Sentado a la mesa de su lugar de trabajo esperaba los gritos de la Sra. Maison, gritos que nunca aparecieron.
Sólo unos «Oh bonito Min ¿Por qué vienes tan temprano? ¿Se te ofrece algo? Hoy puedes tomarte un descanso si quieres»
La mujer había enloquecido completamente.
Sungmin había ido temprano a explicar todo, ponerse de rodillas si fuese necesario, pues no quería ser despedido del trabajo, pero pasó todo lo contrario. El supervisor, el administrador, el coordinador, absolutamente todos lo trataban tan bien, tan bien que a Sungmin comenzaba a incomodarle. No hizo mucho caso y se ofreció a ayudar a atender pedidos. La gente que deseaba almorzar pizza se acercaba.
Junto con su amigo Henry, escribían las órdenes. Todo había vuelto a la normalidad, absolutamente todo, su ropa de trabajo (nuevo, claro estaba que ni siquiera le habían descontado).
Al pasar la vista al TV plasma y para su "buena" suerte ver al castaño en un comercial de colonia para hombres, todo eso le hacía entender que había vuelto a la realidad.
—Sung-Sungmin te llaman — Henry susurró nervioso.
Al voltear a verlo, sus párpados se abrieron.
«Mierda»
— ¿Puede atenderme, señor Lee Sung Min? — exactamente, ese sujeto se encontraba ahí, aquel que creyó no volver a ver nunca.
Sentado a la mesa con los codos sobre ella, tranquilo, así estaba.
Sungmin miró a los lados. Habían no muchas personas, misteriosamente o no se habían dado cuenta del castaño o no lo conocían.
—Hen ocúpate de él yo iré a...—.
—No — interrumpió Kyuhyun —. Quiero que usted me atienda—.
La señora Maison llamó a Henry, Sungmin podía ver como la mujer le miraba pícaramente.
«Por la putamadre»Respiró tranquilo, y se acercó a la mesa.
—¿Y? ¿Va a ofrecerme algo en especial? —Kyuhyun estaba disfrutando del momento, sus codos estaban sobre la mesa y sus manos entrelazadas.
—¿Qué haces aquí? —por otro lado, el pelinegro no podía procesar nada de lo que estuviera ocurriendo.
—Esa no es buena manera de tratar a los clientes, señor Sungmin — el castaño le dedicó una juguetona sonrisa, en respuesta, el otro frunció el ceño.
—¡Ya! ¡Hablo en serio! — Sungmin alzó la voz.
«Mierda»
—Disculpen, ¿Todo anda bien? — La señora Maison se había acercado con la mirada cargada de advertencia hacia Sungmin.
Kyuhyun notó aquello.
—Todo bien — comentó duramente mirando a la mujer de la misma manera.
Quedando ya solos, Sungmin respiró profundo, no quería meterse en problemas, así que mostró una de sus mejores sonrisas, falsas obviamente.
—En la carta está todo lo que usted pueda pedir, señor. Cuando se decida, por favor, llámeme. Ahora, si me disculpa debo atende... —.—Min... — su voz había cambiado, el nombrado se estremeció al escucharle.
—Con su per... —.
—Necesito hablar contigo—.
¿Tenían algo realmente de qué hablar?
— Estoy trabajando — respondió el pelinegro casi en susurro.—No tienes por qué atenderlos. Siéntate—.
—No puedo... —.
—Siéntate dije—.
Inmediatamente lo hizo.
«Oh maldición»
Kyuhyun no esperó, tomó la mano de Sungmin y empezó a acariciarla. Lo tenía todo claro, sabía qué hacer.
—¿Qu-Qué ha-ces?— el toque de Kyuhyun había sido sorpresivo para Sungmin, intentó soltarse, pero fue en vano.
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Body talk🎶 KyuMin - Finalizado
FanfictionSungmin trabajaba en una pizzería cómo repartidor en delivery. Se supone que solo sería una entrega a domicilio, pero nunca imaginó que esa misma noche conocería al ídolo de sus sueños.