32. La elección

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»CYCLO«

—Sois unos cabrones, tío —les dije y rieron.

—Toma, otro punto —dijo Kronno y se descojonó.

—No vale si jugamos dos contra uno. Tenéis ventaja.

—Pero somos muy mancos.

—Pues para ser mancos, vais ganando.

—Si te rindes ya, dínoslo y dejamos de jugar, ¿vale? —bromeó Zarcort.

Me levanté del suelo, apagué la Play Station y recogí los mandos. Jugábamos a Rocket League, se me daba bien, pero si Kronno y Zarcort estaban en un mismo equipo era normal que perdiera.

Me fui a mi habitación para cambiarme de ropa y mis amigos me siguieron.

—Oye, tío. ¿Y esas marcas en la espalda? —preguntó Kronno.

—Eh... Ah. Fue Ana. Ya sabéis... —reímos con complicidad.

—¿Pero no estaba en Madrid? —preguntó curioso Zarcort.

—Eh... Sí. Pero de la última vez.

—Pero se fue hace una semana —insistió.

—Bueno... —dije poniéndome otra camiseta.

—¿Y esto? —Kronno cogió algo de la mesita de noche y lo dejó sobre la cama para que pudiera ver qué era.

—Eh... —comencé a ponerme nervioso.

Era el carné de identidad de ______. Mierda, mierda, mierda, mierda... Como les dijera que anoche se quedó en casa, me mataban. Y sobre todo con toda esta polémica que ha habido últimamente.

—Ayer quedamos ______ y yo para dar un paseo y después jugamos al Call Of Duty.

—¿Y por qué está su carné aquí? —volvió a preguntar.

—Se lo ha olvidado —tragué saliva.

Kronno estaba perdiendo la paciencia. Él ya lo sabía. Me observaba con odio. Si las miradas matasen, yo ya estaría bajo tierra. Por el contrario, Zarcort estaba ahí plantado con los brazos cruzados, pero su mirada era de pocos amigos.

—Tú te has follado a ______, ¿no?

—¿Qué? Tío. Yo...

—Cyclo, dime la puta verdad —hizo una pausa—. Te has la has follado, ¿no? ¡Te la has follado!

Se dirigió hacia mí y me empujó hacia la pared. Me asestó varios puñetazos en la cara, dejándome algo mareado. Me cogió del cuello de la camiseta con odio y volvió a empotrarme contra la pared.

—Hey, Kronno. Creo... C-Creo que te estás pasando —decía Zarcort algo tímido, pero éste no escuchaba.

—Yo tengo tanto derecho como tú a follármela. E incluso más —dije y a cambio recibí un fuerte impacto en la cara.

—Eres un gilipollas.

Kronno me asestó un último puñetazo en el estómago, dejándome débil y sin poder defenderme. Caí al suelo y, cuando pensé que la pelea acabaría, Kronno prosiguió pateándome en el costado.

—Kronno, para —dijo cortante Zarcort y le agarró del brazo para detenerle.

Acto seguido, se fueron. Yo apenas podía moverme. No sentía mi cuerpo, lo tenía dormido a causa de tantos golpes.

© La chica de los RapPlays ↪Kronno & ZarcortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora