CAPITULO 4

79 9 31
                                    

Es imposible esconder la sonrisa que invade mi cara ¡Este debe ser el bombazo del año! Mi cuerpo desobedece de una forma traicionera mientras que Zezlin rueda los ojos hacia la escuadra chequeando con detenimiento a cada estudiante.

Okey. Okey. Ximena deja de ser tan obvia.

―¡Atención! ―exclama la maestra, suspiro con pesadez mientras veo que se nos unen tres alumnos más―. ¡Cinco vueltas al campus en la cuenta de ya!

Oh madre.

―¿Cinco vueltas? ¡¿Por qué tantas?!

―A petición de Guerrero serán seis ―mis compañeros me reprochan con la mirada, menos Zezlin... sinceramente, se lo agradezco.

―Bien hecho ―masculla una compañera del salón. Ruedo los ojos.

―¡Pues te la calas!

―Posición ―ordena empleando un tonito de música la anoréxica de mi profesora―. ¡Ahora!

Escuchar ese «ahora» es como que me digan que corra porque el diablo ya viene por mí. Corro a una velocidad considerable mientras estoy a la vista de la desnutrida, la lengua me pasa una corriente por hablar con mi compañero, sin embargo, opto por dejar que sea Zezlin el que de la iniciativa.

―¡No te me cargues! Sifrinita del demonio ―chisto ante los comentarios que escucho―. Si no querías correr hubieras levantado tu codiciado trasero de las piernas de tu novio y hubieras llegado rápido para que no pases por este mal rato. Carajita.

―Eres una grosera ―chilla por la mueca amenazante de darle un golpe. Se va, corre más rápido que alma que lleva el cuco.

―Tranquila Guerrero no pasa nada ―manifiesta uno de mis compañeros dándome un beso en la cabeza, sobrepasando mi rapidez.

Zezlin incrementa su paso dejando a una Ximena a varios metros atrás. Bufo con necesidad de gritar pero no lo hago porque el rector pasea en su segway, deteniéndose en frente de mí.

―Muy buenas días ―me cuesta ser un poco amable. Recibo su saludo simple y seco igual que el mío, no era de esperarse más.

Comienzo a transpirar demasiado pronto, veo a lo lejos mis compañeros adelantados, tomo un pequeño descanso en la pared de los cursos menores mientras que me cuestiono por qué me está costando tanto cumplir con mi castigo. Respiro con la boca de lo agitada que me encuentro. Miro mi reloj dándome cuenta que tengo tres minutos de retraso y mis compañeros en este momento deben estar marcando la primera vuelta.

¡Madre!

Mientras muevo mis piernas al paso tortuga se me viene a la mente la última vez que corrí como una desenfrenada, desde ese día me prometí no llegar ni un minuto tarde para no volver con esta pesadilla, no obstante, esa promesa duró hasta hoy, que solo han pasado tres semanas.

Y llego a la conclusión que es mejor no prometer, porque las promesas solo son palabras... palabras al viento. Que nuestros actos serian la forma de obrar en promesas.

Por fin... Al fin marqué la primera vuelta y estoy empeñada en conseguir la segunda sin descanso alguno, lo hago, la tercera vuelta se me complica... cruzo los baño de los hombres por atrás para poder tener una ventaja adicional.

Respiro... Respiro mientras tengo mis manos posadas en mis rodillas.

―Necesitas físico.

Me vuelvo hacia donde proviene esa voz. Quiero seguir corriendo, sin embargo, los embusteros pies quieren continuar descansando o solo eso sería una excusa para frentear a Zezlin.

EquisYe y Zezlin©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora