Esta historia será contada en primera persona y desde el punto de vista de nuestra protagonista Evelyn, una linda y distraída chica que en la gran mayoría de las ocasiones se deja llevar por su maldita inseguridad. Ella se muda de ciudad con la inte...
Castiel prácticamente me arrastra hasta llegar al garaje subterráneo del edificio donde se monta en una preciosa y enorme moto negra.
Desde pequeña me han llamado la atención las motos, pero por desgracia nunca he tenido ninguna y por ello no se mucho de ellas.
- Woww... -dejo escapar asombrada-.
- ¿Que pasa?.
- ¿¡Esta moto es tuya!?, ¡es genial! -sonrío entusiasmada-.
- No...es de mi tío abuelo, ¡claro, de quién va a ser sino! -responde con aire guasón-.
- Oye, es que no sabía que tenias una moto, nunca me la has enseñado... -le digo con una morisqueta-.
- ... -Castiel hace un gesto de resignación- como es posible que pudieras llegar a estar tan borracha...
- ¿Emm?, ¿a que te refieres?.
- En Halloween...cuando te pusiste como una cuba te traje a casa montada en esta preciosidad -dijo con un tono muy vacilón y dando un par de suaves golpes a la moto-.
Un escalofrío recorre mi cuerpo al recordar esa noche...me iré a la tumba con toda esta vergüenza...cada vez que lo recuerdo...¡DIOS!, ¡QUE VERGUENZA!...como pude llegar a beber tanto, tanto que no recuerdo casi nada.
- No me lo recuerdes... -resoplo avergonzada-.
- Fue culpa tuya, además has sido tu la que has preguntado -me responde con aire de autosuficiencia - y por cierto canija, no es una moto cualquiera, se trata de una Triumph Thruxton 900cc...deberías pedir gracias por montarte en una de estas -dice con extrema arrogancia mientras que me lanzá un casco rojo-.
- Castiel...tan amable como siempre -suspiro con sarcasmo a la vez que me coloco el casco y me acomodó en la moto agarrándome a la cintura de Castiel-.
Puedo notar su definida musculatura bajo su camiseta...su zona abdominal se siente tan marcada y dura...¡NO EMPIECES A SONROJARTE!.
- ¡Emm...las manos donde pueda verlas! -me interrumpe-.
- ¡¿P-Pero que dices?! -le respondo agitada mientras noto como mi cara empieza a calentarse y quito mis manos de su cintura-.
- Vamos...no seas mentirosa, estas aprovechando para tocarme un poco -me mira con una sonrisa seductora-.
- ¡Deja de decir tonterías!, ¡¿tendré que agarrarme de alguna forma, no?! -digo intentado justificarme nerviosa-.
- Ya claro...de todas maneras tus mejillas no dicen lo mismo...me dan la razón -muestra una enorme sonrisa a la vez que acaricia con un dedo mi mejilla derecha por unos momentos-.
¡DIOS ESTA HACIENDO EXACTAMENTE LO MISMO QUE HIZO EL PRIMER DÍA QUE NOS CONOCIMOS!, ¡¿QUE PRETENDE?! , ¡QUE MI CARA ESTALLE DE VERGUENZA!.
- ¿Te crees irresistible verdad? -le pregunto con un ceja levantada y vacilona-.
- Tal vez... - sonríe egocéntrico-.
- Jojojo, soy Castiel y me creo que estoy tan macizo que nadie puede resistirse a mis encantos, aunque sea el tío más borde del mundo jojojo -digo con voz ronca intentado imitar su voz-.
- ... -Castiel me mira unos segundos- una autentica niñita, si señor -ríe vacilón a la vez que me da unos golpecitos en el casco-.
¡OTRA VEZ ESO!, ¡NIÑITA!.
- ¿Sabes que te odio? -refunfuño-.
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