Esta historia será contada en primera persona y desde el punto de vista de nuestra protagonista Evelyn, una linda y distraída chica que en la gran mayoría de las ocasiones se deja llevar por su maldita inseguridad. Ella se muda de ciudad con la inte...
Jooo, menudo día, llevó toda la mañana trabajando, he pasado la tarde estudiando, y encima perdí a piedra, papel o tijera con Beatrice y por lo tanto, me ha tocado hacer la comprar.
-Suspiro-.
¡MALDITA SEA, COMO PESAN ESTAS BOLSAS!.
Menudo viernes...
Bueno, por lo menos tengo buenas vistas, me encanta como se pone la playa al atardecer...es lo que más me gusta de esta ciudad, ¡es tan romántico!...debe de ser muy bonito verlo con una persona especial!.
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A lo lejos se puede ver a una pareja admirando la puesta de sol cogidos de la mano.
- ¡AHHHHH QUE ALGUIEN AGARRE A ESA FIERA! -una mujer grita a unos metros de mí-.
- ¡¿Q-Que pasa?! -me hablo a mí misma-.
Instantáneamente, me doy cuenta de cual es el ¨problema¨ de aquella mujer que grita como si no hubiera un mañana.
¡DIOS SANTO QUE ALGUIEN LA HAGA CALLAR!.
Saqué rápidamente de la bolsa de la compra un par de salchichas de pollo.
- Ven aquí chico -le llamo dulce, mientras le ofrezco las salchichas en mi mano derecha-.
El no tarda en acercarse meneando la cola en señal de alegría y agradecimiento, como es natural en los perros.
- Esta rico ¿a que sí? -le hablo dulce y lo acaricio en la cabeza-.
Que raro...estará perdido este pequeñín, aunque de pequeñín tiene bastante poco...es un Beauceron...¡UN BEAUCERON ENORME!...y joven.
Es precioso.
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Tras terminar de comerse las salchichas se ha tirado sobre mí y ha empezado a lamerme la cara.
- ¡PARA, NO, NO! -le ordeno entre risas-.
Esta llenándome de babas, pero no puedo parar de reír, me hace muchas cosquillas.
De repente, el perro sale corriendo y se va meneando la cola.
