Capítulo seis.

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El reino de Namimori al extremo se encontraba celebrando ese maravilloso catorce de octubre el nacimiento del bebe real, porque no era de ficción como los anteriores, es por eso que todos se encontraban amontonados en aquel castillo esperando su turno para ver al hijo de los gobernantes, quienes recibían cálidamente a los habitantes de reino.

–¿¡Qué demonios hace esta gente en mi casa!?–La gentil reina miro con cariño a todos los miembros del club de boxeo... Es decir, algunos aldeanos del reino.

–Kurokawa-sama, estamos aquí porque el capitán nos contó sobre su embarazo–La chica enrojeció al escuchar aquello.

–¡No estoy embarazada! ¡Sólo estaba hinchada debido a la visita del maldito Andrés!–La gentil reina miro con cariño a su amado esposo.

–¿Quién es Andrés? ¿Es bueno en el boxeo? ¿Crees que quiera unirse a mi club?–Sasagawa miro emocionado a su esposa.

–Te ignoraré, además, ¿Qué demonios esta pasando Ryohei?–La azabache miro irritada a todas aquellas personas que entraban y salían de su casa y veían a cierto bebe allí presente.

–Esto es un sueño, tu sólo sigueles la corriente, ¡Al extremo!–Sugirió el mayor, la chica suspiro irritada antes de mirar con molestia a ciertas cosas que se acercaban al bebe.

–¡Ghyahahaha! Esa niña no es más linda que lambo-sama–Kurokawa empezó a rascarse el brazo nada más ver a esa vaca voladora.

–Estoy segura de que es un niño–Comentó aun más irritada, los ojos de Ryohei brillaron.

–¡Mi hijo practicara boxeo, al extremo!–El resto de los aldeanos gritaron acompañando la exclamación de su gobernante.

–¡Callate, cabeza de césped, Juudaime sera un matemático!–Intervino otro niño volador.

–Chicos, no pueden decidir el futuro de alguien de ese modo–El niño volador que se veía más tranquilo sonrió relajado.

Mientras los niños voladores y el supuesto padre del bebe discutían sin ningún tipo de violencia o insultos, la supuesta madre se acercó a su supuesto hijo y lo miro casi con lastima.

–Ni siquiera en sueños deja de intentar meterte en su club de boxeo que mala suerte tienes, Sawada–Murmuró la chica, los ojos miel del niño la miraron con ternura.

Antes de que el niño volador de cabello plateado pudiese hacer volar en castillo completo y que alguno de los otros personajes pudiese golpear a alguien, una niebla rodeo el lugar donde descansaba el bebe.

–Ya llego otro loco más–Ryohei sonrió divertido, sin importarle ni un poco que aquella piña estuviese tan cerca del que se supone sería el heredero de su club.

–Kufufufu~ me equivoque de lugar, pero ya que estoy aquí haré lo que me da la gana–El ilusionista miro detenidamente al recién nacido a su lado.

–¡Fuera de aquí, cabeza de piña!–Gritaron el padre del niño y el niño volador de cabello plateado.

–Ustedes no me dan órdenes, me iba a ir pacíficamente pero como ustedes me molestan voy a maldecir a Tsunayoshi–La azabache que se encontraba aun cerca del bebe miro interesada al recién llegado.

–¿Puedes hacer eso? Impresionante–El boxeador miro el interés en los ojos de su querida esposa y no le gusto ni un poco que esa mirada no fuera para él.

Muchas cosas pasaron, muchas de las cuales no le importan a nadie, como por ejemplo el hecho de que la piña le explicó a la reina sobre ilusiones y maldiciones, al parecer se había obsesionado con algo llamado kuroshitsuji y había terminado haciendo un trato con su propio demonio, al final de la explicación le explico que la maldición del castaño consistía en ser torpe siempre, exceptuando los momentos en los que gente importante para él estuviesen en peligro.

Ryohei estaba desconsolado, si su hijo era torpe entonces no podría dejarle su club de boxeo ya que no tendría las habilidades necesarias para atenderlo, casi quince años pasaron desde que eso paso.

–Hibari-san esta tardando–El rey miro deprimido a su lindo hijo.

–Seguro se encontró con el cabeza de piña–Murmuró el depresivo padre.

–No creo, Kurokawa-san esta con él y con Byakuran–Comentó inocentemente el castaño.

–Mi querida Hana no me ama–Tsuna miro aburrido a su supuesto padre.

–Esto es un sueño, en la vida real nadie ama a nadie y dudo mucho que la verdadera Kurokawa este interesada en las ilusiones de Mukuro–Sasagawa miro al castaño sorprendido.

Al final Kyōya llego tarde porque se encontró con Mukuro, al final ni Hana ni el Gesso pudieron evitar su pelea, Tsuna se fue de cabeza por un acantilado y todos vivieron felices para siempre.

–¡Sasagawa Ryohei!–El mencionado miro sorprendido al profesor frente a él.

–Que susto, ¿Pasa algo, sensei?–Murmuró el recién despertado adolescente.

–Nuestro presidente del comité disciplinario y dame-tsu... Sawada-san vinieron a buscarte–Informó el nervioso profesor al notar las miradas hostiles del azabache más temido de namimori.

El boxeador miro confundido la entrada del aula de clases y miro a su pequeño jefe y al guardián más fuerte por unos segundos antes de recordar su sueño, o pesadilla, y de que sus ojos se llenasen de lágrimas, para desconcierto de todos los estudiantes, sin perder tiempo se levantó de su asiento y corrió hacía el menor.

–Sawada~, dime que no seras un torpe bueno para nada para toda la eternidad–El mencionado miro perplejo al mayor que se aferraba a él y lloraba desconsoladamente, no sabía si sentir lastima o sentirse ofendido.

–Lo mejor sera que hablemos de esto en otro lugar–Murmuró el castaño, Hibari hizo lo que pudo para no morder hasta la muerte a su buen amigo boxeador.

Al final Tsuna tuvo que jurarle al hermano de Kyoko que dejaría de ser un bueno para nada y también el mantener a Mukuro lejos de Kurokawa, quién por cierto había tenido un sentimiento de incomodidad durante casi toda la mañana.

–Onii-chan ha estado actuando raro–La azabache miro a su mejor amiga y luego al hermano de la misma que se encontraba lloriqueando, todavía, sobre Tsuna.

–Tu hermano siempre ha sido raro–La mayor de ambas chicas sólo pudo darle la razón a Kurokawa.

Un sueño extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora