Compendio de Pararadigmas.

Niño.

Soñé con ser el mismo, pero no lo soy. La inocencia se fue y lo que quedó no era yo. No temo de nada viejo poeta. No temo de nada que no se entienda. No temo por el amor ni por el alma descubierta. Ni tampoco temo porque mi madre no me quiera.

Sé que a malas no escribo de forma correcta. Que a buenas me pierde esta cadena. Que no entiendo si mañana u hoy ya merecen la pena. Yo mañana renazco, así que esta será una noche buena.

Calmado escribo el verso que me introduzca. Uno que preludie el fracaso de esta farsa. Soy una imborrable mala conducta, destapada cuando nada sirve para ocultar este "¡Vaya!"

Tapado entre las murallas de mi templo, recuerdo el nacer de las heridas y el lugar de donde vengo. Recuerdo que no encuentro camino para este ardor que traigo dentro. Como el hombre que se fue para dejar aquí a este niño pequeño.

Como el recuerdo que aún te guardo,

la ropa que conservo en mi armario

y el dulce olor de tenerte a mi lado.

Como la herida que se cerró hace tanto

y hoy a sangrado.