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Al otro día, entré normalmente a la preparatoria, pero, todos me miraban con rareza, como si fuese yo ahora el más popular. Fui a mi salón y ahí estaba Carlos, se acercó y con un rostro que demostraba pánico me dijo:

-Peter te está buscando.
-¿Por qué?
-Abdiel, todos saben ya lo que pasó la tarde de ayer con Analía.
Me mantuve nervioso todo el día de clases, trataba de esconderme en los cambios de hora. Pero llegó la hora de salida, tenía un pánico terrible, y como era de esperarse, Peter y sus amigos me esperaban fuera del salón para la gran golpiza, no supe donde se fue Carlos, pero desapareció y así hubiese estado presente no podía hacer nada frente a los fortachones de la preparatoria. Al verlos empecé a temblar, sabía lo que me esperaba. Vi cómo se acercaron hacia mí con un rostro desafiante y enfurecido:

-Ten claro que con mi chica nadie se mete-dijo Peter exaltado.

No pude observar nada, solo sentí varios golpes en mi cara y abdomen. Al caer al piso recibí varias patadas, por suerte, no fueron graves ya que alcancé a taparme con mis brazos, de pronto escuché una voz:

-Déjalo, eres un idiota

Era Analía, había llegado y lo detuvo a que siga golpeándome. Huyó en seguida porque si se quedaba ahí lo agarraría el director y lo llevaría a su despacho.

-¿Estás bien?-Dijo Analía.

Me puse de pie y al levantar mi cabeza pude ver su hermoso rostro, ya no sentía dolor, todo lo había curado ella solo con su presencia.

-Vamos a mi casa-me dijo

Me opuse al instante diciendo que estaba bien, no quería recibir otra golpiza si se llagaba a enterar Peter que había ido de nuevo con Analía a su casa y mucho peor, haber entrado a ella, pero ella insistió, no podía reusarme a ella, basta que insista para ya no importarme recibir otra golpiza de Peter.
Llegamos a su casa, no poseía riquezas, un viejo televisor y un sofá el cual se veía muy desgastado por los años eran lo único que adornaba la sala de la casa junto con unas viejas pinturas que colgaban de la pared, me invitó a tomar asiento.

-Espérame, ya regreso-dijo ella.

Al instante regresó con un poco de alcohol y algodón. Mientras presionaba levemente el algodón empapado en alcohol, yo estaba encantado con lo que hacía, nunca nadie había hecho algo así por mí, nunca lo esperé, no me imaginé nunca que la chica la cual me encantaba con su sonrisa y la más popular de la preparatoria estaría haciendo esto por mí. No me importaba lo que hacía, yo me sentía bien estando a su lado.

-Es un estúpido-Dijo- Es celoso, lo sé, pero nunca imaginé que llegaría a esto ¿Te sientes mejor?-Terminando de colocar un pequeño parche en mi ceja ya que el pequeño sangrado no cesaba.

¿Cómo decirle que no? Si estoy bien desde el instante que llegó a salvarme de la paliza de Peter, pero no podía decirle eso.

-Sí, te lo agradezco mucho, no esperé que llegaras, esperaba que Carlos esté ahí por lo menos haciendo presencia, pero de un momento a otro se esfumó.
-Sonrió- No tienes por qué agradecerme, solo te ayudo en lo que puedo. Ahora debes irte, ya mismo llegará mi madre y le disgusta que invite amigos a casa sin antes avisarle.

Tomé mi mochila que había dejado asentada a mi lado y me puse de pie.

-Es mi turno de agradecerte ahora-Sonreí.
-Descuida-dijo mientras respondía mi sonrisa de igual manera

Me acompañó hasta la puerta de su casa y yo avancé hasta mi coche, levanté mi mano en señal de despedida y ella hizo lo mismo, me observó hasta que me perdí de su vista.
No pude dejar de pensar en ella durante todo el día ¿Por qué hizo lo que hizo? ¿Por qué curó mis golpes? ¿Por qué me salvó de seguir siendo golpeado? La verdad, no me interesaba tanto, lo que más me importaba es que estuve con ella, ella estuvo conmigo, curó mis heridas, no me importó el resto, no me importó lo que pasara en el mundo exterior, estaba en mi mundo, junto a ella.
Pasé todo el día pensando en ella, calló la noche ¿Qué me pasa? Aún no dejo de pensar en su hermosa sonrisa, no puedo olvidar sus ojos, los tengo en mi mente y no los puedo sacar, no me puedo olvidar de ella ni un instante. Pasé también la noche pensando en ella, no supe el momento en el que me quedé dormido, no me importa quedar con sueño al despertarme al siguiente día, lo que pasó con ella ese día, fue maravilloso. Es una lástima que no la podré ver el fin de semana, debo esperar el inicio de semana para poderla ver y talvez poder conversar con ella un instante.
Pasé intranquilo todo el fin de semana, me desesperaba y deseaba con ansias el primer día de clases de la semana para poder volver a ver su delicado rostro. Aunque recibí algunas llamadas de Carlos y textos invitándome a salir, no me importaba nada, no quería nada más que volver a estar con ella.

True LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora