Al.

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Calma y alma, madre; que no me entiende. No tengo cama, nada me entretiene. Vago en andenes, lleno el nueve y sus tres cuartos. No conozco quién me conviene, yo mismo estoy rodeado de vagos. Quizás no valgo o no me exprese, pero tal vez si me acabo no cese. Vivo al límite sin entender que es esta culpa lo que me pese. Hay un yo en mí que no me convence.

La vida es una, una sola. Y yo aquí, hablando para mi boca. La vida es una, una sola. Y yo sin saber qué llanto es el que me provoca. La vida es una, una sola. Pero este amargo amanecer me consuela con su oda. La vida es una, una sola. Mi alma un regalo, y un escudo de Roca. La vida es una, una sola. Cuando me vaya entenderéis quién sobra.

Que la calma y la tempestad esconden verdades ignotas. Que mi fuego y el aparecer del trueno son mentiras a quemarropa. Que la belleza de un cuadro, como las notas, son las pinceladas quien las provocan.

Me voy sin irme para no encontrarme,

el camino es firme pero no tardaré en caerme.

Los matices son carne para el que entiende.

Yo me veo impasible al verlos todos iguales.

Compendio de Pararadigmas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora