Capítulo 5
El celular sonó sobresaltado a Dylan y más aún a Mía. Lo tenía guardado en el bolsillo de su short, mientras Dylan alumbraba el camino con la linterna avejentada que les había entregado Juampa.
– ¿No vas a atender?
– ¿Es mi celular?
– Si vos no sabes, ¿de quién va a ser? Es obvio que es tuyo, lamentablemente no hay nadie más.
– Bueno, tampoco tan agresivo.
Mía sacó el celular de donde lo tenía guardado, seguía dudando en si debía contestar al llamado o no.– Es papá– afirmó la dueña del teléfono .
– Pero atendé, no veo la hora de salir de acá.
– ¿Hola?- dijo la chica, una vez que atendió- sí todo bien. No, no sé dónde está mamá... ¿ahora te preocupas por mí?- después de escuchar la respuesta de su padre, agregó:
– Claro, cuando tiene que ver con la plata, siempre lo mismo... ¿Y qué te importa dónde estoy? Seguro querés que desaparezca para que no tengas que hacer tantos papeles para el divorcio... Si, estoy en lo de una amiga. No te incumbe quién... ¡Uy! Si tanto insistís, estoy en lo de Paula... Llámala si queres hablar con mi mamá.- Mía ya estaba completamente alterada, pero sentía una presión en el pecho, mientras se le formaba un nudo en la garganta, a punto de llorar.- Chau papá. Gracias por preocuparte tanto.Mía presionaba el teléfono entre sus manos con fuerza. Dylan por fin comprendía la excusa que ponía ella para atender. Había escuchado todo, y no iba a hablar hasta que ella lo hiciese primero. El silencio, se convertía en algo incómodo, hasta que ella se decidió por decir:
– Perdón si no le dije nada de la escuela y lo que nos pasó, pasa que a él no le importo...
– Creeme que entiendo más de lo que pensas.
Mía forzó una sonrisa, para no llorar.
– No, te juro que mi familia es... Es un infierno. Siquiera se si se la puede llamar familia. No se lo que es en verdad. Ya que acá hay señal, ¿querés llamar a tus papás para avisarle que no vas a volver?
– No están en el país. Y además piensan que estoy en lo de mi novia. Por eso te digo que te entiendo. Me pasa lo mismo, todos los días. Vos al menos los ves en la semana. Yo hace un mes que no los veo.
– ¿Por qué?– la palabra 'novia' no había sido agradable para Mía. Casi que se atragantaba cuando lo escuchó.
– Trabajo. Siempre es lo mismo. Viajan a todas partes y se creen que la Play 4 lo soluciona todo.Sin mirar, se sentaron en el piso. La linterna titiló, se estaba quedando sin batería.
La situación era rara. Pero tranquilizante. Mía podía expresarse sin vergüenza, podía hablar de su desastre de familia, podía ser ella misma.
'¿Cómo es que puedo hablar de todo esto con él? Hasta hace unas horas era re insoportable y ahora me entiende más que nadie...'
A pesar de la poca iluminación, Dylan le brindó a su compañera una sonrisa reconfortante.
'De verdad que no puedo creerlo. Parece tan perfecta, y lo es, pero tiene sentido. Para tapar todo lo rota que la tiene así. Por eso. No tiene la culpa de vivir lo que vive. Nadie la tiene. Pero lo afronta. Me gusta que sepa afrontarlo tan sola. Me gustaría ser como ella'. '¿Dylan, que estás pensando? Tenes que salir de acá, es un asco el piso de la escuela y la campera española se mancha'.– A veces me gustaría despertarme y que todo termine. Que mis papás se separen, y que dejen de ponerme en el medio.
– A mí me gustaría que me presten atención.
– ¿Por eso sos así?
– ¿Así como?
– Que no haces nada, te haces retar para que citen a tus papás a las reuniones.
Dylan dejó escapar una risa.
– Igual, nunca vinieron. Mira que lo intenté. Una vez le pegue un chicle en el pelo a Geraldine...
Esto último le causó, a Mía, una gran carcajada.
– ¡Dylan! Pobre.
– Igual, se lo merecía. En mi defensa, en ese momento, todavía no éramos novios.
– Ay, no- dijo mirando la pantalla desbloqueada de su celular.
– ¿Qué pasó?
– Son ni más ni menos, que las 20:46.
– Vayamos rápido, deben estar preocupados.
– Pero no buscamos lo que había que buscar.
– Pero no podemos prender las luces ahora. ¡Van a ver la escuela iluminada de noche! Y no sé qué va a pasar con nosotros.
– Tenes razón, vamos con los chicos, deben de estar preocupados.
– Bueno, dale.
Ninguno quería volver, raramente, la estaban pasando bien el uno con el otro.
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La Clave de La Amistad: Tiempo #nikéawards
Teen Fiction¿Qué pasaría si se tienen solo dos horas para terminar un trabajo en la escuela? Peor. Dos horas y con cinco personas insoportables. Y si de un momento a otro, ¡No se puede salir! Y esas dos horas se convierten en interminables horas, y esas persona...