1. Entrega a domicilio

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Cho Kyuhyun terminó por hacer lo que se suponía era un trabajo en grupo: crear una canción, pero que él acabó por hacerlo solo, todo porque...

—¡Maldita hija de perra! — gritó furioso tirando una buena cantidad de hojas de papel al piso de parqué.

Recostó sus codos en la mesa y suspirando devastado pasó sus manos por sus cabellos castaños.

¿Cuántos tiempo había pasado?

Ah sí, una semana, una larga semana desde que había descubierto que su "amada" le fue infiel con un bailarín de su propia agencia.

—Perra... — dijo a la nada. Ya se había deshecho de todo, las fotos de pareja, los accesorios de pareja, todo lo que con ella alguna vez había compartido.

Pero el horrendo dolor no se iría solo por eso. Dolía, cuánto dolía, le habían visto la cara de imbécil, eso le jodía.

Su teléfono sonó, aprovechó para ver la hora; 21:15 , descolgó y atendió la llamada.

—Sí, ya la terminé — respondió a la voz quejumbrosa—, sí. No, no iré... Ya lo sé... ¡Sí, carajo, lo sé! Soy el gran Cho KyuHyun, lo sé, iré. ¡Ahora ya no jodas!

Era lo último que le faltaba, que su mánager le llamara para asistir al evento más importante del año.
Él no quería ir.

¿Qué no podían entenderlo?

Sabía que ganaría a lo menos 2 premios, uno claro estaba "El mejor solista del año".

Pero si iba, también encontraría a la desagradable mujer con cara de ángel  y eso era lo que menos quería.
Había dicho que iría pero no lo iba a hacer; 15 minutos más y se iniciaba la apertura.
Llamó al delivery de la pizzería más cercana, comer, con eso podía despejarse un poco, claro si iba acompañada de varios litros de alcohol. Luego del pedido, tiró los cables del teléfono, nadie iba a joderle esa noche.


El castaño salió de aquella casa alquilada rumbo a la licorería que estaba cruzando la avenida, regresó con hartas bolsas en ambas manos, había decidido embriagarse hasta ya ni recordar su nombre.

•~•~•~•~•


Lee Sungmin peinó su cabello negro para ponerse la gorra de trabajo, esa donde el logo "Pizzas Hot" estaba bordada, suspiró profundo mirando la TV plasma de aquel gran recinto donde la gente comía feliz, las familias compartían la gran pizza tan amenamente, y las parejitas se daban de comer en la boca. Volvió a suspirar pesado, cuánto ansiaba poder estar en aquellas situaciones; pero no, no podía, él debía...

—¡Lee Sung Min! — los gritos de una mujer tambalearon en sus tímpanos, supo que se estaba demorando y la resondra de la señora se aproximaba — ¿Qué diablos haces aquí? ¡Hace 5 minutos que te he mandado a llevar ese pedido! ¡Mueve tu trasero! ¡Si se enfría o llegas tarde, será mejor que no vuelvas!

El nombrado bufó para sí.

Claro que no vieja ridícula, ésta es mi última entrega, marco tarjeta y se acabó mi trabajo del día.

—En-en seguida voy — debía darse al tonto, no importaba cuán bocazas fuera, o cuanta imaginación, él y debía quedarse callado frente a resondras como esas.

Body talk🎶 KyuMin - FinalizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora