dos。

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¡ʙɪᴇɴᴠᴇɴɪᴅ@, ʜᴊᴀʟᴛᴇɴꜱᴀᴛᴛ!

La página terminó en completar la carga y para entonces te dolían las mejillas de tanto sonreír. No podías evitarlo, aquello siempre te había parecido importante.

Hoy era el tercer domingo del mes.

¡Era un evento trepidante cuanto menos! Algo que se perdía en la línea del horizonte entre lo que estaba bien y lo que estaba mal. Una actividad emocionante, una buena nueva. Como el náufrago que ve recibida su carta en una botella.

Pensaste en tu hermano. Pensaste en qué estaría haciendo, qué te enviaría esta vez. Si quizás sería un paquete y tendrías que volver a montar guardia frente al buzón, para interceptar el correo antes que tu padre. Sería increíble. Al fin y al cabo, la caja del armario ya estaba a rebosar de fotos y trozos de periódico.

Sin embargo, cuando la bandeja de entrada terminó de cargar esta te sorprendió con el emoticón de un sobre vacío y el mensaje de:

¡ᴏᴏᴘꜱ! ɴᴏ ʜᴀʏ ɴᴀᴅᴀ ᴀQᴜÍ

No puede ser, murmuraste, con la boca medio abierta. No puede ser, no puede ser.

Refescaste la página.

¡ᴏᴏᴘꜱ! ɴᴏ ʜᴀʏ ɴᴀᴅᴀ ᴀQᴜÍ

Otra vez.

¡ᴏᴏᴘꜱ! ɴᴏ ʜᴀʏ ɴᴀᴅᴀ ᴀQᴜÍ

Y otra.

¡ᴏᴏᴘꜱ! ɴᴏ ʜᴀʏ ɴᴀᴅᴀ ᴀQᴜÍ

El reloj del ordenador marcaba las ocho y media.

No, no, no.

¿Cómo era eso posible?

La conexión iba bien, no había ningún problema aparente desde tu lado.

Siempre era a esa hora. Es más, se suponía que hacía media hora ya lo había tenido que haber mandado. ¿Por qué no había nada?

Un temor se instaló en tu mente.

¿Le habría pasado algo?

Varios pasos en los escalones de la escalera causaron un bajón de adrenalina y, sin ser consciente del todo, cerraste la página sin dudarlo y saltaste de la silla. La tarjeta cayó por debajo de la mesa.

Tu madre ingresó a tu habitación poco después.

—¿Aún estás así? —Preguntó, mirándote incrédula desde el umbral del cuarto—. ¡Y sin cambiarte!

Caminaste hacia el armario, abriéndolo del todo. El subidón te había causado estar a todo y a nada a la vez y te encontraste soltando como un papagayo la misma mentira que habías usado con tu padre.

—¡Tenía que enviar una cosa de deberes! ¡Me iba a ir a la cama ahora mismo, me encuentro fatal!

El ceño de la mujer se frunció.

—Y bueno —cuestionó impaciente—, ¿ya lo has enviado?

—¡Sí!

Unos Y Ceros 🌙BEN Drowned Donde viven las historias. Descúbrelo ahora