Esta historia será contada en primera persona y desde el punto de vista de nuestra protagonista Evelyn, una linda y distraída chica que en la gran mayoría de las ocasiones se deja llevar por su maldita inseguridad. Ella se muda de ciudad con la inte...
Hola chicos, se que estoy haciendo muchísimos cambios, pero los intento hacer con el fin de que sea más fácil de leer y quede mejor estéticamente...soy muy perfeccionista y no puedo evitar hacer cambios cada dos por tres xD.
Os presento a la sucrette en la que esta inspirada Evelyn.
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MUCHÍSIMAS GRACIAS POR TODOS VUESTROS COMENTARIOS DE APOYO, LOS AGRADEZCO Y ME ANIMAN MUCHÍSMO, DE VERDAD =D.
Sin más dilación, espero que disfrutéis el siguiente capitulín =^.^=
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Castiel se aparto de mí casi inmediatamente y ambos no reincorporamos en pie de nuevo.
- Mierda, mierda, mierda... -susurro una y otra vez apurada-.
- ¡Quieres relajarte!, ¡es normal que piense que hay algo más si te pones así! -me dice en voz baja y con exasperación-.
- Lo se...pero no puedo evitarlo -le explico susurrante e insistente-.
Escuchamos como la puerta se habré completamente, y yo y Castiel quedamos en silencio.
Entonces, me percato de que se escucha una conversación entre dos personas.
- ¡La verdad es que la película ha estado genial! -le dice eufórica-.
- Si, sobretodo la parte en la que el protagonista...por cierto, ¿no vivías con Evelyn? -le pregunta curioso-.
He sentido un escalofrío en el momento que he escuchado mi nombre.
¡ESTA CON ARMIN!.
- Si, pero parece que no ha llegado aún...puede que este con Castiel -le responde entre risitas-.
- ¿Castiel?...ahh le conozco, es el que forma la banda junto con Lysandro y Nathaniel ¿no es así? -le pregunta indeciso-.
- Exacto -le afirma entre risas- ella no lo quiere reconocer, pero... -le intenta explicar con aire guasón-.
Miro instintivamente a Castiel, el cual se encuentra al igual que yo escuchando atentamente.
¡SE QUE RUMBO VA A COGER ESA CONVERSACIÓN!.
¡Y ESTÁ CLARO QUE NO PUEDO PERMITIRLO, NO DELANTE DE CASTIEL!.
- ¡¿Beatrice ya estas en casa?! -pregunto exaltada interrumpiéndola y intentando sonar sorprendida, a la vez, que me dirijo a toda velocidad hacía el salón-.
¡CORRE, CORRE, MALDITA SEA!.
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