mis calcetas de Phineas & Ferb, infantiles pero divertidas, arrastré unos tejanos apretados por mis muslos, una camisetita de interior negra y una sudadera beige en la que se podía leer "Love is stronger than the pressure to be perfect" la frase que definía mi vida. Me calcé unas Dr. Martens negras de charol y por último, un abrigo verde oscuro por si hacía frío fuera. Recogí mi pelo en una cola y, arrastré mis piernas por las escaleras, llegué a la cocina y allí me encontré con la madre de Nicole y con su hermano, Ashton. Llevaba una sudadera Vans, unos vaqueros oscuros y unos converse rojos. Siempre había sido atractivo, él y sus ojos verdes, pero cuando vestía deportivo su belleza aumentaba, y la pubertad le había sentado bastante bien. 

-Buenos días a tí también -Se dirigió a mí al ver que no saludaba.

-Ah, lo siento, buenos días. Es que estoy un poco atontada porque no hemos dormido muy bien y eso... bueno, siendo realistas, no he dormido, en singular. Ellas han dormido, por supuesto que lo han hecho. Y ellas dormían, y yo despierta, y ellas roncaban, y yo harta, y ellas... 

-Cálmate un poco. Ya te hemos hecho el desayuno, Grace. ¿Tienes hambre, verdad? ¿Las has despertado? -preguntó la madre de Nicole, la señora Harrison.

-No, no las he despertado. Creía que era mejor que ellas durmieran hasta que yo estuviera organizada, es temprano y aún tienen tiempo de hacerlo todo -alcancé un trozo de pan con mantequilla y mermelada por encima. Le dí un pequeño mordisco mientras bebía algo de café. No veía hace mucho a Ashton. Bien, sí lo veía, pero no hablaba con él gran cosa. No como antes. Después de que Harry se fuera, él y los demás hicieron su grupo de amigos y, las chicas, quedemos un poco excluidas. Cambió mucho, yo diría que demasiado. Tanto físicamente como personalmente. Y siendo sinceros, no precisamente para bien. Echaba mucho de menos tener conversaciones largas con él hasta la madrugada, contarnos todos nuestros problemas, y también pasarlo bien juntos. Me encantaría que algún día recordara esos momentos y se diera cuenta de lo bueno que sería que se volvieran a repetir. ¿Estaría invitado a la fiesta de Harry? 

-Bueno, voy a empezar a recoger todo esto. -Nos comentó Caitlin, la madre de Nicole. Me levanté y Ashton detrás mía. Cuando ya había salido de la cocina y estaba dispuesta a ir a despertar a mis amigas, alguien me agarró del brazo. Me dí la vuelta, sabía que sería él.

-Aún es pronto para que las despiertes, sabiendo como son, las vas a enfadar. ¿Vamos un rato al salón? Así podemos hablar un rato, no sé, sobre todo, algo- me propuso. Sabía que estaba nervioso y no encontraba la razón, ya que, nos habíamos contado todo, pero los años nos han ido distanciando poco a poco... y los dos sabíamos el por qué. Llegamos a la gran habitación, con una decoración bastante retro y antigua, pero bonita y conservadora. Me senté en el gran sillón que estaba enfrente de la televisión y él la encendió. El silencio invadía la sala donde los dos nos encontrábamos. Decidió romper el silencio.

-Me he enterado de que Harry... él ha vuelto -me dijo.

-Sí... ahora él está en boca de todo el mundo, mañana es la fiesta, su fiesta de bienvenida... o algo así -intenté explicar, pero no sabía como. Estaba bastante nerviosa. 

-¿Qué fies...? -y de pronto un ruido que provenía de algo así como sus pantalones no le dejó terminar la "frase". Cogió su móvil, arrastró los dedos por la gran pantalla y leyó con atención lo que suponía que era un mensaje. Levantó el rostro, oscuro, apagado. -La fiesta de mañana. "Estáis todos invitados", dice. ¿Tu también vas a ir? -me formuló la pregunta. 

-Bueno, en principio yo no tenía intenciones de ir, pero como las chicas iban a ir, me obligaron a acompañarlas, es decir, voy a ir con ellas - le contesté y frunció el ceño - pero realmente no estaré mucho tiempo en esa fiesta contemplando a los amigos de Harry intoxicados, parejas teniendo sexo en mitad del salón y el desagradable olor a porro extendiéndose por toda la casa. Sus padres no están y, ya sabes cómo es él, además, tenemos los finales el lunes, hay que estudiar y no quiero estar castigada toda la semana por llegar tarde -intenté arreglarlo con eso, ya que no parecía muy contento por el simple hecho de que yo iba a acudir a aquella fiesta - y creo que tú también deberías ir. Estáis todos invitados, Michael, Alex, James, deberían acompañarte. Lo pasaréis bien y recordaréis viejos tiempos, o al menos eso espero - sonreí y él me correspondió - es una noche. 

-Bueno, creo que llevas razón, les pediré su opinión sobre esto y... ya veremos - evitó el asunto - Grace, tú le sigues queriendo como el primer día. Y sé que no me equivoco. ¿Verdad? -cambió el tema repentinamente y me quedé a cuadros, literalmente. Resultaba irónico seguir queriendo a Harry después de todos los acontecimientos que habíamos vivido, pero así era. 

-¿Tanto se nota? -reí ligeramente- No. No le sigo queriendo como el primer día. Es sólo... no sé. Sufrí mucho cuando se marchó y no pensaba que él volvería. Me siento confusa e indecisa cuando estoy a su lado -rodé mis ojos a otro lado- bueno, las pocas veces que hemos llegado a vernos los rostros. No tengo las emociones ni los sentimientos que tenía por Harry hace un par de años, obviamente, pero donde hubo fuego, cenizas quedan... o eso dicen... -las palabras se me atropeyaban y eran incapaces de salir de mi garganta. 

-Simplemente sigue a tu corazón. Ese siempre dice la verdad -los labios de ese chico dibujaron una sonrisa y se levantó del sofá, apagándo la televisión, la luz que nos iluminada, dejándome allí sola, perdida en mis pensamientos, recuerdos... llena de dudas y preguntas que sólo yo misma y el tiempo podrían responder. 

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Who Keeps My Heart?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora