IV - Adverso

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"Cuida tus palabras, puedes llamar la atención de la persona equivocada" - Uberto Alberti

En medio de la Sala Blanca. Un cuarto especial que renderiza el Animus antes de cargar el resto de la proyección. Hugo le preguntaba a la extraña voz fantasmal: -¿Quién eres? -Valiéndose únicamente de la voz de su mente. De pronto, un místico ser apareció. Era una mujer, sin duda. Parecía humana, pero su aspecto se asemejaba al de las diosas de los mitos antiguos.

Ahora me conocen como "La que espera". Pero eso está por cambiar pronto. Sé que tienes muchas preguntas, pero el tiempo que tenemos es poco. No tengas miedo. Despertarás en breve, cuando termine de mostrarte lo que debes ver y enseñarte lo que debes aprender...

Inmediatamente después. La mujer desapareció, y Hugo volvió a verse a sí mismo como Adler. En esta ocasión estaba diezmando a los soldados alemanes en el Reichstag por medio del sigilo y aplicando distintas técnicas de asesinato. Desde un escondite, mientras corría, saltando desde un balcón para aterrizar sobre un enemigo. Llegó hasta una ventana donde podía escuchar la conversación de los oficiales.

Los uniformados parecían preocupados, pues sus ejércitos estaban sufriendo muchas bajas. La conversación no era muy audible, pero Adler logró escuchar que Adolf Hitler se había puesto a salvo en un lugar llamado Fhürerbunker bajo la cancillería. Era justamente la pista que el Asesino necesitaba para localizar a su objetivo. El encapuchado caminaba a hurtadillas por un pasillo hacia una ventana para salir cuando se escuchó un gran estruendo.

El ejército ruso había iniciado su ataque al Reichstag mucho antes de lo que Adler tenía previsto. Parte del edificio comenzaba a derrumbarse sobre el Asesino, obligándolo a huir despavorido. Mientras corría, un disparo de cañón pasó por enfrente, provocando que algunos escombros obstruyeran su paso. Por ende, Adler tomó otra ruta de escape plagada de soldados alemanes. Por fortuna, los disparos de los cañones rusos parcialmente le abrían paso, aturdiendo a las fuerzas Nazi para que Adler los asesinara rápidamente.

Algunos cuantos de los que dejó atrás trataban de dispararle, pero al dar unos pocos disparos eran alcanzados por el fuego de la artillería del ejército rojo. Adler pudo escapar por una ventana y siguió corriendo hasta una zona aparentemente despejada. Sin embargo, cuando el Asesino creía estar a salvo el sonido de un motor le demostró que estaba equivocado.

Mientras tanto, en el mundo exterior, en el hospital. Precisamente en la habitación de Hugo. Eleonor trataba de conseguir que el Aminus volviese a proyectar lo que veía el convaleciente muchacho en su mente. Irina, por su parte, se encontraba dormida en un pequeño sofá que se encontraba junto a la cama de Hugo con los brazos abiertos encima del respaldo, una pierna cruzada sobre la otra y con la cabeza echada hacia atrás. De repente se escuchó que alguien tocaba la puerta. Eleonor estaba ocupada.

-Irina. Ve a ver quién toca... ¡IRINA!

-¿Qué!? Oh... Iré a ver... quién es...

Irina se levantó abruptamente y, aún somnolienta, abrió la puerta de la habitación. Inmediatamente, al reconocer quién era. Eleonor suspendió lo que hacía para atender a su peculiar visitante. Irina volvió a intentar dormir en el sofá.

-¡Nathalie! -Exclamó Eleonor con sorpresa, pues no esperaba que fuese ella quien tocara.

-¿Aún nada?- Le preguntó Nathalie a Eleonor con un tono frío y muy serio. Eleonor parecía algo asustada, pero eso no significaba que no le pudiese responder.

-Hacemos lo que podemos... bueno... Hago lo que puedo, pero el sistema sigue bloqueado. Es como si algo o alguien no quisiera que viéramos los recuerdos de Hugo. ¿Cree que se trate de...?

Assassin's Creed: Miraculous [Pausado hasta Nuevo Aviso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora